La ficci¨®n, un esfuerzo in¨²til
Las p¨¦rdidas econ¨®micas y el liderazgo de los 'reality shows' acaban con el modelo cl¨¢sico de televisi¨®n en EE UU
En contra de lo que puede parecer, "contraprogramar" es un verbo que no exist¨ªa en el manual de los directivos de las grandes cadenas de televisi¨®n de Estados Unidos. Durante m¨¢s de 75 a?os, en la cuna de la televisi¨®n han regido unas normas empresariales y narrativas perfectamente establecidas que ahora est¨¢n a punto de desaparecer. La avalancha de reality shows y la reducci¨®n de los beneficios por el impacto de nuevas ofertas de entretenimiento han acabado con el modelo convencional de televisi¨®n.
Hasta hace s¨®lo seis o siete a?os, las cadenas dise?aban sus rejillas a principio de temporada y tan s¨®lo las retocaban si una serie fracasaba estrepitosamente. Tal era el rigor al que se ajustaba la programaci¨®n que los peri¨®dicos convert¨ªan en noticia que un espacio cambiase su horario de emisi¨®n de un a?o para otro. Ocurri¨®, por ejemplo, con Frasier, que en su quinta temporada pas¨® de los jueves a los martes, y The New York Times casi lo llevaba en su portada.
Nunca se alteraban los horarios y nunca se contrataban productos no ajustados al patr¨®n, que exig¨ªa entre 22 y 24 episodios por temporada. El curso empezaba en septiembre y terminaba en mayo; en verano, las reposiciones de las series ocupaban el espacio de esos mismos productos. El espectador sab¨ªa siempre en qu¨¦ cadena y a qu¨¦ hora pod¨ªa ver su serie favorita en cualquier momento del a?o.
Todo esto se ha terminado. Los reality shows proporcionan un m¨¦todo m¨¢s barato de producir televisi¨®n sin el compromiso a largo plazo que exige un trabajo de ficci¨®n. La multiplicaci¨®n de canales y los nuevos m¨¦todos de entretenimiento han convertido a los directivos en empresarios obligados a generar el m¨¢ximo beneficio en el menor tiempo. En primer lugar, los programas de ficci¨®n que presid¨ªan el prime time de EE UU (de 20.00 a 23.00) empiezan a ser un producto residual. Esta semana, por ejemplo, hay m¨¢s de 15 horas de realities en ese horario s¨®lo entre las cuatro cadenas principales (NBC, ABC, CBS y Fox), y s¨®lo de lunes a viernes.
Las series sufren tambi¨¦n otras perversiones de los programadores en su lucha por hacerlas m¨¢s rentables. La NBC ha experimentado con episodios de Friends estirados para que duren 40 minutos en vez de 30, lo cual es una traici¨®n al formato narrativo convencional. Las cadenas tambi¨¦n se niegan a comprometerse con las productoras m¨¢s all¨¢ de seis episodios hasta saber si la serie es bien acogida. Por eso abundan ahora los encargos de "series a prueba", de unos pocos cap¨ªtulos, como hace la ABC con Kingdom Hospital, a pesar de ser la primera producci¨®n escrita por Stephen King. Tambi¨¦n abunda ya la contraprogramaci¨®n. Esta semana, la CBS ha suspendido un episodio de su oferta estrella, Todo el mundo quiere a Raymond, para no enfrentarlo al inicio de American Idol, el OT de la Fox.
Hay m¨¢s experimentos. La cadena WB emite sus series de dos en dos para tratar de fidelizar al espectador. La ABC va a probar a incluir menos anuncios en los intervalos publicitarios para cobrarlos m¨¢s caros. La NBC ya no esperar¨¢ hasta septiembre para estrenar sus series. Y la Fox trata de rentabilizar los ¨¦xitos mediante la comercializaci¨®n en DVD de productos que acaba de emitir en televisi¨®n, como The simple life, docushow protagonizado por Paris Hilton.
"Las normas antiguas ya no sirven", reconoce Jeff Zucker, responsable de la NBC, que ya nunca piensa en el concepto de "temporada televisiva", sino en 52 semanas independientes al a?o en las que luchar por el espectador a cualquier precio.
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