El Bar?a tira la Copa
Un gol de Yordi a seis minutos para el final le da el pase a semifinales al Zaragoza ante un rival encogido y sin mordiente
Acomodado y desganado, falto de f¨²tbol y de tensi¨®n competitiva, el Barcelona entreg¨® la Copa con la misma rutina y desprecio que se ha desentendido de la Liga. Para ser una final, como convinieron en proclamar jugadores y entrenador, los azulgrana jugaron a la italiana sin ser italianos, sin ambici¨®n ni jerarqu¨ªa, como si les interesara decidir la suerte de la eliminatoria en la acci¨®n m¨¢s tonta o previsible, una manera de rebajarse futbol¨ªsticamente frente a un rival menor, que supo aguardar pacientemente su momento.
Las consecuencias de la derrota son imprevisibles porque, a la descuidada actuaci¨®n del equipo, se a?adi¨® la sorprendente intervenci¨®n del entrenador, que sustituy¨® a Ronaldinho y Davids, los dos s¨ªmbolos del club, cuando la eliminator¨ªa estaba todav¨ªa en el aire. Al Bar?a le dio un sorprendente ataque de desidia y decidi¨® jugarse el trofeo a la ruleta despu¨¦s de que el partido hubiera quedado a su merced nada m¨¢s empezar. Y el Zaragoza bien que lo agradeci¨®.
Zaragoza: Lainez; Rebosio (Ferr¨®n, m. 61), ?lvaro, Milito, David Pirri; Galleti, Ponzio (Generelo, m. 72), Cuartero, Cani; Villa y Drulic (Yordi, m. 46).
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Reiziger, M¨¢rquez, Oleguer, Van Bronckhorst; Xavi, Cocu, Davids (Gerard, m. 68); Luis Garc¨ªa, Kluivert (Saviola, m. 51) y Ronaldinho (Luis Enrique, m. 77).
Goles: 0-1. M. 11. Luis Garc¨ªa, tras un rechace de la defensa, empalma un zurdazo desde la frontal del ¨¢rea que se cuela por la escuadra.
1-1. M. 84. Yordi, a la media vuelta y desde el punto de penalti, marca por alto tras un pase de cabeza de Milito, en un saque de esquina botado por Cani.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Oleguer, Ponzio, Cuartero y Milito.
La Romareda. Unos 32.000 espectadores.
Las circunstancias permit¨ªan al Zaragoza afrontar la vuelta como la ida, como quien no repara en el encuentro ni en la competici¨®n, turbado como est¨¢ el equipo por su delicada situaci¨®n en la Liga. Ocurri¨®, sin embargo, que al Barcelona le cost¨® igualmente llevar la iniciativa, elaborar el juego, hacerse sentir en el campo. Rijkaard ha parado ¨²ltimamente una alineaci¨®n muy f¨ªsica, sin capacidad para dominar el juego, generalmente pendiente de aspectos marginales como los rechaces, que bien gestionados tambi¨¦n son rentables, como bien demostr¨® Luis Garc¨ªa.
Al Zaragoza de nada le sirvi¨® inicialmente tapar las l¨ªneas de pase azulgrana, atacar sus flancos y aislar a Ronaldinho, menguado f¨ªsicamente por una lesi¨®n en el tobillo derecho. A las primeras de cambio ya hab¨ªa tomado un gol en una pelota suelta, escupida a la salida de una falta y que Luis Garc¨ªa enganch¨® con la zurda desde fuera del ¨¢rea. La volea puso la confrontaci¨®n en el punto justo que quer¨ªa el Bar?a. Falsa impresi¨®n.
Apremiado por la hinchada, que miraba al partido m¨¢s que nada como un cuesti¨®n de honor, el Zaragoza se enrabiet¨® y fue a por ¨¦l con agallas, sin miedo, liberado por el favoritismo del Bar?a. Los azulgrana recularon para ser sometidos desde todos los sectores. El equipo de V¨ªctor Mu?oz adelant¨® la l¨ªnea de presi¨®n y se gan¨® el campo con un f¨²tbol vigoroso, de mucho nervio, intimidatorio. Las faltas fueron cayendo frente al ¨¢rea de Vald¨¦s, que pas¨® un mal rato por la incapacidad de su zaga para defender las jugadas de estrategia.
Aun cuando se sinti¨® estafado por el ¨¢rbitro, que no interpret¨® como punible una entrada de Van Bronckhorst a Galleti, el acoso local result¨® largo tiempo est¨¦ril, por mucho empe?o que puso Villa, especialmente revoloteador. Aguant¨® el Barcelona hasta el descanso. Los apuros defensivos le restaron salida pese a que cuando conect¨® con Xavi y Ronaldinho se hizo la luz, sobre todo en dos remates de Kluivert y Davids a los que Lainez respondi¨® estupendamente.
A falta del bal¨®n, que iba y ven¨ªa sin parar en la divisoria, la concentraci¨®n y la paciencia le permit¨ªan a los barcelonistas combatir al Zaragoza, que cambi¨® de delantero centro para insistir en su ataque a¨¦reo. Teji¨® m¨¢s el juego el Bar?a en el inicio del segundo acto. A cada jugada, sin embargo, le falt¨® el ¨²ltimo pase, entre otras cosas porque Kluivert se lastim¨® hasta ser sustituido en un partido muy desagradable para ¨¦l, insultado desde la grada. Perdi¨® altura y presencia el Barcelona, que por m¨¢s vueltas que le daba no llegaba al ¨¢rea del Zaragoza, bien parado atr¨¢s. Jugando pr¨¢cticamente como local, al Bar?a le falt¨® profundidad, como bien ya sabe el Camp Nou, y su f¨²tbol fue chato, sin aristas ni picante. Agitado en el primer tiempo, el partido se volvi¨® progresivamente blando y p¨¢lido en el segundo, sin sobresaltos, siempre prudente por uno y otro bando, a merced de cualquier jugada aislada.
La somnolencia dur¨® el tiempo que tard¨® Rijkaard en retirar a Ronaldinho, tan disminuido f¨ªsicamente como extra?ado, capaz como se sent¨ªa de resolver con un gesto t¨¦cnico. Animado por la concesi¨®n, el Zaragoza entendi¨® que el Barcelona le permit¨ªa disputar el partido y la ronda en igualdad de condiciones. A falta de juego, bien pod¨ªa servir un c¨®rner, y a la salida de un saque de esquina, empat¨® Yordi y le dio a la ronda un final sorprendente. Pese a que quer¨ªa el Zaragoza quitarse la Copa de encima y el Barcelona no sab¨ªa como asirla, el semifinalista era el equipo ma?o. D¨¦bil de nacimiento en verano, el nuevo Bar?a no ha pasado del invierno copero. Ni sin Gaspart y con Laporta escampa el mal tiempo en el Camp Nou.
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