La prevenci¨®n del c¨¢ncer de colon
Cuenta Mel Graves en su libro C¨¢ncer, el legado evolutivo, que durante una visita a Denis Burkitt, en ?frica, el descubridor del linfoma que lleva su nombre, convencido de la relaci¨®n entre la alimentaci¨®n y el c¨¢ncer de colon, no encontr¨® mejor argumento que comparar el tama?o y la textura de las heces de los africanos rurales con las de los amigos ingleses que le acompa?aban. La observaci¨®n, justo antes de la cena, fue muy efectista, independientemente del buen gusto.
Burkitt supon¨ªa que la incidencia de c¨¢ncer de colon, muy superior entre las poblaciones en las que la dieta se hab¨ªa refinado, aumentar¨ªa a medida que las costumbres alimenticias se globalizaran. Algo que han corroborado los datos de los registros de c¨¢ncer. Aunque los estudios epidemiol¨®gicos no siempre proporcionen resultados coherentes, la fibra neutraliza los ¨¢cidos biliares y otras sustancias qu¨ªmicas intestinales que pueden da?ar el epitelio colo-rectal. Tambi¨¦n se ha asociado al consumo de carne roja, sobre todo si se cocina a la parrilla, debido a la producci¨®n de benzopireno y otros hidrocarburos polic¨ªclicos cancer¨ªgenos.
Desde el punto de vista biol¨®gico, el c¨¢ncer se inicia cuando se desarrollan clones celulares afectados por mutaciones que son capaces de superar los mecanismos de control del organismo, menos eficaces a medida que aumenta la edad. Unas mutaciones que pueden producirse al azar, mediante la influencia de factores cancer¨ªgenos o por ambas causas. De ah¨ª tambi¨¦n el papel de la susceptibilidad gen¨¦tica. En general, el c¨¢ncer es el resultado de la interacci¨®n entre factores gen¨¦ticos y ambientales, aunque en la mayor¨ªa de los casos el peso de la influencia ambiental sea m¨¢s determinante.
La tendencia creciente de la morbimortalidad por c¨¢ncer de colon, que ya es la segunda causa de defunci¨®n oncol¨®gica en Espa?a, lo convierte en una de las prioridades sanitarias de nuestra sociedad. Respecto de la prevenci¨®n, son posibles dos estrategias, la de la prevenci¨®n primaria, dirigida a evitar la aparici¨®n del c¨¢ncer, y la de la prevenci¨®n secundaria, basada en el diagn¨®stico y el tratamiento precoz.
A pesar de que el conocimiento de la historia natural del c¨¢ncer de colon no sea definitivo y todav¨ªa no se disponga de pruebas irrefutables del papel protector de una alimentaci¨®n basada en el consumo de frutas y verduras frescas y en el aporte de fibras vegetales, lo que sabemos es suficiente para promover una alimentaci¨®n de este tipo, que adem¨¢s tiene otras ventajas para la salud.
Sin embargo, la mera difusi¨®n de consejos tiene poco impacto en la modificaci¨®n del comportamiento diet¨¦tico, que depende en buena parte de factores sociales como la distribuci¨®n social del trabajo, la composici¨®n de la familia y, desde luego, la accesibilidad a los diversos alimentos en forma de platos listos para consumir.
La prevenci¨®n secundaria, en cambio, no disminuye la incidencia del c¨¢ncer, ya que consiste en el diagn¨®stico y el tratamiento precoz de las lesiones, detectadas en fases tempranas de su evoluci¨®n, mediante dos tipos de pruebas, la b¨²squeda de sangre oculta en las heces y la visualizaci¨®n de alteraciones con la colonoscopia. Los servicios asistenciales son m¨¢s proclives a estos procedimientos debido a su car¨¢cter cl¨ªnico, a que no exigen habilidades especiales de comunicaci¨®n y a que consumen menos tiempo, aunque generen un elevado coste al incrementar el consumo de intervenciones diagn¨®sticas y terap¨¦uticas. Un coste que encarece la factura sanitaria aunque comporte beneficios econ¨®micos para los proveedores.
Pero la poblaci¨®n tambi¨¦n se muestra reticente a las pruebas de detecci¨®n precoz, particularmente a la colonoscopia. Entre las razones que motivan la baja adhesi¨®n destaca que, sin sedaci¨®n, la colonoscopia puede ser bastante molesta, adem¨¢s de que no sea despreciable el riesgo de efectos adversos como las hemorragias y las perforaciones intestinales. Finalmente, la necesidad de una preparaci¨®n previa mediante una en¨¦rgica purga contribuye a la disuasi¨®n.
Frente a esta situaci¨®n, la respuesta del sistema sanitario se dirige b¨¢sicamente a mejorar los procedimientos de prevenci¨®n secundaria, como muestra una reciente investigaci¨®n que eval¨²a la utilizaci¨®n de la colonoscopia virtual en la detecci¨®n precoz. Una t¨¦cnica dise?ada hace casi diez a?os que hasta ahora no se consideraba adecuada como procedimiento rutinario, pero que, aplicada a un grupo de 1.233 adultos asintom¨¢ticos, expuestos a un riesgo de c¨¢ncer de colon equivalente al de la poblaci¨®n general, ha conseguido mejorar los resultados obtenidos por la colonoscopia ¨®ptica en la detecci¨®n de lesiones cl¨ªnicamente relevantes, los p¨®lipos adenomatosos mayores de 10 mil¨ªmetros.
La colonoscopia virtual consiste en una exploraci¨®n mediante tomograf¨ªa computarizada, el c¨¦lebre esc¨¢ner, cuyas ventajas desde el punto de vista pr¨¢ctico son considerables, ya que, al no requerir sedaci¨®n en ning¨²n caso, acorta el tiempo total, evita los eventuales efectos adversos de la medicaci¨®n y no necesita un tiempo de recuperaci¨®n extra ni se necesita un acompa?ante que lleve de vuelta a casa a la persona explorada. Lamentablemente, lo que no ahorra es la preparaci¨®n, que, como se ha comentado, puede resultar bastante molesta.
Es de esperar que, si se confirman estos resultados, se vaya introduciendo la nueva t¨¦cnica y el sistema sanitario proceda a ampliar los recursos necesarios para su utilizaci¨®n como elemento preventivo. Lo que, desde luego, puede tener un impacto beneficioso en la reducci¨®n de la mortalidad por c¨¢ncer de colon. Sin embargo, no reducir¨¢ la incidencia de las lesiones cancerosas o precancerosas.
El escaso ¨¦xito de los consejos diet¨¦ticos proporcionados desde el sistema sanitario no es raz¨®n suficiente para renunciar al impacto potencial de la prevenci¨®n primaria del c¨¢ncer de colon, aunque no disponga de incentivos econ¨®micos y tecnol¨®gicos tan poderosos como el desarrollo de las intervenciones preventivas basadas en el diagn¨®stico y el tratamiento precoz.
Pero potenciar la prevenci¨®n primaria requiere la existencia de unos servicios de salud p¨²blica cualificados, que dispongan de recursos suficientes para dise?ar estrategias e intervenciones eficaces, que sean capaces de establecer alianzas con las instituciones y los grupos objetivamente interesados en fomentar una alimentaci¨®n m¨¢s saludable y, obviamente, con el conjunto de la poblaci¨®n, que, a fin de cuentas, es la que sufre las consecuencias.
Andreu Segura es profesor de Salud P¨²blica de la Universidad de Barcelona y coordinador del proyecto AUPA Barceloneta.
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