Collioure 2004
Siempre impone volver a esta costa agreste, sobre todo cuando arrecia la tramontana y ruge el mar. Desde el cementerio de Port Bou, donde yacen los restos del malogrado Walter Benjamin y se ha levantado un emotivo monumento a todos los exiliados de Europa, se atisba la carretera que, al otro lado de la bah¨ªa, conduce a la cercana frontera. Hasta all¨ª trat¨® de llegar, la tarde del 27 de enero de 1939, el convoy de ambulancias que llevaba, entre otros muchos, a Antonio Machado y a su anciana madre, Ana Ruiz, acompa?ados del hermano del poeta, Jos¨¦, y su mujer. Hac¨ªa un fr¨ªo intenso, llov¨ªa torrencialmente, y ven¨ªa encima la noche. El convoy no pudo seguir: centenares de veh¨ªculos abandonados bloqueaban el camino, y una inmensa muchedumbre aterrorizada avanzaba a pie hacia el destierro. En Cervi¨¤ del Ter los Machado hab¨ªan tenido que dejar atr¨¢s parte de sus nimias pertenencias. Ahora el resto. Parece que entre las prendas abandonadas hab¨ªa manuscritos del poeta. Antonio apenas pod¨ªa andar, y Jos¨¦ llevaba en brazos a la madre. En el puesto fronterizo tuvieron la suerte de tropezar con Corpas Barga, que organiz¨® su traslado al d¨ªa siguiente, tras una madrugada infernal en la estaci¨®n de Cerb¨¨re, al cercano pueblo de Collioure. All¨ª, como se sabe, encontraron cobijo y calor humano en el hotel Quintana.
Antonio Machado lleg¨® a Francia sin m¨¢s ropa que la que ten¨ªa puesta, sin medios econ¨®micos y sin un libro. ?Con la esperanza ya perdida? No se puede afirmar con seguridad. Parece que al principio pensaba en seguir hasta Rusia, donde confiaba poder publicar sus obras. Hubo una propuesta generosa del hispanista ingl¨¦s Trend -muy amigo de la Espa?a democr¨¢tica-, que le ofreci¨® un lectorado. Y, en cuanto al Gobierno de la Rep¨²blica, el poeta recibi¨® una comunicaci¨®n de la Embajada en Par¨ªs seg¨²n la cual aqu¨¦l se encargaba de los gastos de la familia en Collioure. No todo hab¨ªa acabado.
Machado sal¨ªa poco del hotel -el robusto caminante de Soria y Baeza semejaba ya un viejo-, pero parece ser que una ma?ana se acerc¨® al puerto, a dos pasos, para contemplar las olas. Luego, con el r¨¢pido empeoramiento de su salud y de la de su madre, cabe imaginar que cualquier optimismo residual se ir¨ªa disipando. Muri¨® el 22 de febrero. Ana Ruiz cuatro d¨ªas despu¨¦s. El ata¨²d del poeta, envuelto en la bandera republicana, fue llevado al cementerio por seis milicianos andaluces escapados de un cercano campo de concentraci¨®n. Da pena no saber nada de ellos.
"Estos d¨ªas azules y este sol de la infancia": el ¨²ltimo verso de Machado indica que pensaba en Sevilla, acaso en el jard¨ªn de las Due?as, cuando era ya inminente el trance supremo. ?Y c¨®mo no sentir un escalofr¨ªo ante el final de su Retrato, redactado tantos a?os atr¨¢s? Fiel a su palabra, Machado emprendi¨® el viaje sin retorno "ligero de equipaje, como los hijos de la mar".
Cada domingo m¨¢s pr¨®ximo al 22 de febrero se le suele rendir un c¨¢lido homenaje al poeta en Collioure. Este a?o, d¨ªa y fecha coinciden, con lo cual cabe esperar una fiesta de confraternidad galoespa?ola m¨¢s concurrida que nunca. ?Nos animamos?
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