El embajador ya tiene donde dormir
Espa?a ha invertido 14 a?os y 10 millones en su residencia oficial en EE UU
Espa?a tiene al fin una residencia oficial en Estados Unidos a la altura de los tiempos y las naciones de su entorno, pero no ha sido f¨¢cil, ni barato, ni ajeno a la pol¨¦mica. El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, inaugur¨® ayer la casa con una gran recepci¨®n, tras 14 a?os de espera desde que se concibi¨® el proyecto y despu¨¦s de unos diez millones de d¨®lares de inversi¨®n. Habitado el caser¨®n, las agrias disputas con el arquitecto Rafael Moneo y el dise?ador Pascua Ortega siguen m¨¢s que latentes.
El actual embajador en Estados Unidos, Javier Rup¨¦rez, y su familia viven desde hace algo m¨¢s de un mes en la reluciente residencia oficial de Foxhall, un lujoso y tranquilo barrio residencial. Ha habido algunas recepciones, pero la inauguraci¨®n formal se ha reservado para el presidente del Gobierno.
Rup¨¦rez vivi¨® semanas en un hotel para dejar constancia de que el proyecto estaba defectuoso
El desarrollo de este emblem¨¢tico proyecto se ha convertido con los a?os en una "pesadilla" para el Ministerio de Exteriores (promotor), los sucesivos embajadores, el arquitecto (Rafael Moneo), el constructor (por los retrasos y sobrecostes) y el interiorista (Pascua Ortega). Nadie est¨¢ plenamente contento.
El proyecto ech¨® a andar en 1989, cuando el entonces titular, Juli¨¢n Santamar¨ªa, vio la oportunidad de comprar por 3,6 millones de d¨®lares una parcela de una hect¨¢rea en la zona de m¨¢s futuro de la capital. Fue tambi¨¦n Santamar¨ªa el que habl¨® en 1990 con Rafael Moneo.
Moneo, encantado, se puso al tablero pero tropez¨® enseguida con inconvenientes. "S¨ª, ha sido una experiencia dura y un poco frustrante", reconoc¨ªa hace unas semanas desde Madrid.El arquitecto est¨¢ orgulloso de la espectacular vivienda, pero tampoco est¨¢ plenamente conforme con el resultado final. Ahora espera que el trabajo hable por s¨ª mismo.
Lo primero que se plante¨® cuando ide¨® la obra fue encajarla en formas c¨²bicas a distintos niveles y transformar sus 2.000 metros cuadrados en un habit¨¢culo compatible para actos oficiales y para la vida de una familia. La residencia tiene pocas habitaciones reducidas y acogedoras, y un sal¨®n gigantesco y espectacular con mesa y asientos para 48 personas. "La casa es bonita, buena, sin ser pretenciosa, confortable, generosa, con un jard¨ªn de importancia, y no pretende ser una canciller¨ªa porque Espa?a no es lo que no es", explica Moneo.
La obra se complic¨® cuando el siguiente embajador, Jaime Ojeda, en 1992, cuestion¨® la finca comprada y reclam¨® otra m¨¢s amplia. El proyecto se retras¨® as¨ª hasta 1996. Cuando las m¨¢quinas arrancaron, con un presupuesto de 8,4 millones de d¨®lares, el compromiso era acabar en 2000. El estreno ser¨¢ cuatro a?os m¨¢s tarde y el coste se ha elevado casi a nueve millones.
El ministerio y el embajador actual tambi¨¦n se han quejado de algunas carencias estructurales y de estilo, pero siempre desde la reserva. Es m¨¢s, la casa ya terminada, con ladrillo tra¨ªdo de Ja¨¦n y madera del tr¨®pico, ha estado m¨¢s de un a?o vac¨ªa y sin ocupar. Rup¨¦rez se neg¨® a trasladarse y vivi¨® unas semanas en un hotel para no dar constancia de la recepci¨®n de un proyecto que entend¨ªa defectuoso.
El dise?ador Pascua Ortega ha culminado, entre los pasados meses de octubre y noviembre, su decoraci¨®n, que define como "espa?ola pero no folcl¨®rica y con la sensibilidad de confort americana". Ha necestitado dos a?os y casi otro mill¨®n de d¨®lares de inversi¨®n p¨²blica, sin contar con el valor de los muebles, tapices y cuadros enviados por Patrimonio del Estado. Un presupuesto que Ortega ve "corto" para un montaje de este nivel.
Ortega apunta que acudi¨® muy respetuoso a ver a Moneo para que le explicase su idea, aunque enseguida aparecieron las discrepancias. El interiorista se opuso a la intenci¨®n del arquitecto de completar su obra con el dise?o interior, posibilidad que el ministerio le neg¨®. "No se entender¨ªa", dice Ortega. "Moneo no es un interiorista. Lo que s¨ª tiene m¨¢s sentido para el futuro, y ¨¦se es el plan del ministerio, vistos los errores de base de aqu¨ª, es que arquitecto e interiorista trabajen juntos desde el principio. Algunas cosas habr¨ªan cambiado. Pero en Espa?a los arquitectos no se dejan", lamenta Ortega.
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