Que gane el mejor
Se ha dicho muchas veces que todo lo que sirve para ganar las elecciones se convierte inmediatamente despu¨¦s en un lastre, como si los compromisos y las propuestas formuladas que permiten atraer el voto limitaran despu¨¦s, una vez concluido el recuento de la noche electoral, la necesaria libertad de movimientos para gobernar a quienes resultan proclamados triunfadores. Para los observadores atentos de estos procesos es adem¨¢s del m¨¢ximo inter¨¦s analizar cu¨¢les son en detalle las ofertas que cada una de las formaciones contendientes lanza para captar el voto de los electores, para determinar en qu¨¦ medida las propuestas sobre las mismas cuestiones tienden a converger o a antagonizarse y en qu¨¦ direcci¨®n se han ido modificando los se?uelos program¨¢ticos a trav¨¦s de las sucesivas convocatorias.
Se sabe que por lo general quienes concurren a los comicios en el ejercicio del Gobierno perge?an un programa mucho m¨¢s radical que quienes lo hacen en las tinieblas exteriores de la oposici¨®n. As¨ª se vio tan lejos como en el a?o 36 y tan cerca como en el 82. Siempre resulta maravillosa la forma en que el partido en el Gobierno, sea el que sea en cada ocasi¨®n, parece rebosar de aquello de lo que ven¨ªa careciendo. C¨®mo, de manera s¨²bita, reconoce realidades que ven¨ªa negando cuando la oposici¨®n quer¨ªa hacerlas aflorar. C¨®mo, mediante un ejercicio de prestidigitaci¨®n, pasa a propugnar sin trampa ni cart¨®n que llueva caf¨¦ en el campo, que surjan viviendas protegidas hasta 900.000 o que se incremente el n¨²mero de polic¨ªas sin tasa, despu¨¦s de ocho a?os de empe?arse en el mantenimiento de la sequ¨ªa m¨¢s pertinaz, sin aceptar las evidencias sobre el incremento de los precios y de las dificultades consiguientes para el acceso a la vivienda ni sobre la multiplicaci¨®n de la delincuencia callejera.
El p¨²blico de a pie quiere que gane el mejor. Ahora mismo, en el caso del PP, que gane el PP que pugnaba por terminar con el sectarismo de RTVE, que se propon¨ªa acabar con la corrupci¨®n, que apostaba a la regeneraci¨®n democr¨¢tica, que se declaraba a favor de las comisiones de investigaci¨®n en el Congreso de los Diputados. Es decir, en las ant¨ªpodas de Urdaci y sus serviles entrevistas al presidente, de Gescartera, de Fabra en Castell¨®n, del acoso de los alcaldes de Ponferrrada en Le¨®n y de Toques en Galicia, de las compras de cuadros del Ministerio de Fomento a la galer¨ªa Marlborough, de los negocietes del yern¨ªsimo Alejandro Agag, de las publicidades del ministro Eduardo Zaplana, de la operaci¨®n Chamart¨ªn en Madrid, de las amistades con el abusador de Berlusconi y de la sumisi¨®n a los neocons de Bush aunque nos lleven a una guerra por motivos que se han demostrado falsos.
Y si triunfara el PSOE, los electores querr¨ªan que la victoria fuera para un partido capaz de tomar el relevo hacia la prosperidad, en absoluto complaciente con las desdichas nacionales ni gozoso de los fracasos, adversario decidido del cuanto peor mejor, impulsor del empleo, siempre a favor de la creaci¨®n de empleo, decidido a reconocer la pluralidad de las Autonom¨ªas sin merma del Estado nacional que necesitamos, dispuesto a incorporar en sus filas el talento de los mejores, empe?ado en sostener una relaci¨®n de primer orden con los Estados Unidos dentro de nuestros prioritarios compromisos con la Uni¨®n Europea, atento al di¨¢logo social en pro de una redistribuci¨®n de la renta sin la que es impensable un desarrollo sostenible.
Pero los espectadores participantes para nada quieren que cada uno se instale en el vale todo. Que se opte por el nada hay que objetar a los nuestros, por la convalidaci¨®n de los abusos o de la incompetencia si acaso florece en las propias filas. Debe abolirse la idea de que debe ignorarse al interlocutor y evitarse los debates esclarecedores cara al p¨²blico. Cuenta Tony Barber en el Financial Times que Margarita Thatcher, en absoluto amante del f¨²tbol, pregunt¨® en una ocasi¨®n a su gabinete si ser¨ªa posible reorganizar la competici¨®n de forma que los partidos pudieran jugarse en ausencia de espectadores. Aqu¨ª da la impresi¨®n de que quienes salen con ventaja clara en las encuestas querr¨ªan que acudi¨¦ramos a las urnas sin pasar por el engorroso tr¨¢mite de la campa?a electoral. Pero de eso, nada. Que gane el mejor pero despu¨¦s de haberse comprometido y de haberlo demostrado. Recordemos al poeta Pedro Salinas cuando escrib¨ªa "quiero sacar de ti, tu mejor t¨²".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.