El tercer acto del drama de Hait¨ª
Durante la tiran¨ªa de Fran?ois Duvalier (19571971), la mitad de los ingresos nacionales sufragaba su guardia personal, que despachaba a destajo cuellos disidentes para tranquilidad de palacio y complacencia de la oligarqu¨ªa mulata o afrancesada. Hait¨ª representaba una tragedia de Racine con actores negros y los peores actos del drama shakespeariano Titus Andronicus, seg¨²n escribi¨® Graham Greene. Casi medio siglo despu¨¦s, la tragedia antillana contin¨²a: el bandidaje pol¨ªtico sofoca el Estado de derecho, el pa¨ªs vive de las remesas de sus emigrantes, de la caridad internacional y del mendrugo, y s¨®lo 110.000 de los ocho millones de habitantes de la primera rep¨²blica negra de Am¨¦rica Latina (comparte isla en el Caribe con la Rep¨²blica Dominicana, entre Cuba y Puerto Rico) disfruta de un empleo formal.
En Hait¨ª hay un analfabetismo del 70%; muchos se aventuran en pateras para ir a EE UU o cruzan la frontera con la Rep¨²blica Dominicana para trabajar all¨ª de macheteros
"La inestabilidad seguir¨¢ porque ni la presidencia de Jean- Bertrand Aristide puede acabar con las manifestaciones opositoras, ni la oposici¨®n puede tumbarle", subraya un alto funcionario internacional. Medio centenar muri¨® durante las protestas de los ¨²ltimos meses contra quien fuera llamado el cura de los pobres, transmutado en d¨¦spota col¨¦rico y corrupto, seg¨²n la coalici¨®n que exige su renuncia. La gobernaci¨®n de un pa¨ªs en el que algunos se pasean en yate, pero el 54% no tiene acceso al agua potable y la esperanza de vida retrocedi¨® hasta los 53 a?os, sufre de precariedad y marasmo cr¨®nicos desde el cuartelazo de 1986 contra Jean-Claude Duvalier, Baby Doc, otro ¨¦mulo de Tiberio, que gobernaba desde 1971.
Macheteros
"Aristide es un populista que ha tra¨ªdo m¨¢s miseria", acusa el funcionario extranjero. Otros antes que ¨¦l sentaron las bases de la ruina. Desconocida la esperanza, con un analfabetismo del 70%, legiones se aventuran en pateras rumbo a Estados Unidos y cruzan la frontera con la Rep¨²blica Dominicana para trabajar de macheteros en la zafra de una naci¨®n mulata que aborrece la negritud. Cortan ca?a de az¨²car o acarrean ganado en condiciones de explotaci¨®n parecidas a las que, hace dos siglos, desataron la rebeli¨®n de esclavos cimarrones o libertos contra la explotaci¨®n de Francia. Y al igual que otros padres de la patria de ¨ªnfulas napole¨®nicas, el ex sacerdote salesiano tambi¨¦n prometi¨® rescatar a las masas negras de la miseria.
Contrariamente, la econom¨ªa se contrajo bajo cero, la deuda externa supera los 1.200 millones de d¨®lares y el abismo social se ahonda porque, entre otros factores, Estados Unidos, la Uni¨®n Europea y otras naciones congelaron la ayuda asistencial al constatar su robo y la reencarnaci¨®n del barbarismo pol¨ªtico del siglo XIX haitiano.
"No hay mucho espacio para el optimismo. Si Aristide fracas¨® y lo ten¨ªa todo, era negro, pobre y querido, ?qui¨¦n podr¨¢ sustituirle", dice una fuente diplom¨¢tica. A la espera del Mes¨ªas, el 51% de sus compatriotas padece desnutrici¨®n y paro, apenas ingresa un d¨®lar diario, el carb¨®n vegetal es fuente del 70% del consumo nacional de energ¨ªa y la deforestaci¨®n de m¨¢s del 80% de la vegetaci¨®n original vaci¨® los campos.
"La supervivencia de Hait¨ª descansa sobre los hombros de sus mujeres m¨¢s pobres", seg¨²n la profesora y autora Mirtha Gilbert. La capital, Puerto Pr¨ªncipe, con 750.000 habitantes en el a?o 1982, alberga hoy a m¨¢s de dos millones y la asistencia social es casi una quimera. La clase media o alta, minoritaria, due?a de la tierra y los negocios, pide un visado en los consulados si desea viajar, pero las oleadas migratorias a pecho descubierto arrancaron de los sumideros humanos de la capital y colocaron a mill¨®n y medio de desesperados en Estados Unidos o la Dominicana.
Cientos de miles partieron del noroeste, de cabo Haitiano, de Gona?ves, de las 13 comunas de la l¨ªnea divisoria y del enjambre de chabolas de lata de Cit¨¦ Soleil atravesadas por un canal, de 40 metros de orilla a orilla, que encauza detritus y fatalismo: Hait¨ª parece no tener remedio. Esas barriadas albergan a m¨¢s de medio mill¨®n de personas y conviene escrutarlas con las ventanas del veh¨ªculo subidas para evitar la hediondez y las arcadas. "Peor que en ?frica", compara un viajero que conoce el continente de procedencia del 99% de esta rep¨²blica en cuidados intensivos.
Pronto desembarcar¨¢ una misi¨®n de alto nivel del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), temerosa de que la penuria alimenticia diezme los arrabales. Los haitianos desnutridos, los cerca de seis millones que apenas llegan a las 2.240 calor¨ªas diarias con su plato de arroz y frijoles, poco saben o entienden sobre las peri¨®dicas manifestaciones callejeras a favor o en contra del Gobierno. La mayor¨ªa no aparece en los padrones, no sabe leer, ni escribir, s¨®lo habla creole y la supervivencia ocupa todo su tiempo. "Les da igual la pol¨ªtica. S¨®lo saben que Aristide es negro como ellos", dice una cooperante europea.
Turismo m¨ªnimo
Lo es tambi¨¦n el haitiano descalzo y en andrajos que dormita cerca del Palacio Nacional, encalado y hermoso, al pie de la estatua del general negro Toussaint Louverture, El Centauro de la Sabana, caudillo de las milicias esclavas independentistas del siglo XIX. Su descendiente levanta la vista y observa en silencio: el turismo es m¨ªnimo, y el visitante blanco, cosa rara. Tambi¨¦n los recursos. Un total de 500 millones de d¨®lares de ayuda internacional permanecen congelados, las reservas son de apenas 25 millones de d¨®lares, la moneda sufre constantes devaluaciones y la inflaci¨®n se acerca al 50%. Las estad¨ªsticas sit¨²an a Hait¨ª en la ruta de narcotr¨¢fico hacia Estados Unidos y en el 134? lugar de los indicadores de desarrollo humano (IDH), al nivel de Somalia y Yemen, entre otros.
El presidente, sin embargo, prosper¨®, seg¨²n el empresario y dirigente opositor Andr¨¦ Apaid: "Es millonario y vive como un millonario". Cosas de los pol¨ªticos porque la vida no cambia para los cientos de miles de vendedores ambulantes, que producen cerca del 50% del PIB, o entre los viajeros con mercanc¨ªas baratas para revender que diariamente cruzan el puente sobre el r¨ªo Masacre, uno de los degolladeros del genocidio perpetrado en 1937 por el dictador Le¨®nidas Trujillo contra los haitianos residentes en la Rep¨²blica Dominicana.
"Cortar cabezas e incendiar casas"
LAS 'CHIMERES' SON HORDAS progubernamentales cuya ferocidad recuerda la ejercida por los tonton macoutes durante la satrap¨ªa de la saga Duvalier (1957-86). En pintadas callejeras avisan sobre las consecuencias de un derrocamiento del presidente Jean Bertrand Aristide: "Koupe t¨¨t, boule kay (cortar cabezas e incendiar casas)". El lema fue aplicado hace 200 a?os por el l¨ªder independentista Jean-Jacques Dessalines en su lucha contra el ej¨¦rcito napole¨®nico.
El Caricom (Comunidad del Caribe) ha exigido el desarme a esas bandas, "pero el problema es que, con un Estado debilitado, son uno de los principales apoyos de Aristide. Hasta la polic¨ªa los teme", se?ala un observador extranjero. Disuelto el ej¨¦rcito en el a?o 1995, la polic¨ªa tom¨® el relevo. El presidente dice que son "organizaciones populares" prestas a defender la democracia y la legitimidad de su mandato, que concluye dentro de dos a?os. La poblaci¨®n, agrega, est¨¢ siendo manipulada por una oligarqu¨ªa de vocaci¨®n depredadora y el aislamiento de Hait¨ª "apesta a racismo".
La oposici¨®n exige la renuncia de un hombre que fue cura de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n en los ochenta, esperanza de los pobres y demostr¨® una gran capacidad de supervivencia desde su primera presidencia en 1990, derrocamiento ocho meses despu¨¦s y el regreso en brazos de los marines de Estados Unidos. Fue expulsado de los salesianos en el a?o en 1988 por arengar desde el p¨²lpito, colg¨® los h¨¢bitos en 1994, se cas¨® y tuvo hijos. Progresivamente cambi¨®, incumpli¨® sus promesas, y su partido, Familia Laval¨¢, fue tomado por la corrupci¨®n. "Se sirvi¨® de la religi¨®n para fines pol¨ªticos", seg¨²n el sacerdote Max Dominique. "Siempre desconfi¨¦. ?l ten¨ªa problemas para trabajar en equipo y siempre se refer¨ªa a los pasajes m¨¢s violentos de la Biblia".
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