Yeste dobla el brazo a Molina

Por el campo, sinuoso, es decir r¨¢pido y lento seg¨²n donde, por la lluvia, pertinaz, por el estilo cl¨¢sico del partido, de esos condenados a la ida y vuelta, al juego pendular, no era el d¨ªa de los medio puntas. Ni Valer¨®n, ni Yeste (sobre todo) le encontraban el tacto al bal¨®n, ni la pausa al partido. La visceralidad les sobrepasaba. Se preve¨ªa un partido lleno de balones divididos, de entradas al l¨ªmite, de imprecisiones en la entrega, de andar listo a cualquier circunstancia.

Y algunos no estaban listos. Por ejemplo Diego Trist¨¢n, incapaz de leer ninguna jugada y, lo que es peor, de acompa?arla cuando surg¨ªa un contragolpe del Depor casi siempre estructurado por la velocidad de Luque (muy intermitente) o la habilidad de Sergio, reconvertido en extremo por la ausencia de V¨ªctor. La generosidad de Luque y la lentitud de Trist¨¢n impidi¨® el gol del Deportivo en una acci¨®n jocosa. Con todo a favor, mano a mano con Aranzubia, Luque hizo el paso de la muerte, pero Trist¨¢n estaba a mil kil¨®metros de la jugada.

El equipo de Irureta ech¨® en falta a Valer¨®n, poco activo, y el Athletic, el juego por las bandas

Eso era el partido. Un cl¨¢sico: f¨²tbol por los extremos y atasco en las v¨ªas centrales. Al Athletic le ocurr¨ªa lo mismo, con una diferencia, le costaba un potos¨ª desbordar por los costados, lo que autom¨¢ticamente anulaba las posibilidades de Urzaiz en el ¨¢rea.S¨®lo las arrancadas de Javi Gonz¨¢lez por el costado derecho desarmaban al Deportivo por la indolencia de Luque en las tareas defensivas. Cuando el Athletic llegaba por ah¨ª, ocurr¨ªa algo. Pero llegaba pocas veces.

El Depor malgast¨® tres balas en la primera mitad: un disparo de Duscher, un cabezazo de Valer¨®n -ambos retenidos por Aranzubia- y la jugada jocosa de Luque con Trist¨¢n que acab¨® en ninguna parte. El Athletic simplemente se asomaba con m¨¢s ¨ªmpetu que elaboraci¨®n, con un f¨²tbol m¨¢s directo que de toque. Apenas un disparo de Javi Gonz¨¢lez le puso en apuros a Molina.

Pero lo cierto es que el partido no era de nadie. Nadie se impon¨ªa t¨¢ctica ni f¨ªsicamente , todo iba y ven¨ªa, con unos granos m¨¢s de raciocinio deportivista, con unos granos m¨¢s de voluntarismo del Athletic. Mucho esfuerzo, pero pocas ocasiones.

Y en esto, tras el descanso, lleg¨® Yeste, con su nuevo look de indio navajo, y empal¨® un despeje de Manuel Pablo, que dobl¨® la mano de Molina y entr¨® cuando parec¨ªa que el portero hab¨ªa realizado una magnifica parada, el bal¨®n lleg¨® a la red, convirtiendo un magn¨ªfico disparo en un un gol afortunado y una buena parada en una especie de error.

Valverde hab¨ªa decidido maniatar a Valer¨®n dentro entrada a Orbaiz con la misi¨®n de esposarle. Y lo consigui¨®. No estaba el canario para muchos trotes, pero por si acaso, el Athletic le puso el candado para impedir su resurrecci¨®n. El gol agudiz¨® ese perfil, obligando al Deportivo a meter una velocidad m¨¢s cuando m¨¢s lento se pon¨ªa el campo, cuando m¨¢s apagado estaba Valer¨®n y cuando la sociedad Luque-Trist¨¢n daba tantas muestras de compa?erismo como de distancia. Una vez se asociaron de verdad y Luque marc¨®, pero el ¨¢rbitro auxiliar levant¨® el bander¨ªn anulando un gol legal. No hubo muchas m¨¢s noticias de ellos.

El Athletic, por vez primera en alg¨²n tiempo, se agrup¨® con sentido. Lejos de dejar espacios, escalon¨® el equipo y redujo el campo al tama?o de sus necesidades. Para correr estaba Ezquerro en una bella pugna con Manuel Pablo. Electricidad en la banda.

Irureta movi¨® pieza Tres destacados como Duscher, Sergio y Luque, agotados, dejaron paso a Munitis, Fran y al rebelde Djalminha. M¨¢s que las cualidades de los futbolistas se impon¨ªa su fortaleza f¨ªsica y mental.

El Athletic estaba entregado al sudor, al achique de espacios, a la disputa del bal¨®n como si fuera el ¨²ltimo partido de Liga tras un mes sin ganar. Y le sal¨ªan las cuentas. Simplemente se jugaba m¨¢s atr¨¢s, pero no con superioridad real del Deportivo que apenas cont¨® con un reverso de Trist¨¢n en el ¨¢rea que sali¨® rozando el poste. Una habilidad propia del delantero andaluz, facilitada por la impericia de Luis Prieto que le entreg¨® medio metro a un delantero de manual. Trist¨¢n, ya enchufado, quiz¨¢s enfadado, tuvo la ¨²ltima ocasi¨®n en un cabezazo que roz¨® el poste. Trist¨¢n se enchuf¨® tarde, cuando hab¨ªa malgastado la cartuchera y cuando el Athletic ya cre¨ªa en la victoria. tanto que la consigui¨® en un derroche de energ¨ªa.