La esclavitud del texto
El estreno propiamente dicho se reserv¨® a la segunda parte de la velada, que se complement¨® con Quiero tenerte cerquita (ya vista la temporada pasada) a manera de pr¨®logo o introducci¨®n, y la verdad es que hoy gana en perspectiva y empaque. Chevi Muraday se propone a s¨ª mismo, y con bastante acierto, un desarrollo m¨¢s coral, pero tropieza con la esclavitud del texto. En las dos piezas sobran textos, exceden palabras que convierten la representaci¨®n de danza en un filme subtitulado en la primera y en un recitativo demag¨®gico en la segunda. Imaginamos esas mismas piezas sin texto, y resisten, acaso ganan cohesi¨®n, porque el baile generado por Chevi y sus bailarines es potente y dice sus argumentos con el movimiento. El texto de Facal es abrumadoramente obvio, lleno de humoradas f¨¢ciles y con pretensiones filos¨®ficas de sal¨®n. La buena danza (y la de Muraday lo es) no necesita tales veh¨ªculos para establecerse con contundencia y convicci¨®n.
Compa?¨ªa Losdedae
Morfolog¨ªa de la soledad (Movimiento II). Direcci¨®n: Chevi Muraday y D. Facal. Ciclo Cartograf¨ªas de la Danza. Teatro de Madrid. 22 de enero.
La compa?¨ªa Losdedae ha incluido nuevos elementos, como el actor Marcos Garc¨ªa, que genera ductilidad corporal y al que se agradece su esmerada dicci¨®n, y sobre todo el vasco Iker Arrue, todo un descubrimiento en su deb¨²,con su inquietante presencia, su sentido innato de la proyecci¨®n f¨ªsica y una l¨ªrica introspecci¨®n que llega directamente al espectador, que se sobrecoge y acepta esa idea de desamparo, de tierra de nadie, donde el baile y sus extremos pueden tener un poder redentor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.