Bush no despeja las dudas sobre su credibilidad en su ¨²ltima entrevista
El presidente de EE UU, George W. Bush, empe?ado en contrarrestar los sondeos que ponen en cuesti¨®n su credibilidad y capacidad de liderazgo, obtuvo pocos rendimientos de la entrevista de televisi¨®n que concedi¨® el pasado domingo, en la que repiti¨® sus razones para lanzar la guerra de Irak. Las reacciones oscilan entre el apoyo tibio de los fieles hasta las cr¨ªticas m¨¢s duras. Los dirigentes dem¨®cratas aprovechan para redoblar con nueva fuerza sus ataques al presidente en un escenario en el que parece que, en lugar de ocho meses y medio, faltaran ocho d¨ªas para las elecciones.
Bush se defini¨® durante la entrevista como "un presidente de guerra", reconoci¨® que podr¨ªa haberse equivocado sobre las armas, reiter¨® que Sadam Husein ten¨ªa capacidad para producirlas y que, en todo caso, "era un hombre peligroso" que est¨¢ mejor detenido que en ejercicio del poder. ?sta ser¨¢ previsiblemente su l¨ªnea de campa?a electoral. Pocos le discutir¨¢n al presidente las ventajas de que el dictador iraqu¨ª no est¨¦ en activo y que el terrorismo es una amenaza real, igual que las armas de destrucci¨®n masiva.
Pero los argumentos, el contraste con las explicaciones dadas por el jefe de inspectores David Kay, que busc¨® las armas durante seis meses, hacen que Bush se enfrente a un problema de credibilidad en un momento en el que, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo Gallup, la aprobaci¨®n de su trabajo se sit¨²a por debajo del 50% y s¨®lo un 46% de los estadounidenses est¨¢ conforme con su gesti¨®n en Irak. Y en otra encuesta (Time / CNN) del domingo s¨®lo el 44% define a Bush como "un l¨ªder en el que se puede confiar"; para el 55% hay "dudas o reservas".
Las dudas no quedaron despejadas con la actitud defensiva de Bush, con el l¨ªo que se hizo al hablar de "amenaza urgente" y "peligro inminente" -"es esencial que cuando divisamos una amenaza, la abordemos antes de que se convierta en inminente"-, con la contradicci¨®n entre asumir impl¨ªcitamente los errores de inteligencia sobre las armas y apoyar p¨²blicamente al director de la CIA ni con las explicaciones a los familiares de los soldados muertos. Tampoco afirmaciones como la de que "EE UU est¨¢ siendo bienvenido en Irak" o que se esperaba la ferocidad de la resistencia armada ayudan a dar seriedad al mensaje.
Aunque Bush se dirig¨ªa a los suyos, el senador John Kerry -que con su victoria del domingo en el Estado de Maine ha ganado 10 de las 12 primarias dem¨®cratas celebradas- no dej¨® pasar la oportunidad: "Todo esto est¨¢ muy lejos de lo que el presidente y su Gobierno dijeron a los estadounidenses durante 2002. Entonces, Bush dijo en varias ocasiones que Sadam ten¨ªa armas qu¨ªmicas. Nos dijeron que pod¨ªa desplegar esas armas en 45 minutos para atacar a nuestras tropas. Sobre esas bases envi¨® a los soldados a la guerra".
Seg¨²n el editorial de The New York Times, las reflexiones de Bush sobre las razones de la guerra y la verdad sobre los arsenales iraqu¨ªes "distaron mucho de ser tranquilizadoras. La ¨²nica claridad en la visi¨®n presidencial parece ser su propio y perfecto sentido de la autojustificaci¨®n". Para el diario, "nada de lo que se vio en la entrevista dio alguna esperanza" sobre la capacidad del presidente de distinguir "entre amenazas reales y falsas alarmas". En la s¨ªntesis que Howard Kurtz, el especialista en comunicaci¨®n de The Washington Post, hace de las reacciones se?ala que "ni siquiera los comentaristas conservadores defienden a Bush".
Le da la raz¨®n Peggy Noonan, en The Wall Street Journal: "Yo soy una de las personas que creen que su actuaci¨®n no fue impresionante". "La entrevista era importante", seg¨²n Noonan, que escribi¨® discursos para el presidente Reagan, "y el presidente parec¨ªa cansado, inseguro y a menudo err¨¢tico. Sus respuestas fueron repetitivas y cuando intentaba aclararlas lo empeoraba. Parec¨ªa no estar preparado".
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