'?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto?'

"Un ama de casa que no ha tenido las mismas oportunidades que Carolina de M¨®naco"

"Las cr¨ªticas empezaron a hablar de m¨ª como director porque me refer¨ª a las tribulaciones de una pobre ama de casa, y se notaba que mi coraz¨®n estaba muy cerca de este personaje", coment¨® el director en la entrevista citada: "Y yo, que era un chico muy moderno, muy noct¨¢mbulo y todo eso, no tuve pudor en manifestar que ¨¦sta es la clase social a la que pertenezco... Ese barrio y ese edificio donde vive la protagonista entra?an todos los personajes que a m¨ª me son queridos y familiares. En mi cine me muevo entre t¨®picos, por prototipos, incluso por clich¨¦s, los digiero y los expreso a mi aire, pero ah¨ª est¨¢ de fondo el neorrealismo de Vittorio de Sica con Sophia Loren o Anna Magnani gritando, despeinadas... Por eso yo pensaba que ¨¦sta era mi pel¨ªcula italiana por excelencia".

Fuera de Espa?a se anduvieron con menos remilgos. En Los Angeles Weekly se dijo que se trataba de "una pel¨ªcula magn¨ªfica, absolutamente obligatoria; es Bu?uel haciendo John Waters, pero aderezado con Woody Allen", mientras que en The New York Times se opinaba: "Es una comedia negra absolutamente maravillosa, sencillamente una peque?a obra maestra", y continuaba: "En manos de otro director o con una actriz menos dotada que la excelente miss Maura, la escena de la ducha podr¨ªa haber sido simplemente est¨²pida. En su lugar, es divertida, triste, realista y sentimental, todo a la vez, como toda la pel¨ªcula, por otro lado".

No fue Carmen Maura la primera elecci¨®n de Almod¨®var ("¨¦l quer¨ªa una mujer m¨¢s dura, y a m¨ª no me ve¨ªa tan antip¨¢tica como el personaje"), pero hoy ser¨ªa imposible imaginarse la pel¨ªcula sin ella: obtuvo diversos premios por este trabajo y el reconocimiento internacional. Chus Lampreave, Ver¨®nica Forqu¨¦, ?ngel de Andr¨¦s L¨®pez, Javier Gurruchaga, Amparo Soler Leal, entre otros, compusieron el resto del reparto de una pel¨ªcula en la que "cada fotograma respira libertad y el placer de la libertad. Vi¨¦ndolo, uno se da cuenta de que Franco est¨¢ muerto, realmente muerto por fin", en arrebatada consideraci¨®n del New Yorker.