El veto a los signos religiosos divide a la comunidad educativa francesa
Lejos del aparente consenso pol¨ªtico sobre la prohibici¨®n de signos religiosos en la escuela, el Consejo Superior de la Educaci¨®n de Francia mostr¨® ayer la profunda divisi¨®n de la comunidad educativa y social en torno a esa cuesti¨®n. El proyecto de ley sometido a su consideraci¨®n recibi¨® 16 votos a favor y 9 en contra, en una reuni¨®n donde 16 personas se abstuvieron y 29 rechazaron ejercer el derecho de sufragio. Otros 27 miembros del consejo faltaron a la sesi¨®n.
A favor del proyecto votaron los sindicatos de directores de centros y de inspectores de educaci¨®n, as¨ª como Medef (la patronal m¨¢s importante). En contra lo hicieron los representantes de la Federaci¨®n de Padres de Alumnos, que estima esta ley como un "reconocimiento de impotencia", y un sindicato de estudiantes de secundaria. El grueso de los sindicatos de ense?anza y la federaci¨®n de padres de alumnos del sector privado se repartieron las abstenciones y las negativas a votar, en unos casos por desacuerdo con la redacci¨®n del texto y en otros como expresi¨®n de diversos malestares.
T¨¦cnicamente el proyecto qued¨® aprobado y listo para que el titular de Educaci¨®n, Luc Ferry, lo lleve al Consejo de Ministros. El articulado, muy corto, se limita a prohibir "los signos y vestimentas que manifiesten ostensiblemente la pertenencia religiosa de los alumnos" en "escuelas, colegios y liceos p¨²blicos". Y se fija su entrada en vigor al comienzo del curso escolar siguiente a su promulgaci¨®n. El Ministerio de Educaci¨®n reafirm¨® ayer que las medidas ser¨¢n aplicadas a partir de septiembre pr¨®ximo.
La divisi¨®n de la comunidad educativa precede a la manifestaci¨®n convocada en Par¨ªs para ma?ana por el Partido de los Musulmanes de Francia, un grupo considerado fundamentalista. La polic¨ªa se est¨¢ preparando para una concentraci¨®n que desbordar¨¢ los l¨ªmites del integrismo, dada la movilizaci¨®n observada en los barrios con fuerte poblaci¨®n isl¨¢mica. El cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de Par¨ªs, lamenta una ley que "puede reabrir una guerra religiosa".
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