Edades de riesgo
?C¨®mo es la vida de una adolescente actual, digamos de los 13 a?os que evoca el t¨ªtulo (que ya nadie se molesta en traducir, dicho sea por en¨¦sima vez) de este filme? ?Cu¨¢l es su visi¨®n del mundo, c¨®mo son sus sue?os, sus deseos, sus expectativas? Construida a partir de los recuerdos de una de sus dos protagonistas, Nikki Reed (a quien le pas¨® lo que el filme narra, pero al rev¨¦s: ella fue en la realidad Tracy, no la Evie que encarna en la pel¨ªcula), narrada con pulso muy seguro por una hasta ahora desconocida Katherine Hardwicke (le dieron por este filme el premio a la mejor direcci¨®n en Sundance), Thirteen es un desolador retrato de desorientaci¨®n, empat¨ªa enfermiza y aprendizaje convulso, un retrato de adolescentes a a?os luz del sensacionalismo con que pinta esta misma edad un Larry Clark, sin ir m¨¢s lejos.
THIRTEEN
Direcci¨®n: Katherine Hardwicke. Int¨¦rpretes: Holly Hunter, Evan Rachel Wood, Nikki Reed, Jeremy Sisto, Deborah Kara Unger. G¨¦nero: drama, EE UU-Alemania, 2003. Duraci¨®n: 100 minutos.
El filme no pretende, como los de mister Clark, sembrar el sensacionalismo ni hacer explotaci¨®n de esos cuerpos j¨®venes en actitudes procaces, que suelen ser la marca de identidad del cine del ex documentalista. Por el contrario, la amistad entre una chica acomplejada, Tracy (Wood) y una amiga m¨¢s descarada y triunfadora en el angosto mundo en el que ambas se mueven (el instituto en el que estudian), aunque necesitada de un hogar y unos afectos s¨®lidos (Reed), est¨¢ contada por Hardwicke con una delicadeza y un rigor encomiables. Y no es que lo que les ocurre a ambas sea cosa de tres al cuarto. Bien al contrario, lo que este filme de aprendizaje muestra es una relaci¨®n que pasa de la ternura materno-filial al enfrentamiento m¨¢s crudo (Holly Hunter es aqu¨ª, adem¨¢s de la coproductora, tambi¨¦n una madre de impresionante poder¨ªo, uno de esos papeles que la espl¨¦ndida int¨¦rprete borda con insuperable talento). Y tambi¨¦n las ceremonias que permiten a Tracy pasar de la casi ignorancia de la vida al descubrimiento, de la mano de su idolatrada nueva amiga, del sexo, las drogas y la mentira como forma de moverse en la realidad.
Tiene el filme, que luce un gui¨®n esplendoroso y que muestra, con pocos planos, una situaci¨®n perfectamente comprensible, la del hogar que componen una madre de clase media-baja divorciada, su amante d¨¦bil y con peri¨®dicas ca¨ªdas en una vieja adicci¨®n y dos hijos adolescentes, un aire casi de documento cotidiano. Pero tiene algo m¨¢s, y muy meritorio: construye alrededor de cada uno de los personajes las coartadas que los convierten en seres humanos, no en esquemas o arquetipos. As¨ª, el retrato psicol¨®gico que hace del tr¨ªo protagonista, las dos amigas y la madre, es el de unas criaturas que avanzan a medida que lo hace el metraje; que se pelean a brazo partido, cada una para conquistar la parcela que creen que les toca poseer en este mundo. Y a la postre, la pel¨ªcula levanta acta de una realidad en la que casi la ¨²nica salida que le queda a una ni?a de esas edades es la del consumo, un escape tan enga?oso como absurdo, tan est¨¦ril como peligroso y embrutecedor. Una pel¨ªcula conmovedora, s¨®lida como un castillo, imprescindible para entender algunas de las claves de qu¨¦ significa crecer en nuestra sociedad del supuesto bienestar.
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