Orejas para Zotoluco

Zotoluco a su primero, un ejemplar noble y fijo que mereci¨® arrastre lento, lo lance¨® temerariamente. Cuaj¨® una faena emotiva con templanza y mando, toreando por ambos lados. En cambio, con la fiereza de su segundo no pudo y su trasteo fue atropellado. Rafael Ortega se asom¨® al balc¨®n en el cuarto para banderillear a su reserv¨®n primero. A su segundo, de corto viaje, le oblig¨® a humillar tore¨¢ndolo con se?or¨ªo por el derecho. Las protestas e insultos al presidente durante los tres tercios de la lidia por la escasa presencia del primero de Manuel Caballero le obligaron a abreviar. En su ¨¢spero segundo batall¨® por partida doble: primero, contra el fuerte viento y despu¨¦s con un animal agarrado al piso que s¨®lo mov¨ªa la cabeza para calamochear.