Emulando a Leonardo
Una estudiante inventa un nuevo producto para la construcci¨®n elaborado a base de resina y restos de frutos secos
El profesor Manuel Belmonte no tuvo dudas al ver el trabajo de investigaci¨®n de Cristina Casadevall: le puso una calificaci¨®n de 11, a pesar de que la nota m¨¢xima de puntuaci¨®n es un 10. Belmonte decidi¨® que Casadevall, alumna de bachillerato del instituto Narc¨ªs Monturiol de Barcelona, se lo merec¨ªa. A lo largo de tres a?os de investigaci¨®n para su asignatura de F¨ªsica y Qu¨ªmica, esta catalana de 18 a?os estudi¨®, prob¨®, mezcl¨® y experiment¨® durante miles de horas para dar con la textura necesaria de un nuevo material elaborado a base de c¨¢scaras de frutos secos y resina. El producto es sustituto del corcho y del aglomerado de madera, moldeable, aislante t¨¦rmico y ac¨²stico. "Y, adem¨¢s, ecol¨®gico y barat¨ªsimo", subraya Belmonte.
Lo cierto es que el material tiene futuro: el Colegio de Arquitectos de Barcelona est¨¢ estudiando sus posibilidades de aplicaci¨®n, ha sido exhibido de la mano de su creadora en ferias de Francia, Brasil, Rusia o B¨¦lgica, y una empresa de Navarra ofreci¨® a la inventora un cheque en blanco por quedarse con ¨¦l. Pero a pesar de las ofertas, Casadevall no cede: "El ecocarcris", as¨ª se llama el invento, "es como un hijo para m¨ª y quiero ser yo la que siga trabajando con ¨¦l".
De momento tiene un taller y una peque?a tienda, pero est¨¢ buscando ayuda para comprar maquinaria "y montar una empresa para fabricar y distribuir el material". No tiene prisa. Es joven, y ha decidido que seguir¨¢ estudiando para perfeccionar su producto.
Belmonte, profesor de Casadevall en el Narc¨ªs Monturiol, explica que una de las claves del ¨¦xito del ecocarcris, adem¨¢s del talento evidente de su creadora, est¨¢ en que en el instituto los alumnos aprenden a investigar desde primero de la ESO. "Lo que nos diferencia de otros centros es que les ense?amos la t¨¦cnica que necesitan, pero les damos una libertad total a la hora de elegir su objeto de investigaci¨®n, porque lo importante es que les apasione", razona Belmonte. Y la f¨®rmula funciona. Adem¨¢s del invento de Casadevall, otros de sus alumnos han abierto nuevos caminos gracias a sus horas de trabajo en clase, como unas escaleras mec¨¢nicas que funcionan con placas solares o el descubrimiento de una ruta mineral¨®gica en la sierra de Collcerola, en Barcelona. "Hay que aprovechar que los m¨¢s j¨®venes a¨²n no tienen amaestrado el pensamiento y la imaginaci¨®n. A¨²n no est¨¢n tan domesticados, como luego sucede muchas veces en la Universidad", a?ade Belmonte.
Desde luego, el caso de Casadevall ejemplifica la investigaci¨®n a partir de la realidad m¨¢s cotidiana: un d¨ªa estaba charlando con su madre en el sal¨®n viendo la tele mientras com¨ªan nueces y, de repente, mirando fijamente las c¨¢scaras que iban acumulando en la mesa, pregunt¨® qu¨¦ se hac¨ªa con todo aquello. "Nada, que yo sepa", le respondi¨® su madre. Y entonces ella decidi¨® investigar. Comenz¨® a acumular kilos y kilos de c¨¢scaras de diferentes frutos secos y a hacer sucesivas mezclas con resinas. Trabaj¨® ma?anas, tardes y noches, y durante fines de semana, mientras sus amigas iban al cine o de paseo.
Jorge Garc¨ªa de la C¨¢mara, miembro del Colegio de Arquitectos de Barcelona, est¨¢ estudiando las posibilidades de aplicaci¨®n del material en la construcci¨®n. "Me parece muy interesante por sus caracter¨ªsticas t¨¦cnicas, ya que su textura crea huecos parecidos a las esponjas utilizadas para el aislamiento t¨¦cnico de los edificios. Tambi¨¦n se podr¨ªa usar como aplacado de revestimiento o como material visto". Para el presidente del Club de Inventores de Espa?a, Manuel Matell¨¢n, el caso de Casadevall demuestra c¨®mo "a veces las ideas m¨¢s sencillas pueden ser un fil¨®n si se trabajan a conciencia". Matell¨¢n se?ala que el factor clave del nuevo material reside en que "su densidad es moldeable, por lo que el abanico de aplicaciones es extraordinaria".
Ahora, mientras acaba el Bachillerato, ultima su opci¨®n de estudios universitarios y espera a que le respondan a las m¨²ltiples peticiones de ayudas que ha pedido a diferentes organismos y administraciones, Casadevall tiene a¨²n fresco en el recuerdo uno de los mejores premios que su invento le ha propiciado: presenciar la ceremonia de entrega de los Nobel en Estocolmo el pasado noviembre. Cristina fue uno de los 28 j¨®venes de todo el mundo seleccionados por una agrupaci¨®n internacional que fomenta la investigaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica para acudir a la gran cita. "Fue como un cuento de hadas. All¨ª estaba yo vestida de largo y bailando un vals, mientras uno de los galardonados se interesaba por mi trabajo. Fue alucinante", asevera.
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