Falsas creencias sobre los 'borderline'
Psiquiatras y familiares piden recursos e investigaci¨®n sobre este trastorno a¨²n muy desconocido
Qu¨¦ es un borderline? Muchos responder¨ªan: una persona ligeramente por debajo de una inteligencia normal. Pues no es as¨ª. Asociar la patolog¨ªa borderline o Trastorno L¨ªmite de la Personalidad (TLP) a un ¨ªndice de inteligencia que oscila entre la normalidad y la deficiencia ps¨ªquica es una confusi¨®n muy extendida en la sociedad. Pero este trastorno, que afecta a un 2% de la poblaci¨®n, no es s¨®lo desconocido por la gran mayor¨ªa de las personas profanas en psiquiatr¨ªa. Los propios especialistas coinciden en que el Trastorno L¨ªmite de la Personalidad constituye un terreno casi virgen para la investigaci¨®n y admiten que los pacientes suelen obtener el diagn¨®stico certero de la enfermedad despu¨¦s de un largo periplo por los servicios de urgencias y por las consultas de psic¨®logos y psiquiatras. En cualquier caso, no es un problema de inteligencia.
En Espa?a apenas hay unidades espec¨ªficas para el tratamiento de esta enfermedad
El trastorno suele manifestarse en toda su magnitud durante la adolescencia
Fracaso escolar, hiperactividad, depresi¨®n, abuso de drogas, bulimia y anorexia, fobias e incluso intentos de suicidio: ¨¦stos son los motivos de consulta m¨¦dica m¨¢s frecuentes, pero en realidad "no son m¨¢s que distintas caras de este poliedro complicado que es la personalidad borderline", afirma Francisco Saban¨¦s, el psiquiatra que trat¨® al hijo de Marina Foret, fundadora de la asociaci¨®n ACAI-TLP de ayuda e investigaci¨®n del Trastorno L¨ªmite de la Personalidad (tel¨¦fonos 93 203 52 25 o 93 203 48 81).
Los pacientes borderline son sumamente sensibles al rechazo y a la mirada cr¨ªtica de los dem¨¢s, lo que les lleva a evitar la vida social. Tienen una gran dependencia con sus allegados, aunque al mismo tiempo les culpabilizan de todo lo que les ocurre, creando a veces situaciones de intensa violencia. Pasan de la euforia a la depresi¨®n en cuesti¨®n de segundos y ante situaciones extremas intentan el suicidio, y se calcula que el 10% de los que lo intentan repetidamente acaban consigui¨¦ndolo.
"Todo esto junto crea en el entorno del enfermo un c¨®ctel explosivo que deteriora las relaciones interpersonales hasta llegar a menudo a hacerlas insoportables", indica el psiquiatra Fernando Lana, jefe del Departamento de Salud Mental de los centros asistenciales Emili Mira, de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). "Las situaciones de crisis que provoca un enfermo borderline en la familia llegan a provocar incluso la separaci¨®n en las parejas m¨¢s s¨®lidas", admite la madre de una adolescente aquejada por este trastorno, que prefiere que su nombre no sea divulgado. "Es bastante duro y frustrante que el m¨¦dico te diga que lo ¨²nico que necesita tu hija es m¨¢s cari?o o m¨¢s mano dura cuando ya has pasado por mil consultas sin que nadie te d¨¦ la soluci¨®n", se lamenta esta madre. Tras una infancia "dif¨ªcil", con la adolescencia llegaron las "grandes cat¨¢strofes", entre las que figuran conductas autolesivas y la adicci¨®n al alcohol y el cannabis.
Las adicciones y el descontrol alimentario (bulimia y anorexia) son muy habituales entre estos pacientes, que recurren a ellos como una v¨¢lvula de escape a la permanente inestabilidad emocional y el caos personal en el que viven. "Parece que nada pueda compensarles su gran vac¨ªo interior", se?ala Fernando Lana.
Cuando muri¨® su hijo Riki, v¨ªctima de un accidente de moto, Marina Foret se comprometi¨® a luchar para que el tormento que sufri¨® el muchacho a lo largo de su vida a causa del trastorno no cayera en el olvido. Foret dej¨® escrito su duro y conmovedor testimonio en el libro Mi hijo, personalidad bordeline (ediciones STJ) y en 1999 cre¨® la fundaci¨®n, con sede en Barcelona, para asesorar a pacientes, dar apoyo a sus familias y fomentar la investigaci¨®n.
Difundir todos los conocimientos que se tienen de este trastorno es fundamental para facilitar un diagn¨®stico precoz y no demorar la aplicaci¨®n de la terapia adecuada. As¨ª lo advierte Lana. Los diversos s¨ªntomas aparecen a menudo en la infancia, pero es durante la adolescencia cuando el trastorno se manifiesta en toda su magnitud. Esto dificulta su diagn¨®stico, pues muchas veces el m¨¦dico achaca los motivos de la consulta a los problemas propios de la edad. "De ah¨ª la necesidad de una mayor informaci¨®n entre los facultativos, incluidos los de atenci¨®n primaria, sobre esta enfermedad", se?ala Fernando Lana.
Marina Foret recuerda que los problemas en la familia se volvieron "grotescos" cuando su hijo cay¨® en el mundo de la droga y la prostituci¨®n. Aunque a veces la situaci¨®n creada es tan dram¨¢tica que obligar¨ªa a la separaci¨®n del enfermo de su entorno familiar, la ausencia de recursos lo hace casi siempre imposible. En Espa?a no existen unidades espec¨ªficas para el tratamiento del Trastorno L¨ªmite de la Personalidad, salvo casos aislados como el hospital Provincial de Zaragoza o el hospital San Juan de Dios de M¨¢laga, donde se han habilitado media docena de camas para pacientes borderline. Madrid, como la mayor¨ªa de comunidades aut¨®nomas, carece de este tipo de recursos. "Cuando un paciente borderline sufre una crisis aguda, ingresa en una planta psiqui¨¢trica con los enfermos mentales graves, pero esto no es bueno para ellos, porque ellos no tienen s¨ªntomas tan graves como una depresi¨®n mayor o una esquizofrenia, no pierden la memoria ni sufren alucinaciones", se?ala Carmen R¨ªos, presidenta de la Asociaci¨®n Madrile?a de Ayuda e Investigaci¨®n del Trastorno L¨ªmite de la Personalidad. "No nos cansamos de pedir a las administraciones un centro espec¨ªfico para estos pacientes, pero como no lo tenemos, cada familia aguanta su vela y los pacientes se nos suicidan", advierte R¨ªos.
R¨ªos destaca que la sociedad va por delante de la Administraci¨®n. Como ¨¦stas no aportan los recursos necesarios, varias asociaciones han creado en Espa?a fundaciones u organizaciones para asesorar y apoyar a los familiares y a los propios enfermos. La psic¨®loga cl¨ªnica Beatriz L¨®pez, que forma parte del equipo de psicoterapeutas de la fundaci¨®n que preside Marina Foret, se?ala que el soporte a las familias es fundamental para evitar que se sientan culpables de la enfermedad de sus hijos. La asociaci¨®n tambi¨¦n realiza terapias de grupo para los enfermos, aunque, seg¨²n L¨®pez, estos pacientes abandonan con gran facilidad. "Nuestro deber es decirles que tienen siempre la puerta abierta", concluye.
Pacientes "inc¨®modos" para los psiquiatras
El enfermo borderline es un paciente "inc¨®modo" para los psiquiatras. "A ning¨²n m¨¦dico le gusta un paciente que no se presenta a las consultas, que deja con facilidad el tratamiento o que, al ser dado de alta tras un ingreso de varios d¨ªas o meses, sigue estando exactamente igual que antes", admite el psiquiatra Fernando Lana.
Aunque el trastorno borderline no es nuevo, los especialistas coinciden en que se manifiesta de forma especialmente virulenta en las sociedades modernas, donde impera la competitividad y los padres compensan la carencia de tiempo para dedicar a sus hijos con una mayor permisividad. "Ponemos el list¨®n demasiado alto a los hijos porque queremos que sean los mejores", apunta la psic¨®loga Beatriz L¨®pez. "Los pacientes que vemos proceden de todos los estatus sociales, pero en la mayor¨ªa de los casos detectamos problemas de comunicaci¨®n familiar", agrega Fernando Lana.
Al tratarse de un trastorno que afecta a la manera de ser y a la forma de afrontar los problemas cotidianos, el trastorno borderline requiere una terapia continuada y multidisciplinar, con tratamiento farmacol¨®gico incluido. El ingreso psiqui¨¢trico es s¨®lo una medida de choque, que s¨®lo soluciona un problema puntual, coinciden los especialistas.
Psic¨®logos, psiquiatras y familiares insisten en la necesidad de una red de recursos que incluya desde centros de d¨ªa, programas de psicoterapia ambulatoria, centros de ingreso espec¨ªficos y programas de apoyo a las familias. "Los profesionales que en Espa?a abordamos este trastorno lo hacemos por iniciativa y empe?o propio", recuerda Lana, quien apela a las administraciones p¨²blicas para que aborden el trastorno como un problema de salud de considerable importancia.
"El consumo de d¨ªas de ingreso y de consultas ambulatorias psiqui¨¢tricas que genera este trastorno es superior a los que causa la depresi¨®n mayor", advierte el psiquiatra.
El tratamiento no cura la enfermedad, pero mejora sustancialmente la calidad de vida del paciente y de su entorno y permite que las reca¨ªdas sean menos frecuentes. "Me gustar¨ªa transmitir esperanza a los padres con hijos borderline. Yo conf¨ªo en que un d¨ªa lleguemos a tener una vida digna. Mientras tanto, pienso: cada d¨ªa que pasa bueno mi hija, es un d¨ªa que hemos de disfrutar", explica la madre de la adolescente enferma.
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