Divorcio a c¨¢mara lenta en Chile
La Iglesia y los sectores m¨¢s conservadores entorpecen la legalizaci¨®n de las rupturas matrimoniales
Chile es una de las dos naciones del mundo -la otra es Liechtenstein- donde el divorcio est¨¢ fuera de la ley. Catorce a?os despu¨¦s de la recuperaci¨®n de la democracia, el Parlamento discute el proyecto de ley de matrimonio civil, cuya tramitaci¨®n avanza a c¨¢mara lenta por la enorme resistencia de grupos y sectores inmovilistas encabezados por la Iglesia cat¨®lica. La apariencia de modernidad y desarrollo del pa¨ªs con el mejor desempe?o econ¨®mico de Am¨¦rica Latina choca con el conservadurismo y la visi¨®n trasnochada de muchos legisladores.
Antes de entrar en receso de verano, el Senado chileno ha agotado hasta el ¨²ltimo d¨ªa del periodo de sesiones para discutir los aspectos m¨¢s controvertidos del proyecto de ley, que establece un plazo m¨ªnimo de cinco a?os para el divorcio unilateral y de tres a?os cuando hay mutuo acuerdo de los c¨®nyuges. El art¨ªculo 56 es uno de los que han generado mayor pol¨¦mica, ya que faculta a los jueces a no permitir el divorcio si consideran que tendr¨¢ consecuencias patrimoniales o morales de "gravedad desproporcionada" para el c¨®nyuge demandado o los hijos.
Diversas fuentes coinciden en que el Senado dio un giro a la derecha al proyecto de ley. No en vano, es la C¨¢mara m¨¢s conservadora, donde tienen su esca?o los senadores designados y otros ex dirigentes pol¨ªticos de la dictadura. La temperatura del debate subi¨® cuando se abord¨® el art¨ªculo 21, que otorga validez a los matrimonios religiosos que en los ocho d¨ªas posteriores quedar¨¢n legalmente inscritos. La poderosa Iglesia cat¨®lica movi¨® todos los hilos para conseguir la aprobaci¨®n del pol¨¦mico art¨ªculo, que logr¨® el respaldo de 27 senadores frente a 16.
El proyecto pasar¨¢ del Senado a la C¨¢mara de Diputados, donde se introducir¨¢n nuevas modificaciones al proyecto. La tramitaci¨®n se prev¨¦ larga, a pesar de que el presidente Lagos sue?a con presentar la nueva ley el pr¨®ximo 21 de mayo, cuando haga balance ante el Parlamento del ¨²ltimo a?o legislativo. La cadena de obst¨¢culos tendida por los sectores m¨¢s conservadores persigue desvirtuar una ley que corre el riesgo de nacer herida de muerte. El senador democristiano Jorge Pizarro advierte del riesgo de que con la nueva ley "sea m¨¢s dif¨ªcil divorciarse que anularse en el futuro".
Al no existir divorcio en Chile, el contrato matrimonial no se puede romper, pero s¨ª anularse. ?sta es la soluci¨®n a la que recurren las parejas que pueden pagar los 1.000 d¨®lares que cuesta, como m¨ªnimo, el abogado para dicha operaci¨®n. Los argumentos ante el juez son simples y variados: desde que el v¨ªnculo nunca existi¨® porque a la hora de la firma del contrato hubo un error en la direcci¨®n de uno de los c¨®nyuges, a la falta de cohabitaci¨®n marital, locura o impotencia. Todos son pretextos falsos. Es un fraude completo en el que implicados y testigos mienten y el juez hace la vista gorda a la hora de firmar la anulaci¨®n. El fallo declara que el matrimonio nunca existi¨®, con lo que la mujer queda desamparada ante la ley.
Las presiones contra la legalizaci¨®n del divorcio no proceden s¨®lo de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, sino tambi¨¦n de los partidos derechistas de oposici¨®n y de un amplio sector de la Democracia Cristiana, el primer partido pol¨ªtico de Chile. Todos ellos comparten valores retr¨®grados sobre los derechos de la mujer, que no coinciden necesariamente con posiciones ideol¨®gicas tradicionales. "Se puede ser machista leninista", dice con iron¨ªa una funcionaria que prefiere no revelar su identidad.
Chile fue el primer pa¨ªs latinoamericano que firm¨® el protocolo de la Convenci¨®n de Naciones Unidas para la Eliminaci¨®n de todas las formas de Discriminaci¨®n de Mujeres (CEDAW). Pero no lo ha ratificado. El Gobierno no lo present¨® al Senado ante la certeza de que la mayor¨ªa derechista no acatar¨ªa las recomendaciones del comit¨¦ de seguimiento del CEDAW y votar¨ªa en contra. En otras palabras, Chile no est¨¢ dispuesto a ajustar su legislaci¨®n y sus pr¨¢cticas en materia de derechos sexuales y reproductivos (educaci¨®n sexual, salud sexual, aborto y distribuci¨®n de anticonceptivos a los menores). Seg¨²n datos no oficiales, en Chile se practican unos 200.000 abortos al a?o, ilegales, por supuesto.
La falta de una ley de divorcio es el otro gran escollo para la firma del protocolo, que posibilita la acci¨®n individual contra el Estado chileno ante tribunales internacionales. La derecha chilena tiene bien presente la detenci¨®n de Pinochet en Londres y la acci¨®n de la Justicia internacional contra el ex dictador.
El Senado, que no ha ratificado el protocolo de la convenci¨®n contra la discriminaci¨®n de la mujer, es la misma C¨¢mara que cuenta apenas con dos esca?os femeninos -Carmen Frei (democratacristiana) y Evelyn Matthei (derecha)-, de un total de 48 senadores. Parad¨®jicamente, las ministras de Defensa, Michelle Bachelet (socialista), y de Asuntos Exteriores, Soledad Alvear (democratacristiana), ocupan los lugares de cabeza, junto al derechista Joaqu¨ªn Lav¨ªn, alcalde de Santiago, en las encuestas sobre las elecciones presidenciales a celebrarse en dos a?os.
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