Dos monta?eros muertos y otros dos heridos tras despe?arse en la sierra
Pertenec¨ªan a un grupo de 9 personas que estuvo perdido 12 horas en Pe?alara
La bella estampa de la sierra, recubierta de una gruesa capa de nieve, se convirti¨® en la tarde del s¨¢bado en una trampa mortal para Fernando Mart¨ªnez Espeso, polic¨ªa municipal de Madrid de 57 a?os, y Ricardo L¨®pez Dur¨¢n, de 35. Los dos cayeron por una ladera de Pe?alara, de m¨¢s de 300 metros de altura y repleta de cortados y rocas. Los equipos de rescate lograron recuperar los cuerpos a las 12.00 de ayer. Dos personas m¨¢s, del grupo de nueve personas que se perdi¨® mientras descend¨ªa de Pe?alara, resultaron heridas, una de ellas, una mujer de unos 30 a?os, en estado grave.
Ateridos de fr¨ªo, d¨¢ndose calor unos a otros y muy asustados. As¨ª encontraron los equipos de rescate a las 4.45 de ayer a siete de los nueve monta?eros perdidos el s¨¢bado por la tarde en la zona conocida como la Majada Hambrienta, muy cerca de Pe?alara, en el t¨¦rmino municipal de La Granja de San Ildefonso (Segovia).
Una de ellas, la ¨²nica mujer, A. B. B. V., estaba herida grave. Hab¨ªa ca¨ªdo por una ladera y los golpes con las rocas le hab¨ªan fracturado los dos f¨¦mures, una clav¨ªcula y una cadera. Otro monta?ero, J. G. G., ten¨ªa varias costillas fracturadas. Los dem¨¢s estaban bien, aunque sufr¨ªan de hipotermia y estaban agotados.
Las condiciones climatol¨®gicas eran muy duras: nevaba, la ventisca era fort¨ªsima, m¨¢s de 70 kil¨®metros por hora, y la temperatura no superaba los 10 grados bajo cero.
Pero ellos estaban vivos y sospechaban que los dos miembros del grupo que faltaban no corr¨ªan la misma suerte. Les hab¨ªan visto caer entre las rocas hasta perderles de vista. No volvieron a saber nada de ellos. Indicaron a los equipos de rescate que buscaran m¨¢s abajo, en la helada oscuridad, hacia donde les hab¨ªan visto despe?arse.
All¨ª, a unos 300 metros, les encontraron. Sus cuerpos, sin vida, estaban congelados. Tanto que en el tanatorio de Segovia, donde fueron trasladados al mediod¨ªa de ayer, tuvieron que esperar hasta las 17.00 para practicarles la autopsia. La rigidez de su cuerpo lo imposibilit¨® antes.
Todo empez¨® a primera hora de la ma?ana en La Granja. Un grupo de 40 personas, bien equipadas y conocedoras de la belleza y los riesgos de la alta monta?a en invierno, hab¨ªan decidido pasar la jornada practicando el monta?ismo. La mayor¨ªa estaba federada y pertenec¨ªa al club Alpino Entrev¨ªas, de Vallecas.
Su intenci¨®n era alcanzar la cima de Pe?alara y descender de nuevo a La Granja antes de regresar a Madrid. El ascenso transcurri¨® sin incidentes, pero durante el descenso baj¨® la niebla y empez¨® a soplar la ventisca.
Niebla y ventisca
"Suponemos que se despistaron al bajar de la cima por culpa de la niebla y la ventisca. Deb¨ªan de estar buscando la forma de orientarse para regresar, cuando uno de ellos resbal¨® en el hielo", record¨® ayer Jes¨²s Gacho, de 40 a?os y miembro del Grupo Especial de Rescate en Altura (GERA) de los Bomberos de la Comunidad de Madrid desde 1998.
Ese resbal¨®n, ocurrido alrededor de las 16.00, marc¨® el inicio de la tragedia. Resulta dif¨ªcil saber lo que sucedi¨® a continuaci¨®n, ya que las distintas versiones ofrecidas por el GERA, por la Guardia Civil, por Emergencias 112 y por las personas que primero llegaron al lugar del accidente no coinciden en los detalles. Pero puede deducirse que al resbal¨®n sigui¨® la ca¨ªda de dos miembros de la expedici¨®n. Uno de ellos era la mujer herida, que permanece ingresada en el hospital Doce de Octubre al que lleg¨® en el helic¨®ptero de Emergencias de la Comunidad.
Mientras el resto de los mon-ta?eros trataba de llegar hasta los accidentados, otros dos se precipitaron al vac¨ªo. Dos de los cuatro precipitados pudieron frenar la ca¨ªda, agarr¨¢ndose a alguna roca o alguna terraza natural cubierta de nieve.
Los otros dos no corrieron la misma suerte. Siguieron cayendo ladera abajo, cada vez a mayor velocidad, chocando contra los riscos y rocas que iban encontrando al paso. Fueron m¨¢s de 300 metros de ca¨ªda hasta quedar hundidos en la nieve acumulada en alguna hondonada.
"El resto del grupo fue descendiendo poco a poco hasta encontrar a los dos heridos. De all¨ª ya no se movieron. La chica no pod¨ªa hacerlo porque ten¨ªa las dos piernas rotas", explica Antonio Maillo, de 47 a?os, 17 de ellos en los Bomberos de la Comunidad.
Los dos miembros de los equipos de rescate destacan que, pese al accidente, los monta?eros sab¨ªan lo que hac¨ªan. "Se les ve¨ªa bien preparados y con experiencia. Seguramente eso les salv¨® la vida, al quedarse quietos y no seguir andando por la monta?a en esas condiciones. Eran dur¨ªsimas y alguien que no conozca la monta?a probablemente no hubiera aguantado", a?ade Jes¨²s Gacho.
Los equipos de rescate, activados a partir de las 18.00, tardaron casi 10 horas en localizar al grupo. Fue a las 4.45. Tras prestarles las primeras atenciones, los equipos de rescate procedieron a la dif¨ªcil evacuaci¨®n. "El lugar era de muy dif¨ªcil acceso. Sacamos a los dos heridos en camilla. Los otros cinco pudieron llegar andando hasta la base de operaciones. Cada uno iba acompa?ado de dos bomberos porque estaban agotados y muy asustados", explica Jes¨²s Gacho.
Hospital de Segovia
El camino se hizo muy duro. Con las primeras luces del amanecer, los monta?eros y sus rescatadores fueron llegando a la base de operaciones. Excepto la mujer, el resto de monta?eros fueron trasladados al hospital de Segovia, donde uno fue atendido de fractura en varias costillas.
El resto no necesit¨® atenci¨®n m¨¦dica especializada. Fueron sometidos a varias pruebas, que concluyeron que sufr¨ªan cansancio e hipotermia leve.
El rescate de los cuerpos de los dos fallecidos iba a tardar a¨²n cuatro horas m¨¢s. "Los cuerpos estaban en una zona a la que era casi imposible acceder", explicaron miembros de los equipos de rescate. Hasta las 11.00 no pudieron ser trasladados hasta el tanatorio de Segovia, donde se les realiz¨® la autopsia. Hoy ser¨¢n trasladados a Madrid, donde uno ser¨¢ enterrado en el cementerio de la Almudena y otro incinerado.
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