El juego en que todos ganan
InteRed gestiona en San Sebasti¨¢n un original centro con un centenar de juegos que fomentan la solidaridad
Qui¨¦n no conoce el juego de las sillas. Suena la m¨²sica, comienza el alborozo de los chavales girando alrededor de los asientos hasta que, de pronto, acaba la melod¨ªa y se desata una lucha sin cuartel por ocupar un asiento. Es tan sencillo como tratar de eliminar a toda costa al compa?ero conforme van reduci¨¦ndose las sillas. Ahora bien, existe la "versi¨®n cooperativa" del mismo juego, esencialmente opuesta, pues a medida que se van restando las banquetas, todos los jugadores (sin eliminados) deben colaborar entre s¨ª para hacerse sitio en un espacio cada vez m¨¢s reducido. Bajo esta modalidad, est¨¢ comprobado que ning¨²n ni?o intentar¨¢ enga?ar, hacer trampas o da?ar a sus compa?eros. En su capacidad de ayudarse va el ¨¦xito del juego, el suyo y el de todo el grupo.
Kometa ofrece un servicio de pr¨¦stamo de juegos, ¨²nico en el Pa¨ªs Vasco
Los juegos cooperativos, tanto sea en los de calle como en los de mesa, est¨¢n concebidos para evitar las actitudes agresivas y competitivas (robar una carta, comer una ficha...) y favorecer la participaci¨®n colectiva a trav¨¦s de la solidaridad, la colaboraci¨®n, la imaginaci¨®n.
La ONG InteRed est¨¢ por esta labor. En su sede de San Sebasti¨¢n (paseo de Francia, 8), gestiona el Centro de Recursos en Juegos Cooperativos, ¨²nico en el Pa¨ªs Vasco. Es un local para "consultar, crear y experimentar una amplia variedad de juegos cooperativos", donde se organizan talleres educativos y se ofrece un servicio de pr¨¦stamo de juegos, explica su coordinadora, Josune Igoa.
El centro Kometa juega contra corriente. En el imperio de los juguetes comerciales, competitivos per se (v¨¦ase el parch¨ªs, el Monopoly o el Risk), Kometa ofrece otros juegos (F¨¦lix el txitxarro, Baile de mariquitas, Brigada de cerditos...) que "contribuyen a la adquisici¨®n de habilidades y destrezas en ni?os, j¨®venes y adultos que poco tienen que ver con la visi¨®n compulsiva de ser el mejor o divertirse aplastando a los dem¨¢s", afirma Igoa.
"Jugar con otros, no contra otros; superar desaf¨ªos, no superar a otros", dijo el inspirador de los juegos cooperativos, el canadiense Terry Orlick, cuyos trabajos no llegaron a Espa?a hasta mediados de los 80. Kometa inici¨® su andadura en septiembre de 2001. Hoy dispone de un cat¨¢logo de 88 juegos de mesa que no se pueden encontrar en las tiendas. "Casi todos proceden de Alemania; los menos de Austria, B¨¦lgica y Francia".
El Nimbali, por ejemplo, es un juego "fuera de lo com¨²n", asegura Igoa, pues transporta a los jugadores a la estepa africana y consiste en buscar un pozo para regar la tierra y dar de beber a jirafas, leopardos, rinocerontes, cebras, muy sedientos todos ellos. Los participantes deben arrimar el hombro para lograr un objetivo com¨²n antes de que la tierra se quede completamente reseca. En otros casos, los jugadores recolectan frutos de los ¨¢rboles antes de que se los coma un cuervo, ayudan a las mariquitas a asistir al baile de carnaval antes de que lo hagan las hormigas o salvan a un ¨¢rbol en peligro de que lo destroce la lluvia ¨¢cida. De esta forma, asegura Igoa, "sin perder el placer de jugar, todos ganan o todos pierden, porque no cabe la disputa entre los participantes".
Lo "m¨¢gico" de los juegos cooperativos, subraya Igoa, es que los ni?os est¨¢n obligados a apoyarse mutuamente porque "los unos se necesitan de los otros", a diferencia de los juegos competitivos, en los que los chavales se percatan de que la consecuci¨®n de sus objetivos es incompatible con la consecuci¨®n de los objetivos del resto.
Kometa cuenta con unos 60 socios. Son familias y grupos que pagan una cuota anual de 18 y 40 euros, respectivamente, que les permite alquilar, a modo de biblioteca, cualquier juego de mesa durante una semana. "Los ni?os comprenden as¨ª que no es necesario comprar juguetes de forma compulsiva para divertirse, y que deben cuidarlos porque no son de su propiedad", se?ala Igoa. Los juegos tambi¨¦n est¨¢n a la venta.
Est¨¢n fabricados con madera, tienen mucho colorido, "son muy creativos y est¨¢n ideados para el entretenimiento colectivo", dice Igoa. Varios de ¨¦stos, est¨¢n siendo experimentados durante este curso en siete colegios del Pa¨ªs Vasco como "material educativo para fomentar la solidaridad y la integraci¨®n de todas las personas".
En los talleres cooperativos que InteRed organiza para monitores de tiempo libre, responsables de ludoteca y guarder¨ªas, profesores, tratan de inculcarles los mismos valores: en los juegos cooperativos no hay fuertes ni d¨¦biles, listos ni tontos, h¨¢biles ni torpes. Todos reman (juegan) en una direcci¨®n.
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