Veh¨ªculos de integraci¨®n
La asociaci¨®n Verdiblanca asume el transporte escolar de medio centenar de j¨®venes discapacitados en Almer¨ªa
Hay personas para quienes asistir a clase diariamente supondr¨ªa una aut¨¦ntica aventura e, incluso, ser¨ªa imposible de no ser porque hay quienes se esfuerzan y ponen todo cuanto est¨¢ en sus manos para que las personas con deficiencias tengan un medio de transporte adecuado para hacer el trayecto desde su casa al centro escolar y viceversa de forma totalmente gratuita. En Almer¨ªa, gracias a la asociaci¨®n de minusv¨¢lidos Verdiblanca, 51 j¨®venes discapacitados se benefician del transporte puerta a puerta en seis veh¨ªculos adaptados. M¨¢s de la mitad de ellos precisan de la silla de ruedas y de ellos los hay con una discapacidad intelectual asociada. El resto tiene una movilidad reducida y graves dificultades para desenvolverse aut¨®nomamente, padecen autismo o deficiencias ps¨ªquicas.
La labor que desarrolla la asociaci¨®n Verdiblanca permite no s¨®lo a estos j¨®venes, sino tambi¨¦n a sus familias, una mejora de la calidad de vida. Desde las 8.00 hasta las 17.30, seis conductores (dos de ellos con discapacidad) y sus acompa?antes recogen en sus hogares a los estudiantes para llevarlos a 11 centros docentes, repartidos entre las barriadas almerienses de El Alqui¨¢n, Costacabana o Loma Cabrera y los municipios de Rioja, Viator o Roquetas de Mar.
"La ense?anza es obligatoria a ciertas edades", explica Jos¨¦ G¨®mez Amate, presidente de Verdiblanca, "y nosotros lo que hacemos es facilitar que cualquier ni?o o joven con edad obligatoria de estar matriculado acuda al mismo en lugar de quedarse recluido en su casa", algo que "ha ocurrido en much¨ªsimas generaciones de personas con discapacidad que no han tenido ni mucho menos f¨¢cil acceder a la educaci¨®n".
Para poder llevar a cabo el transporte puerta a puerta de estos j¨®venes existe un alto grado de colaboraci¨®n tambi¨¦n entre los familiares de estos estudiantes y el profesorado, que facilitan el trabajo de los conductores y sus acompa?antes.
Valeria tiene 11 a?os y vive en la zona de La Juaida, una barriada de la periferia de la capital almeriense. Cada d¨ªa, de lunes a viernes, pasan a recogerla a su casa para llevarla al colegio y cuando las clases acaban la devuelven de nuevo al hogar. Valeria es hemipl¨¦jica, debido a una par¨¢lisis cerebral, y desde que tiene edad de estar escolarizada acude a clases. Durante los primeros a?os era To?i, su madre, la que la llevaba y recog¨ªa del colegio, pero desde hace cuatro es Verdiblanca la que se ha hecho cargo de esta tarea. To?i trabaja y explica que no tener que estar pendiente del horario escolar de Valeria le supone un gran desahogo, porque el colegio al que acude la ni?a est¨¢ a m¨¢s de 15 minutos en coche desde su residencia. Es s¨®lo un ejemplo de lo que ocurre con las familias de ni?as como Ana Gemma, que vive en Rioja, o Lourdes, que vive en el centro de la ciudad de Almer¨ªa.
Lo deseable, seg¨²n Jos¨¦ G¨®mez, ser¨ªa que todos los ni?os en estas situaciones puedan acudir al colegio e, incluso, continuar sus estudios posteriormente. Por ello la asociaci¨®n sigue trabajando para mejorar y ampliar el servicio que viene prestando desde 1995. Ahora, la Consejer¨ªa de Educaci¨®n se va a encargar del mantenimiento de los seis veh¨ªculos adaptados que hacen el puerta a puerta y tambi¨¦n del personal necesario para atender al alumnado durante el trayecto de cada una de las rutas, un modo m¨¢s de aunar esfuerzos en pro de la integraci¨®n de las personas con discapacidad.
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