El muro de separaci¨®n en Cisjordania destroza el sistema sanitario palestino
Los hospitales quedar¨¢n cercados en enclaves aislados por verjas y rodeados de controles
La construcci¨®n de la barrera de separaci¨®n dise?ada por el Gobierno israel¨ª para prevenir la infiltraci¨®n de terroristas influye en todos los ¨¢mbitos de la vida palestina. Adem¨¢s de hacer materialmente imposible la futura continuidad territorial y la viabilidad econ¨®mica de un eventual Estado independiente, la barrera pone patas arriba su precario sistema sanitario. Seg¨²n un detallado estudio presentado ayer, el acceso a los servicios m¨¦dicos dejar¨¢ de ser un derecho para convertirse en un privilegio para los m¨¢s de dos millones de habitantes de Cisjordania.
Desde que estall¨® la Intifada en septiembre de 2000 la tasa de mortalidad infantil en Cisjordania ha aumentado hasta el 20%. "Si no fuera por la pol¨ªtica de cierres y controles militares, as¨ª como ahora por la construcci¨®n del muro, descender¨ªa inmediatamente al 16%", se?al¨® el doctor Mustafa Barguti, quien ayer present¨® este documento de un centenar de p¨¢ginas en el edificio de las C¨¢maras de Comercio en Ramala. "Pero ¨¦sta no es m¨¢s que la punta del iceberg", asegur¨®. Seg¨²n el informe, los indicadores de las secciones de maternidad, infantil, epidemias, discapacitados y enfermos cr¨®nicos han experimentado resultados similares.
Bajo el nombre de El impacto del muro de separaci¨®n en el acceso a los servicios de salud, el estudio pone de manifiesto la incapacidad de reacci¨®n para un sistema sanitario que incluso durante el proceso de paz resultaba insuficiente. A estas carencias estructurales en muchas especialidades m¨¦dicas, hay que sumar ahora todo el conglomerado de obst¨¢culos que dificultan el acceso a las 120 peque?as cl¨ªnicas y 10 hospitales de Cisjordania. En palabras del doctor Barguti, "se trata de una matriz de control que combina el muro, las verjas, los controles y las incursiones militares", a?adi¨® aludiendo a la registrada ayer en Gaza.
Seg¨²n el informe, la primera fase de la barrera, ya inaugurada oficialmente, ha dejado a 26 centros de atenci¨®n primaria encerrados en enclaves. La segunda, que se est¨¢ construyendo en estos momentos y estar¨¢ terminada para finales del verano, aislar¨¢ a otros 71 centros de salud. Y la tercera, proyectada para principios del a?o que viene, incluir¨¢ los 22 centros restantes. Los compartimentos estancos que crean las particiones internas del muro -a trav¨¦s de verjas y zanjas- no tendr¨¢n m¨¢s remedio que convertirse en aut¨¢rquicos, no s¨®lo desde el punto de vista econ¨®mico, sino tambi¨¦n sanitario. Una docena de mujeres ha muerto al dar a luz o perdido a sus hijos reci¨¦n nacidos tras ser retenidas en controles militares mientras intentaban ser conducidas al hospital. El ¨²ltimo caso ocurri¨® el pasado 22 de diciembre, cuando dos gemelos fallecieron tr¨¢gicamente en un control.
Un hecho que salta a la vista en estos momentos es el de Abu Dis y Al Azariya (la Betania b¨ªblica), situados en la parte este de Jerusal¨¦n. Estos barrios -que alojan a casi 100.000 personas, el campus de la Universidad de Al Quds, y el que iba a ser el Parlamento palestino unificado- est¨¢n siendo rodeados por un muro de ocho metros de altura, que en principio s¨®lo contempla una entrada v¨ªa la localidad israel¨ª de Maale Adumim, lo que provocar¨¢ que las ambulancias tarden una hora en llegar a alguno de los hospitales de Jerusal¨¦n. Antes de la construcci¨®n del muro, tardaban 10 minutos.
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