"Rezo a Dios, pero no le incordio"
La religi¨®n y la espiritualidad han sido materia de constante reflexi¨®n en la obra de este autor norteamericano, hijo de emigrantes jud¨ªos procedentes de Rusia. Son temas que inquietan hoy al mundo y sobre los que Bellow ha accedido a hablar en esta entrevista
"La relaci¨®n de Dostoievski con la fe era aut¨¦ntica e imprescindible, pero s¨®lo su arte se ha beneficiado de ello"
"Me fascina el hecho de que ¨²ltimamente se habla mucho de Dios, de la religi¨®n, de la espiritualidad, del alma. En el siglo pasado parec¨ªan ideas destinadas a desaparecer"
En un ensayo que suscit¨® gran pol¨¦mica, titulado America's True Religion, un polemista llamado Michael Gulbran escribi¨® que los estadounidenses "dicen que admiran a la Madre Teresa, pero quieren vivir como Martha Stewart (gran empresaria de art¨ªculos del hogar y gur¨² televisiva estadounidense); repiten ostentosamente que aman a Jes¨²s, pero quieren tener el poder de Bill Gates". Publicada a ra¨ªz del 11-S, esta declaraci¨®n provoc¨® la reacci¨®n de varios l¨ªderes espirituales por su acusaci¨®n impl¨ªcita de puritanismo e hipocres¨ªa.
Y sobre todo, por la conclusi¨®n seg¨²n la cual la grandeza del pa¨ªs no obtendr¨ªa su fuerza del fundamento religioso, sino de un pragmatismo que en realidad es alternativa y la absoluta negaci¨®n. El ensayo se integr¨® en el debate desencadenado anteriormente por Michael Novak en The Wall Street Journal con el provocador art¨ªculo C¨®mo el cristianismo ha creado el capitalismo y contribuy¨® a reavivar una reflexi¨®n sobre la importancia que han recuperado los temas espirituales en un periodo hist¨®rico caracterizado por conflictos culturales religiosos m¨¢s que pol¨ªticos. ?Es Estados Unidos el pa¨ªs del puritanismo y del consumismo, como se tiende a simplificar demasiado a la ligera, o hay algo de aut¨¦ntico y profundo en la constante referencia a temas espirituales por parte de pol¨ªticos, artistas e intelectuales?
Saul Bellow me acoge con la voz cansada y la sonrisa de quien sabe que el conocimiento es un proceso eterno y que la cultura no es nunca desencanto. Siente curiosidad por la propuesta de hablar de un tema tan privado como la religi¨®n, pero ha aceptado con la condici¨®n de reservarse el derecho a no responder a algunas preguntas. "Hay temas sobre los que es imposible hablar", me explica, "pero eso no quiere decir que sea tambi¨¦n in¨²til. Existen temas hacia los que hay que tener pudor, respeto, casi dir¨ªa que temor, y una conversaci¨®n en la que nos sometemos a una larga reflexi¨®n o nos imponemos una absoluta sinceridad corre siempre el riesgo de mortificar su valor".
PREGUNTA. ?Por qu¨¦ considera imposible la sinceridad?
RESPUESTA. Porque la absoluta sinceridad conseguimos tenerla con nosotros mismos y, precisamente, con Dios. En una entrevista, aunque sea con total buena fe, acaban por prevalecer el narcisismo, el deseo de decir algo inteligente y la preocupaci¨®n sobre c¨®mo va a aparecer.
P. ?Y por qu¨¦ no considera posible ni siquiera una larga reflexi¨®n?
R. Francamente, me parece un poco antit¨¦tico con lo que es el periodismo.
P. Entonces, es mejor no hablar de ello...
R. Yo no he dicho eso. Yo creo que la conciencia de estos riesgos y de estos l¨ªmites puede dar una posible clave de lectura sobre un tema importante como el que intentamos afrontar.
P. En otras palabras, usted dice "ofrecemos a los lectores mercanc¨ªa adulterada, pero los m¨¢s atentos pueden ver la calidad escondida".
R. ?No ocurre siempre as¨ª con la prensa?
P. Espero que no. ?Por qu¨¦ ha aceptado reflexionar sobre su relaci¨®n con la religi¨®n?
R. Porque, obviamente, es un tema que siento, y sobre el que reflexiono. Y porque me fascina el hecho de que ¨²ltimamente se habla mucho de Dios, de la religi¨®n, de la espiritualidad, del alma. En el siglo pasado parec¨ªa que eran ideas destinadas a desaparecer. ?Se acuerda de los que dec¨ªan "?Dios ha muerto?". Pues bien, lo ¨²nico que ha muerto son esas ideas.
P. ?Usted cree en Dios?
R. S¨ª.
P. ?Y c¨®mo se lo imagina?
R. Sobre eso preferir¨ªa no hablar. Temo la banalidad, y creo que es uno de esos temas en los que la conversaci¨®n mortifica la grandeza del tema.
P. ?Ha tenido una educaci¨®n religiosa?
R. Como usted sabe, soy jud¨ªo. Mi madre era extremadamente religiosa, mientras que mi padre evitaba hablar de estos temas. A menudo me he preguntado si esta forma de actuar escond¨ªa en realidad un problema sin resolver, y le confieso que no he llegado a una conclusi¨®n cierta. Yo dir¨ªa que era una persona extremadamente esc¨¦ptica, que oscilaba continuamente entre la turbaci¨®n sobre una posible existencia de Dios y la elecci¨®n del agnosticismo. Puedo decirle con total sinceridad que, al final, quien m¨¢s influencia ha tenido sobre m¨ª ha sido mi madre.
P. Hay biblistas que sostienen que los ateos no existen, que s¨®lo hay creyentes o id¨®latras.
R. ?ste es un punto interesante, pero con un enorme potencial de provocaci¨®n. Me pregunto c¨®mo puede reaccionar una persona que se declara atea ante una afirmaci¨®n de este tipo: si la deducci¨®n obligada es que su convicci¨®n es enga?osa, entonces tiene todo el derecho a estar resentido, prescindiendo del hecho de que el principio puede ser cierto. El ateo debe ser libre de serlo. Creo que ¨¦ste es un importante principio religioso.
P. La idea cristiana de gracia se basa precisamente en este tipo de libertad.
R. Conozco el principio del que habla: nadie est¨¢ fuera del alcance de Dios. Y siento que lo comparto.
P. Elliott se defini¨® como "mon¨¢rquico en pol¨ªtica, cat¨®lico por lo que respecta a la religi¨®n y tradicionalista en literatura".
R. No me gustan demasiado las clasificaciones, sobre todo las que se refieren a m¨ª mismo. Me ha hecho recordar a un periodista que me pregunt¨® si cre¨ªa que me hab¨ªan dado el Nobel como escritor estadounidense o como escritor jud¨ªo.
P. ?Y qu¨¦ respondi¨®?
R. Que me lo hab¨ªan dado como escritor.
P. Hace no muchos a?os, Frederick Glayser escribi¨® que usted es el ¨²nico narrador estadounidense, junto a Isaac Bashevis Singer, que afronta el problema del alma moderna.
R. Es otro tema sobre el que prefiero no hablar: lo que ten¨ªa que decir est¨¢ escrito en los libros.
P. En
El planeta de Mr. Sammler, el protagonista afirma que "muy a menudo, y casi a diario, siento una fuerte sensaci¨®n de eternidad".
R. Son los momentos en que Dios se deja ver en la existencia. Y persiste en su manifestaci¨®n. Si busca fragmentos reveladores en lo que he escrito, le puedo ayudar: en otro pasaje del libro escribo que "las personas m¨¢s puras han comprendido desde el principio de los tiempos que la vida es sagrada" y si mal no recuerdo, cito m¨¢s de una vez "la voluntad de Dios".
P. En
Herzog escribe que "la historia humana es la historia de la crueldad y no del amor. Si el viejo Dios existe es un asesino. Nada m¨¢s que eso. Sin ilusiones viles".
R. Podr¨ªa contestarle que Herzog es un personaje literario, pero prefiero decirle que creo que la vida de un hombre est¨¢ hecha tambi¨¦n de momentos de desesperaci¨®n y de rabia. Y tiene que estar hecha de una continua reflexi¨®n sobre este misterio. Herzog reflexiona sobre los continuos hechos abominables de la humanidad, pero no interrumpe nunca su relaci¨®n con Dios.
P. El continuo interrogarse sobre estos temas es una caracter¨ªstica de muchos de sus libros. ?Cree que la presencia de temas espirituales representa un enriquecimiento o un l¨ªmite en el arte?
R. Depende del artista. Si el enfoque es propagandista se transforma inmediatamente en un problema, tanto si pretende hacer propaganda de la existencia de una realidad espiritual como de su ausencia.
P. Usted siempre ha declarado su gran amor por Conrad y Stendhal. ?Existe alg¨²n escritor en el que dominen los temas religiosos que le guste especialmente?
R. Dostoievski, que nos lleva a su pregunta anterior. Su relaci¨®n con la fe era aut¨¦ntica e imprescindible, pero s¨®lo su arte se ha beneficiado de ello, y los tormentos de sus personajes no tienen nunca el peso y la futilidad de la propaganda.
P. En una entrevista concedida a
The Boston Globe, usted declar¨® "yo rezo, pero no creo en las s¨²plicas y las oraciones que contienen peticiones: las considero triviales. Yo no incordio a Dios".
R. Sigo pensando lo mismo, pero quiero aclarar que considero la oraci¨®n antes que nada como un acto de agradecimiento por la existencia.
P. ?Pero no cree que si existe un Dios es tambi¨¦n un padre al que podemos "incordiar"?
R. Personalmente veo la oraci¨®n como una comprobaci¨®n ¨ªntima con el cuartel general del universo.
P. ?Qu¨¦ cree que ocurrir¨¢ con la muerte?
R. No lo s¨¦, pero no creo que se resuelva todo con la destrucci¨®n de los cuerpos. Considero que lo que nos dice la ciencia es insuficiente e insatisfactorio.
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