"Trabajar sobre la muerte nos ha dado mucha vida"
Jos¨¦ Luis G¨®mez cumple 40 a?os de vida esc¨¦nica con la direcci¨®n del montaje de El rey se muere, la obra escrita por Eug¨¨ne Ionesco en 1962 que se estrena hoy en el teatro de La Abad¨ªa y que estar¨¢ en cartel hasta el 28 de marzo en Madrid. G¨®mez recuerda que en sus inicios "la partitura con la que super¨¦ las pruebas de ingreso en el Instituto de Arte Dram¨¢tico de Westphalia fue el mon¨®logo final de Berenguer, el personaje que se repite en las obras de Ionesco, en El rinoceronte. Fue apasionado, vigoroso, ingenuo y muy fogoso. Me dieron la beca y me aceptaron gracias a ello".
Hoy se siente en "uno de los mejores momentos, de cierta ecuanimidad ante lo bueno y lo malo con una modesta satisfacci¨®n ante el trabajo hecho". El a?o que viene volver¨¢ a actuar: "Yo quer¨ªa hacer El rey se muere tambi¨¦n como actor, pero es imposible poder atender a la complejidad de la obra y del papel, y la protagoniza un gran int¨¦rprete que es Francesc Orella, ganador del Max al mejor actor el a?o pasado". Asegura G¨®mez que una "fuerte necesidad interior" le ha impulsado a enfrentarse a esta obra, "sin duda lo m¨¢s grande que ha escrito el esp¨ªritu humano en el teatro sobre el hecho de morir. Trabajar en esta obra sobre la muerte nos ha dado mucha vida y mucha comprensi¨®n".
"Cuando un actor habla desde un escenario, la palabra se convierte en arte"
Pregunta. ?Por qu¨¦ ha vuelto a Ionesco?
Respuesta. El rey se muere, adem¨¢s de ser un cl¨¢sico contempor¨¢neo, es una de las meditaciones esc¨¦nicas m¨¢s honradas que se han hecho. Toda la obra est¨¢ en La b¨²squeda intermitente, el diario ¨ªntimo de Ionesco. ?l es un hombre que mira su ego con una claridad impresionante, que ve c¨®mo ha utilizado a su entorno, a su esposa incluso, y que se debate entre el amor, el ego¨ªsmo y el miedo a la muerte, por supuesto. Llevo mucho tiempo so?ando esta obra. El texto est¨¢ surcado por r¨ªos de poes¨ªa y las escenas viven de contrastes, de asociaciones y de paradojas, que enlazan con el surrealismo y la escritura autom¨¢tica. Hay tambi¨¦n erupciones de humor irresistible que parecen incompatibles con la gravedad del tema, pero que no lo son, y no hay casi nada sobre el sufrimiento f¨ªsico.
P. ?Y el sufrimiento del reino?
R. Es una gran met¨¢fora para ense?ar las consecuencias grav¨ªsimas de una vida orientada s¨®lo hacia uno mismo sin tener en cuenta a los dem¨¢s. La obra trata de la muerte del ego. El protagonista, Berenguer, dice "qu¨¦ mueran todos con tal de que yo viva eternamente" y "vale m¨¢s echar de menos que le echen a uno de menos". Es una lucha sin cuartel con el ego, que no lleva a cabo el propio Berenguer, sino Margarita, su primera esposa. Ella es un San Jorge femenino vestido de Balenciaga que con una lanza luminosa ataca una y otra vez hasta que encuentra el sitio por donde herirlo. Porque el ego no muere, muere con uno. San Jorge y el drag¨®n es un hermoso mito que incita a empezar la pelea, pero la lucha no termina hasta la desaparici¨®n f¨ªsica. ?sta es la aventura de nuestro rey que se muere.
P. ?Berenguer teme al vac¨ªo cuando se niega a morir?
R. El director Jos¨¦ Luis Alonso dec¨ªa que era una obra teol¨®gica. Yo no lo creo. No hay Dios, porque, como buen lector de filosof¨ªa, Ionesco, como Heidegger, sab¨ªa que a Dios no se le puede nombrar. Creo que el principio de esperanza est¨¢ vivo en la obra, muy personificado en Margarita, un maravilloso paradigma del amor, bajo la m¨¢scara de la intransigencia, que abre el camino y ayuda a morir a Berenguer.
P. ?D¨®nde se sit¨²a esta lucha?
R. Es la pesadilla de un burgu¨¦s que tiene un infarto en una noche de fiesta con su mujer y sue?a en su casa burguesa que se muere. La corte que le rodea est¨¢ formada por su mujer actual, la mujer anterior, su ch¨®fer, la sirvienta y el m¨¦dico amigo de la familia. El espacio esc¨¦nico es un piso estupendo que puede ser del distrito 16 de Par¨ªs. Una casa so?ada emparentada con Escher por los laberintos, las dobles visiones, la pesadilla.
P. ?Por qu¨¦ cambia la escena g¨®tica descrita por Ionesco?
R. La obra se escribi¨® en los sesenta. Creo que si el espejo que se ofrece al espectador contempor¨¢neo le resulta m¨¢s cercano -sin violentar la textualidad-, las im¨¢genes son m¨¢s turbadoras. Me dirijo a mi conciudadano y quiero que el espejo que le podamos ofrecer nazca del espacio compartido. Es un gran sue?o.
P. ?Son importantes los egos para el teatro?
R. La fuerza del ego para el teatro es importante para poder existir, para tener un eje, pero puede ser una enfermedad cuando se convierte en la ¨²nica referencia.
P. En sus 40 a?os de vida esc¨¦nica ha pasado desde la negaci¨®n de la palabra en la m¨ªmica hasta la interpretaci¨®n y la direcci¨®n.
R. La negaci¨®n de la palabra no fue tal. Cuando llegu¨¦ a Alemania, el dominio de un idioma como el alem¨¢n, con el virtuosismo que se requiere para subir a un escenario, era una tarea inmensa para un muchacho de 19 a?os. En los seis primeros meses en el instituto de Westphalia s¨®lo pude asegurarme el puesto aprovechando unas facultades para explotar los aspectos f¨ªsicos de la interpretaci¨®n. As¨ª pude ganar tiempo para llegar a dominar el idioma. Para m¨ª la palabra se ha convertido en una de las claves fundamentales del teatro. El teatro es uno de los ¨²ltimos reductos de "la palabra en acci¨®n". Cuando un actor con pleno dominio habla desde el escenario la palabra se vuelve t¨²rgida, activa, llega a la persona. No es simplemente la referencia a algo existente, sino que se vuelve arte.
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