Misi¨®n cumplida
Antonio Fern¨¢ndez Valenzuela, dirigente de la C¨¢mara de Comercio de Alicante, rechaz¨® el verano pasado que entre dicha c¨¢mara y el gobierno de la Generalidad Valenciana pudiera haber intermediarios. Una semana despu¨¦s, Joaqu¨ªn Rocamora, presidente de la Confederaci¨®n de Empresarios de la Provincia de Alicante, puso el grito en el cielo al criticar la avalancha de robos, asaltos y otros delitos que padecen las poblaciones tur¨ªsticas e industriales de la zona y exigi¨® medidas -l¨¦ase represi¨®n policial- para solucionar el asunto. Adem¨¢s, reclam¨® austeridad en el gasto p¨²blico con el fin de disminuir la presi¨®n fiscal y los costes empresariales, as¨ª como un incremento de la capacidad del futuro aeropuerto de L'Altet.
Ambas actitudes son cosa normal en el catecismo neoliberal, f¨¢cilmente aplicables hoy a cualquier parte del mundo. Pero permanezcamos en la provincia de Alicante, un ejemplo t¨ªpico de antiguo para¨ªso, hoy devastado por la especulaci¨®n inmobiliaria y en manos de la casta empresarial, responsable teleol¨®gica de la masificaci¨®n, del cemento, de la desertificaci¨®n, del agua escasa, de las mafias que han acudido cual moscones a la miel, de la delincuencia... y que ahora, con la vana esperanza de solucionar el desastre, pide mano dura sin asumir culpabilidad alguna por la causa que lo origin¨®; que se erige por s¨ª sola en ¨²nico interlocutor con la administraci¨®n y, para ello, elimina de un plumazo al intermediario de la ciudadan¨ªa, esa clase social, obrera o no, a la que utiliza para engordar sus cuentas bancarias; que reclama privatizaciones y austeridad en el gasto p¨²blico y que, no contenta con eso, pretende aumentar las capacidades de un aeropuerto local, que traer¨¢ todav¨ªa m¨¢s caos al lugar.
Dada la rapidez con que hoy se olvidan las noticias, aquellas declaraciones de la c¨²pula empresarial, que tuvieron lugar en julio de 2003, son un poco la baja Edad Media. Avancemos, pues, hasta el pasado 30 de diciembre. Desde luego, nadie podr¨¢ decir que cayeron en saco roto: cuando mor¨ªa el a?o, el presidente auton¨®mico Francisco Camps no cen¨® con ning¨²n pobre de solemnidad, no -el cineasta Luis G. Berlanga ya mostr¨® en su pel¨ªcula Pl¨¢cido que eso s¨®lo ocurr¨ªa en los tiempos del nacionalcatolicismo, es decir, en el Pleistoceno-, sino con la flor y nata de los empresarios, sin mediadores que valgan. As¨ª, ambas partes -el pol¨ªtico y la patronal- respondieron con sesenta a?os de retraso a la pregunta ret¨®rica del poeta alicantino Miguel Hern¨¢ndez. Andaluces de Ja¨¦n / aceituneros altivos / decidme en el alma de qui¨¦n / de qui¨¦n son esos olivos: "Son nuestros, ?so poeta!, los olivos, el aire, el agua, la tierra, todo, as¨ª que ded¨ªcate a los versos y deja de fastidiar". Y, hace dos semanas, el Partido Popular prometi¨® reforzar la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil con 32.000 nuevas plazas si gana las elecciones, lo cual es m¨¢s que probable. Misi¨®n cumplida.
Espa?a era una iglesia y ahora es una empresa privada. Por el imperio hacia Dios, dec¨ªa la propaganda franquista, con tufo a incienso y a obispo de brazo en alto. Por el capital hacia Dios, dice la propaganda neoliberal, con tufo a corbata de Armani y zapatos Gucci. Y Dios, el pobre, sigue sin abrir la boca, como siempre.
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