Los 'camionautas' lo intentan en coche
Los cubanos que huyeron de la isla en cami¨®n balsa prueban fortuna de nuevo
Los intr¨¦pidos balseros cubanos que el verano pasado asombraron al mundo tratando de llegar a Miami en un cami¨®n Chevrolet de 1951 transformado en veh¨ªculo anfibio han vuelto a repetir la ins¨®lita aventura, esta vez en un viejo Buick 1959 convertido en balsa. Ayer, siete meses despu¨¦s de ser deportados a su pa¨ªs por las autoridades norteamericanas, Luis Grass, su esposa, Isora, y ?ngel Luis, el hijo de ambos, navegaban rumbo a Cayo Hueso en el ingenioso artefacto acompa?ados de ocho amigos y seguidos de cerca por barcos guardacostas norteamericanos. En virtud de las leyes de EE UU, si son interceptados en alta mar ser¨¢n repatriados, pero si pisan suelo norteamericano tienen derecho a permanecer en el pa¨ªs y a recibir la residencia al a?o de su desembarco.
"Esta vez no los van a enga?ar. Tendr¨¢n que hundirlos para que se entreguen, pues aqu¨ª, despu¨¦s de dos intentos de salida, ya no tienen futuro ni nada que hacer", dijo ayer a EL PA?S Eduardo P¨¦rez Grass, sobrino de Luis, en su casa del barrio habanero del Diezmero. Eduardo fue uno de los 12 camionautas del Chevrolet, y como el resto fue deportado en julio de 2003, luego de que el cami¨®n balsa fuera interceptado y hundido por guardacostas norteamericanos. En esta ocasi¨®n, Eduardo no pude sumarse a la aventura por "problemas de espacio".
De los 11 tripulantes del Buick, cuatro participaron en la frustrada traves¨ªa del Chevy, entre ellos Luis Grass, el due?o del cami¨®n y autor de los inventos para convertir ambos veh¨ªculos en espectaculares motoras, a pesar de no saber nada de n¨¢utica. "Llevaban cuatro meses trabajando. Le hicieron una proa y un doble fondo al carro para que flotase; sellaron todos los bajos y las puertas; en fin, todo lo necesario para hacerlo navegable", cont¨® Andr¨¦s Lester, otro de los camionautas, que en esta ocasi¨®n acompa?¨® a Luis y a sus amigos al litoral de Guanabo el lunes de madrugada y los despidi¨® a pie de playa.
Tras ser deportados el a?o pasado, los camionautas realizaron los tr¨¢mites legales para emigrar a EE UU, pero Washington deneg¨® los visados a diez de ellos y cito a Luis y a un amigo para una entrevista el 7 de abril en la Secci¨®n de Intereses de EE UU en La Habana, aunque sin garant¨ªa alguna de que fuesen aprobados. Pero decidieron no esperar.
"Lo ¨²nico que le pedimos a EE UU es que tengan compasi¨®n. Ninguno es delincuente. Todos son gente buena que quiere rehacer su vida y trabajar", coment¨® Eduardo, rodeado de toda la familia y de algunos vecinos del barrio, donde Luis Grass y sus compa?eros son considerados unos h¨¦roes.
En esta ocasi¨®n, los audaces balseros cubanos pintaron el Buick de color verde para camuflarlo mejor y que no fuese detectado por el Servicio de Guardacostas de EE UU. Sin suerte. El martes fueron divisados en alta mar, y aunque en un principio se dijo que los guardacostas no tratar¨ªan de abordar el coche-balsa para no provocar un accidente, a ¨²ltima hora de ayer las noticias eran contradictorias. "Dicen que lo han hundido otra vez y que ser¨¢n repatriados", afirmaba con el coraz¨®n en un pu?o un familiar de los Grass en su humilde casa. Aunque la informaci¨®n a esa hora no estaba confirmada, el pesimismo se cortaba con cuchillo en el Diezmero.
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