Un paso hist¨®rico
El env¨ªo de los dos buques de guerra abortado ayer ten¨ªa algo de hist¨®rico, en la medida en que ning¨²n Gobierno espa?ol hab¨ªa intentado acercar tropas a la ex-colonia desde su independencia, en 1968.
Adolfo Su¨¢rez, que apoy¨® abiertamente el golpe de Estado que llev¨® al poder a Teodoro Obiang, en 1979, se neg¨®, en cambio, a hacerse cargo de su seguridad, y Obiang tuvo que recurrir a los servicios de soldados marroqu¨ªes.
Pero al tiempo que la producci¨®n petrol¨ªfera guineana crec¨ªa hasta los 120.000 barriles actuales y crec¨ªan tambi¨¦n los deseos de Repsol de obtener concesiones, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha demostrado un empe?o constante en sacar las relaciones con Guinea Ecuatorial del pozo en que cayeron en 1993, cuando la cooperaci¨®n qued¨® reducida al m¨ªnimo. A lo largo de su mandato se ha reunido con Obiang al menos siete veces y ha dejado la situaci¨®n en el umbral del trato privilegiado. La visita de la Armada deb¨ªa subrayar el paso a esa nueva fase.
El proyecto ha tropezado ahora, sorprendentemente, con la susceptibilidad del propio Gobierno guineano, tras haber superado obst¨¢culos como los impresentables procesos de Malabo de mayo de 2002. El levantamiento, en abril de 2002, de la vigilancia especial impuesta a Guinea por la Comisi¨®n de Derechos Humanos de la ONU sirvi¨® de luz verde, y ya no hubo marcha atr¨¢s. Se sucedieron las visitas de los secretarios de Estado de Cooperaci¨®n, Miguel ?ngel Cort¨¦s, y Exteriores, Ram¨®n Gil-Casares, y de las ministras de Sanidad, Ana Pastor, y Exteriores, Ana Palacio, el pasado 22 de noviembre, que no ten¨ªan precedentes desde 1987.
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