La m¨¦dium y el libertino

Serge Gainsbourg, el viejo s¨¢tiro franc¨¦s, libertino musical y gozador de lo procaz envuelto en volutas de humo del ya proscrito tabaco, empapado en el no mejor visto alcohol duro, retorn¨® a este mundo por algo menos de dos horas y merced al esfuerzo de la m¨ªtica Jane Birkin, su ex esposa y perfecta m¨¦dium. Era la primera vez que Jane actuaba en Madrid y su presencia fue suficiente para convocar ante ella a la intelligentsia capitalina en un alarde de arrobo nost¨¢lgico-cultural.

Ante el firme aplauso de actores, cantantes, escritores, directores y productores de cine, directores de medios de comunicaci¨®n y afamados periodistas, la Birkin reprodujo en directo ese milagro de belleza ya madura que con menos de veinte a?os la instalara en la retina com¨²n desde los fotogramas del filme Blow-up, de Antonioni.

Ahora, con 58 a?os y evidentes signos de cierto cuelgue m¨ªstico oriental, como si aquellos trepidantes a?os de amour fou le hubieran dejado secuelas en la mente y en el alma, Jane Birkin repas¨® en vivo, y ante un p¨²blico que guardaba respetuoso silencio ante su seductora presencia, las viejas canciones del amante y amigo ido en la clave magreb¨ª que ella ha escogido para su regreso a la actividad musical con el disco Arabesque. Ces petit riens, Le vals de Melody, Couleur Caf¨¦, Le chanson de Prevert, Elisa -una de las primeras canciones de Gainsbourg que grab¨®-, Baby alone in Babylone y, sobre todo, la hermosa Javainese, que Birkin interpret¨® a capella, devolvieron a la vida por un rato a aquel enfant terrible que escribi¨® por ella versos tan hermosos como "Jour apr¨¨s jour les amours mortes / N'en finissent pas de mourir".