?Reforma o ruptura?
Parece ser que el modelo territorial del Estado espa?ol va a ser uno de los caballos de batalla de las pr¨®ximas elecciones generales. Lamentablemente, el debate distar¨¢ de la seriedad, del rigor y de la propuesta tanto como un caballo percher¨®n de una jaca jerezana.
Parece ser que la propuesta de reforma del Estatuto de Autonom¨ªa para Andaluc¨ªa va a ser uno de los elementos de la pr¨®xima contienda electoral en nuestro sur. Aqu¨ª, a diferencia del resto del Estado, parece que el debate va a ser m¨¢s sereno y un poco menos crispado. Pero eso, que casi siempre es positivo, puede permitir a m¨¢s de uno y a m¨¢s de dos hacer propuestas aparentes, pero de bajo tono, y hurtar as¨ª un debate radical acerca de qu¨¦ modelo de Andaluc¨ªa queremos y, por ende, qu¨¦ marco institucional demandamos.
Y en esa l¨ªnea no es cualquier cosa abrir el debate a todos los niveles posibles sobre la reforma del viejo Estatuto de Carmona o Nuevo Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa, porque no es lo mismo hablar de Reforma Estatutaria que de Ruptura Estatutaria.
Las micro revoluciones andaluzas del 4 de diciembre de 1977 y del 28 de febrero de 1980 encontraron su m¨¢rmol y su d¨ªa, su infalible ma?ana y su poeta, a la manera machadiana, no en el texto literal del Estatuto de Autonom¨ªa, cortito, autocensurado y podado en m¨¢s de una ocasi¨®n por mor de interminables 23-F, sino en el hecho de haber roto el pacto de Estado que aceptaba una relaci¨®n confederal con vascos y navarros, federal con catalanes, sentimental con gallegos y descentralizaci¨®n burocr¨¢tica casposa con el resto.
Nuestra victoria, porque qu¨¦ fue victoria y nuestra, tuvo m¨¢s que ver con la m¨²sica que con la letra. Ganamos la batalla de las ideas, de la ilusi¨®n, de lo que quer¨ªamos, y perdimos en lo que escrib¨ªamos. Por eso, cinco lustros despu¨¦s del texto de Carmona, ser¨ªa conveniente seguir insistiendo en aquella m¨²sica y, poni¨¦ndola al d¨ªa, adaptar la letra a un nuevo Estatuto partiendo casi de cero.
No quiero decir con esto que estos a?os hayan sido tiempo perdido, ni mucho menos. No quiero decir que no vali¨® la pena la lucha. Al contrario, gracias a la lucha conseguimos un Estatuto y un estatus, otra cosa era el contenido del Estatuto, otra cosa ha sido la desvalorizaci¨®n consentida del estatus.
?O es que acaso no se ha realizado la reforma agraria en Andaluc¨ªa (art¨ªculo 12.3.11) por problemas de competencias o falta de financiaci¨®n? ?O es que la Deuda Hist¨®rica (Disposici¨®n Adicional Segunda) no ven¨ªa en el Estatuto hasta que la record¨® IULV-CA o el PP se sent¨® en La Moncloa? ?O es que la informaci¨®n sobre Tratados Internacionales (art¨ªculo 23) le sirve a Chaves en la segunda guerra del Golfo y no en la primera? Por poner algunos ejemplos.
Se ha abierto el mel¨®n de la reforma estatutaria en Andaluc¨ªa tard¨ªamente, al mismo tiempo que en otras comunidades. Y todo, en medio del debate de la necesaria reforma constitucional.
Es tiempo, pues, de recuperar el Estatuto perdido, pero esta vez no en la versi¨®n corregida y aumentada del de Carmona, donde uno pide un huevo y el otro dos m¨¢s. Ya no estamos en la etapa borbolliana de m¨¢s madera, m¨¢s funcionarios, m¨¢s competencias, m¨¢s presupuesto.
Ahora toca poder pol¨ªtico. Poder pol¨ªtico con la reforma del Senado, poder pol¨ªtico a la hora de relacionarnos con la Uni¨®n Europea y otros organismos internacionales, poder pol¨ªtico a la hora de decidir una financiaci¨®n suficiente y solidaria, poder pol¨ªtico a la hora de autoorganizarnos y organizar nuestro territorio, y muy especialmente la relaci¨®n con los ¨¢mbitos locales (fin de Diputaciones, creaci¨®n de comarcas, pacto local), poder pol¨ªtico para hacer la reforma agraria que econ¨®mica, cultural, social e hist¨®ricamente no se ha hecho. Poder pol¨ªtico para poder reconocernos en la imagen que de nosotros dan nuestros medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Poder andaluz.
Y para ello, es m¨¢s costosa una rehabilitaci¨®n del viejo edificio estatutario, que la obra nueva de un nuevo estatuto. No olvidemos, desde el respeto, que nuestro Estatuto, la mayor¨ªa de las veces no es m¨¢s que una mera trasposici¨®n constitucional (como no podr¨ªa ser de otra manera), m¨¢s unos art¨ªculos propios de las instituciones de autogobierno, pasado todo por la plancha de la vieja tentaci¨®n centralista de UCD y PSOE en aqu¨¦lla vieja/nueva LOAPA (Ley Org¨¢nica de Armonizaci¨®n del Proceso Auton¨®mico).
Es pues hora de hacer el Estatuto que conquistamos hace 24 a?os. Y hacerlo con toda la gente. Vale la pena.
Luis Carlos Rej¨®n Gieb es diputado nacional de IU.
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