?La revoluci¨®n?, un vodevil
Tras los pasos de Los de abajo (1915), de Mariano Azuela, la obra que abri¨® la veda de la novela mexicana sobre la revoluci¨®n, con Conjura en La Arcadia Sealtiel Alatriste (M¨¦xico DF, 1949) coloca una pieza de tintes jocosos en el sugestivo puzle que la literatura mexicana contempor¨¢nea ha ido componiendo para exhibir un luminoso paisaje de su ya m¨ªtica revoluci¨®n. Con La muerte de Artemio Cruz (1962) y Gringo viejo (1985), de Carlos Fuentes, comparte el inter¨¦s de cuestiones como el poder y el liderazgo y el marco hist¨®rico de la revoluci¨®n. Alatriste prefiere, sin embargo, la lectura c¨®mica de una historia tr¨¢gica, de modo que se vale de su t¨ªa Carmen Serd¨¢n Alatriste, hero¨ªna de la revoluci¨®n, para urdir una farsa pol¨ªtica muy documentada en la que en realidad importan m¨¢s los amor¨ªos de los petimetres en el poder que los destinos inciertos de la "patria impecable y diamantina" , y que a punto est¨¢ de irse al carajo por culpa del singular secuestro del ilustre Henry O. Watkins, un c¨®nsul gringo que trae a la memoria a aquel c¨®nsul Firmin de Malcolm Lowry, borrach¨ªn pero bastante menos zafio que el que se retrata en esta divertida novela escrita por otro c¨®nsul, esta vez de M¨¦xico en Barcelona.
CONJURA EN LA ARCADIA
Sealtiel Alatriste
Tusquets. Barcelona, 2003
413 p¨¢ginas. 18,27 euros
Conjura en La Arcadia cuenta en broma la revoluci¨®n a trav¨¦s del relato que el bur¨®crata Uriel Eduardo Alatriste lleva a cabo desde su despacho ministerial sito en la cantina La Arcadia, que por cierto mira de reojo a aquella otra c¨¦lebre taberna literaria de Conversaci¨®n en La Catedral, de Vargas llosa. Los enredos vodevilescos de esta ¨²ltima novela de Sealtiel Alatriste entroncan con los de la comedia del teatro del Siglo de Oro, repleta de lances y apasionados romances, del mismo modo en que paga un tributo al g¨¦nero de la novela de dictador, por cuanto el Supremo Jefe(cillo) que se pavonea por sus p¨¢ginas es un ¨¦mulo burlesco del Chivo, el Patriarca, el Tirano Banderas o el Supremo de Roa Bastos. Alatriste ha perge?ado una novela c¨®mica y coral que tiene mucho de opereta, y en la que la revoluci¨®n act¨²a de manivela con la que se les da cuerda a las casquivanas con pedigr¨ª, los soldaditos de plomo, los salvadores de la patria y los chupatintas, coristas, esbirros y gringos demonizados que abren y cierran puertas en este vodevil de venganzas y traiciones que se deja leer bien y que podr¨ªa leerse a¨²n mejor con la m¨²sica verbenera de Wolff-Ferrari de fondo.
Como jam¨¢s dijo Zapata, "si esto es la revoluci¨®n, gu¨¢rdenme sitio, caramba, que voy para all¨¢".
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