Dignidades perdidas en el mundo obrero
Hace unos d¨ªas tuve la dicha de asistir a una conferencia preconizada por un amplio colectivo de j¨®venes graduados universitarios, dispuestos a mostrar la urgente necesidad de recuperar la dignidad y el sentido del trabajo y del trabajador. Todos ellos coincid¨ªan que el trabajo se ha tornado en nuestras sociedades un bien escaso y precario. Apostaban por impulsar verdaderos y justos modelos pol¨ªticos, sociales, econ¨®micos y culturales, para que la democracia no se detenga a la entrada del puesto de trabajo.
El capitalismo leon¨ªfero e inhumano que soportamos, tan consumista que consume personas y las sume en la esclavitud m¨¢s tremebunda, ha convertido el trabajo en una pesada carga, m¨¢s de desencuentro que de encuentros, m¨¢s de producci¨®n que de acci¨®n humana, de competitividad que de desarrollo humano integral. La selva del mercado de trabajo es un mercado de intereses, de autoritarismos y de dedocracias.
Desde la l¨®gica (il¨®gica) capitalista el paro no tiene fin. Sus ra¨ªces insolidarias no entienden de reparto de trabajo. Interesa que existan pobres a los que callan con unas migajas de subvenciones. Es aqu¨ª, cuando brota en mi interior, un significativo pensamiento: luchar por una nueva forma de entender el trabajo y por un nuevo fondo de valerse en la vida, que sit¨²e en el centro su valor humano, no su valor monetario, sino su val¨ªa de ejercitarse en algo ¨²til para los dem¨¢s. Todo lo contrario a lo que se hace.
A pesar de que se diga o se comente, de que todo va bien, cuando buceamos por los extrarradios de las ciudades nos damos cuenta de la necesidad de adoptar pol¨ªticas en favor de los pobres, a los que se deber¨ªa formar mejor y ofrecer trabajos decentes, justamente remunerado, bajo las condiciones de libertad, seguridad y dignidad humana.
El mundo obrero, que ya no es lo que era, puesto que est¨¢ formado por quienes trabajan legalmente o por los que tienen que hacerlo en la econom¨ªa ilegal o sumergida, ha perdido muchas dignidades. Fruto de esas incomprensiones surge la generaci¨®n de frustrados que han de ser guiados durante toda su vida por psic¨®logos. Cada d¨ªa son m¨¢s los trabajadores con una alta cualificaci¨®n profesional que, o no tienen trabajo, o lo tienen inestable y mal pagado. Todos estos desajustes, nos indican, la carencia de valores que han de ser sometidos a un profundo y revulsivo an¨¢lisis tanto ¨¦tico como moral.
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