Demasiadas dudas sobre la hepatitis C
Los infectados por el virus se enfrentan todav¨ªa a una enorme incertidumbre sobre su salud
Los 170 millones de personas infectadas en todo el mundo por el virus de la hepatitis C viven en la incertidumbre. La progresi¨®n de la infecci¨®n es enormemente variable e impredecible. La probabilidad de desarrollar cirrosis en un plazo de 30 a?os var¨ªa del 13% al 46% en hombres y del 1% al 29% en mujeres, seg¨²n un estudio publicado recientemente en The Journal of the American Medical Association por el equipo de Joshua A. Salom¨®n del Centro Harvard para Estudios de Poblaci¨®n y del Desarrollo.
El ritmo de contagios ha ca¨ªdo espectacularmente en los pa¨ªses desarrollados desde que se descubri¨® en 1988 y los bancos de sangre comenzaron poco despu¨¦s a hacer an¨¢lisis para detectar el virus en la sangre donada. Pero -y no es un pero peque?o- el n¨²mero de muertes anuales seguir¨¢ creciendo, a no ser que se descubran nuevos tratamientos que eliminen el virus o al menos mantengan sus complicaciones indefinidamente bajo control. Se est¨¢n estudiando varios de esos tratamientos y los expertos esperan que funcionen tan bien como los que han mejorado radicalmente el control de las infecciones por VIH. Si las promesas iniciales se mantienen en los ensayos cl¨ªnicos, la mayor¨ªa de las infecciones por hepatitis C podr¨¢n curarse o volverse pr¨¢cticamente inofensivas.
Con o sin tratamiento, los infectados deber¨ªan tomar medidas para proteger su h¨ªgado
Con los nuevos tratamientos, la curaci¨®n alcanza al 60% de los pacientes
Algunos contagiados eliminan el virus antes de que se desarrolle una hepatitis cr¨®nica
Pero, mientras tanto, las actuales terapias son largas, caras y pueden causar molest¨ªsimos efectos secundarios. Adem¨¢s, s¨®lo funcionan en poco m¨¢s de la mitad de los pacientes. Los expertos han aprendido lo suficiente sobre el virus y sobre c¨®mo se transmite como para alertar a la poblaci¨®n de riesgo de que deben realizarse an¨¢lisis para detectarlo, tomar medidas para evitar complicaciones y prevenir la transmisi¨®n a otros.
No todos los infectados enferman. Algunos parecen eliminar el virus, de forma que nunca llega a desarrollarse una infecci¨®n cr¨®nica. Otros que se mantienen cr¨®nicamente infectados pueden mantenerse libres de s¨ªntomas indefinidamente. Sin embargo, en la mayor¨ªa de los casos, como sucede con el VIH, el virus puede mantenerse en el organismo durante mucho tiempo -incluso d¨¦cadas- antes de que se manifiesten los s¨ªntomas de da?o hep¨¢tico. Las consecuencias m¨¢s graves son cirrosis severa, fibrosis hep¨¢tica, insuficiencia hep¨¢tica y c¨¢ncer hep¨¢tico, todo lo cual ha convertido la hepatitis C en la principal causa de trasplante de h¨ªgado. Los s¨ªntomas, cuando aparecen, son normalmente ligeros, intermitentes y f¨¢cilmente atribuibles a otras causas. Pueden incluir fatiga, n¨¢useas, falta de apetito, dolores musculares y articulares y ligera incomodidad o sensibilidad en la parte superior derecha del abdomen. Quienes desarrollan cirrosis o enfermedad hep¨¢tica grave pueden, adem¨¢s de quejarse de dichos s¨ªntomas, experimentar p¨¦rdida de peso, picor, orina oscura, retenci¨®n de l¨ªquidos e hinchaz¨®n abdominal.
No se ha descubierto una vacuna contra el virus y no existen perspectivas prometedoras de encontrar alguna, porque hay al menos seis tipos gen¨¦ticos principales y m¨¢s de 50 subtipos del virus. La posibilidad de hallar una vacuna depende de que se encuentre una parte desprotegida del virus que se mantenga estable mientras muta su membrana proteica. El principal objetivo del tratamiento es erradicar el virus para evitar una enfermedad hep¨¢tica progresiva.
Se han desarrollado dos tratamientos principales. Uno es el interfer¨®n, normalmente interfer¨®n pegilado de efecto retardado que se inyecta una vez a la semana; el otro, un f¨¢rmaco antiviral llamado ribavirina, que se administra por v¨ªa oral. La terapia es m¨¢s eficaz cuando estos tratamientos se usan simult¨¢neamente. Pero cada uno de ellos puede causar graves problemas a ciertos pacientes.
Los efectos secundarios pueden resultar muy duros, al menos al comienzo. Pero remiten con el tiempo y desaparecen cuando se pone fin al tratamiento. Los pacientes informan de que normalmente los f¨¢rmacos les producen s¨ªntomas similares a los de la gripe. Pueden trastornar gravemente el sue?o y producen cambios en la respuesta sexual y de personalidad. Los pacientes tienden a volverse irritables, olvidadizos y deprimidos, y pueden perder mucho peso. Incluso cuando el tratamiento parezca haber eliminado el virus, a veces ¨¦ste puede rebrotar, exigiendo la repetici¨®n del tratamiento.
Si bien algunos expertos recomiendan que se trate a toda persona aquejada de infecci¨®n cr¨®nica de hepatitis C, otros sugieren que cada paciente, consultando con los m¨¦dicos, debe sopesar cuidadosamente la probabilidad de que la enfermedad avance y los beneficios y riesgos del tratamiento, as¨ª como su considerable precio.
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