Primera batalla pol¨ªtica del general Clark
El ex militar irrumpe en las primarias dem¨®cratas, en las que Kerry sigue siendo favorito
"Cuando mi padre muri¨®, yo ten¨ªa cinco a?os. Todo lo que nos dej¨® fue un Buick del a?o 1940 y 524 d¨®lares". El ex general Wesley Clark habla en el pabell¨®n de deportes del New England College, en Henniker, a una hora de la capital de New Hampshire, Concord. Tiene la rigidez, tambi¨¦n la imagen de sinceridad, del novato en pol¨ªtica. Los estudiantes y profesores que han desafiado a la nieve y los 13 grados bajo cero no pierden palabra. Clark, de 59 a?os, se estrena en New Hampshire, y los sondeos que hace una semana le daban el 21% de los votos lo rebajan ahora al 13%. Kerry, en cabeza, luch¨® en Vietnam, como ¨¦l; Dean se recupera, y Edwards y Lieberman necesitan los votos para sobrevivir, igual que Clark.
El ex general propone "un nivel m¨¢s elevado de liderazgo" y hace bandera de los valores familiares y del patriotismo. "?Un presidente, como Bush, que no hace nada para crear empleo o para resolver la situaci¨®n de 44 millones de personas sin seguro m¨¦dico no tiene valores familiares!". Aplausos cerrados. "Un presidente que se pone una cazadora de aviador y va a un portaaviones no es un patriota. Antes del 11-S, Bush no hizo lo que ten¨ªa que hacer para que estuvi¨¦ramos m¨¢s seguros, y despu¨¦s del 11-S nos llev¨® a una guerra a la que no hab¨ªa que ir. ?No fue patriotismo, fue mal liderazgo!". M¨¢s entusiasmo.
Clark ha cometido errores. El cineasta y escritor Michael Moore le ha dado su apoyo, al tiempo que llamaba "desertor" a Bush; el ex general no se ha distanciado de la grave acusaci¨®n, lo que le ha costado algunos reproches. Y se ha metido con Kerry por ser simplemente teniente cuando gan¨® sus medallas en Vietnam. Los veteranos no han agradecido el comentario. Clark ha tenido opiniones no siempre constantes sobre la guerra, y sus pasadas votaciones a favor de presidentes republicanos tampoco le ayudan. Pero ofrece, como Dean, el encanto de lo nuevo y de lo inclasificable: "?No soy un pol¨ªtico, no formo parte de los problemas; soy la soluci¨®n!".
Despu¨¦s del mitin, Clark habla con la gente. Las preguntas son dif¨ªciles; las respuestas convencen a varios. "Pensaba que era el ¨²nico que pod¨ªa ganar a Bush; ahora, adem¨¢s, creo que ser¨ªa un extraordinario presidente", dice Steven Liendstat. Si hay m¨¢s gente que piensa as¨ª, el ex general de cuatro estrellas, que fue jefe militar de la OTAN, medi¨® en la paz de Bosnia y dirigi¨® la guerra de Kosovo, est¨¢ salvado. Cuando habla, cara a cara, con una profesora sobre educaci¨®n, Clark razona, mantiene la mirada y no le suelta la mano. Y es capaz de cambiar con soltura al espa?ol, aunque dice: "No tengo el nivel que me gustar¨ªa. Pero lo conozco y lo uso, me gusta mucho". Se interrumpe para atender a otra persona, pero vuelve al idioma que nadie de los que le rodean, excepto el periodista, entiende, para recordar que su ¨²nico hijo est¨¢ casado con Mar¨ªa Astrid, colombiana: "Y mi nieto, ?sabe c¨®mo se llama? Wesley Pablo Oviedo Clark".
Voto contra la guerra
Los votantes deciden hoy si Kerry -hace dos semanas, tercero en los sondeos- mantiene la ventaja que consigui¨® en Iowa hace ocho d¨ªas. Las encuestas le dan una decena de puntos de ventaja sobre Dean excepto una, que reduce la diferencia a tres puntos. Kerry mantiene que es "el ¨²nico que puede ganar a Bush en noviembre. Dean ha frenado su ca¨ªda y remonta. Pero est¨¢ lejos de aquel espectacular 40% de los sondeos de hace un mes. Ataca a Kerry y dice que presume de saber de pol¨ªtica exterior y, sin embargo, "vot¨® contra la guerra en 1991, cuando ard¨ªan los pozos de petr¨®leo de Kuwait, y a favor en 2003". Para Dean, ser primero ser¨ªa la locura; quedar segundo le sirve para resucitar.
Edwards mantiene al pie de la letra el gui¨®n que le llev¨® al ¨¦xito en Iowa: una campa?a positiva de cambio y todas las cr¨ªticas, contra Bush. Lieberman tiene una posici¨®n m¨¢s delicada. Si no sale bien, tendr¨¢ que abandonar, porque est¨¢ sin fondos y su apoyo est¨¢ en el este del pa¨ªs. Los dos pelean a brazo partido con Clark por la tercera posici¨®n. Los tres cortejan a los independientes y se aferran a la gran esperanza: lo imprevisible del voto de New Hampshire. Hace cuatro a?os, los sondeos que daban ventaja a Bush sobre John McCain quedaron en evidencia cuando este ¨²ltimo gan¨® por 18 puntos, aunque despu¨¦s no le sirviera de nada. Tampoco le vali¨® a Paul Tsongas ganar a Bill Clinton en 1992, pero ambos resultados sugieren que aqu¨ª se premia a candidatos diferentes. A New Hampshire le gusta sorprender.
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