Derrotemos al derrotismo
La derecha espa?ola no defiende ideas ni derechos humanos, sino su poder de mandar y sus intereses. Por eso es monol¨ªtica y dogm¨¢tica, sin escr¨²pulos ¨¦ticos. Conf¨ªa en su control medi¨¢tico y en su mendaz propaganda en r¨¦gimen de casi monopolio. La izquierda, en cambio, plural y cr¨ªtica, ha de forjar su unidad y discutir opiniones libres y desconf¨ªa del voto popular manipulado por la derecha. Tiende a ser derrotista ante la fachenda del PP. ?ste presume ya de victoria electoral. El PSOE no depende tanto de su programa como de la reacci¨®n ciudadana frente a la pol¨ªtica pepera y el escandaloso panorama de incompetencias, desafueros y altivas irresponsabilidades que la enmarca. Ambos partidos han acabado coincidiendo en un hecho que ser¨ªa trivial si no compartieran sobre ¨¦l la misma fr¨ªvola conclusi¨®n: la sentencia del 14-M ya la habr¨ªa dictado el se?or Carod Rovira.
Pero las cosas no son como las ven los derrotistas. Seg¨²n las encuestas, el 60% pide un cambio de partido en el gobierno y, si el PP o el PSOE no obtuviesen mayor¨ªa absoluta, el 34% se inclina por la alianza de izquierdas y nacionalistas, como la catalana (apoyada por el 40% de los espa?oles, que la ven perjudicial para el PP). Adem¨¢s, el PSOE ya gan¨® las elecciones municipales pasadas y gan¨® en la comunidad madrile?a. Todos saben con qu¨¦ sucia estratagema corruptora el PP
recuper¨® el poder perdido y ahora los electores pueden resarcirse de ella por poco que reflexionen. En Catalu?a, la operaci¨®n Carod, montada para forzar una repetici¨®n de la jugada, fracas¨® gracias al temple unitario de Maragall, Puigcerc¨®s y Saura, y es aqu¨ª donde el PP perder¨¢ las elecciones generales gracias al nutrido censo que puede votar a las fuerzas del Gobierno catal¨¢n para impedir, como m¨ªnimo, su mayor¨ªa absoluta en las Cortes. Esto sin olvidar a ese otro nutrid¨ªsimo electorado andaluz. Ambos, sumados, son suficientes para alcanzar el cambio pol¨ªtico y ¨¦tico que nuestra malherida democracia necesita y reclama, aunque en el resto de una Espa?a enga?ada mucha gente vote al PP.
Si el PP no barre y no tiene apoyos (?se lo dar¨ªa la actual CiU?); si se lo niegan m¨¢s diputados que los suyos propios, el Rey encargar¨¢ recabarlos a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. ?Qui¨¦n se los negar¨¢ tras neg¨¢rselos al se?or Rajoy-Aznar? No err¨® el l¨ªder socialista al condicionar sus futuras alianzas a obtener un solo voto m¨¢s que su rival. Aparte de inducir al voto ¨²til (?qui¨¦n si no puede sustituir al rechazable PP?) e impedir su campa?a franquista contra una alianza rojo-separatista, sabe que, si no fallan Catalu?a y Andaluc¨ªa, ese voto est¨¢ m¨¢s que asegurado. ?Y si Catalu?a falla? Catalu?a no puede fallar si es coherente con su voto del 16-N y su aumento de participaci¨®n.
Pero seamos realistas. Sin partidismos sectarios que no me van, he de recomendar una movilizaci¨®n, consciente y pr¨¢ctica, a favor de Jos¨¦ Montilla, del PSC; ese cordob¨¦s catal¨¢n que tan en jaque tiene a los malos y desbarras del PSOE, sutiles derrotistas y amiguetes, cuando les conviene, del PP y de CiU. Con todo, se mover¨¢ poco la gente (no hace falta llamarla buena) si no contamos con los sindicatos y las decenas de plataformas, organizaciones y movimientos que tanto ruido, espect¨¢culo y manifestaciones promovieron contra las leyes, decretazos, cat¨¢strofes, mentiras y guerras (mantenidas con descaro y sin aceptar responsabilidades en el Congreso de Diputados) del partido en el gobierno o desgobierno. ?S¨®lo se buscaba el r¨¦cord Guinness? ?No se exig¨ªa la dimisi¨®n de quien ahora se va de su arbitrario y desde?oso poder sin hacerse responsable de sus efectos y, por tanto, debe exig¨ªrsele a quien le sustituye y perpet¨²a? Ahora es la hora, catalanes, de exigir las responsabilidades que no se asumieron y se negaron para que no se repitan los irresponsables y para que no se diga que tambi¨¦n lo son aquellos que tanto botaron sobre el asfalto y ahora no votan o no movilizan el voto para derrotar al PP. ?Se ha de crear un clima popular, alegre y esperanzado, de que Catalu?a decidir¨¢ el destino de la democracia espa?ola con su voto masivo y triunfador!
Los catalanes de origen y de destino hemos ido siempre a la cabeza de esa democracia desde los a?os treinta ?del siglo XIX! para crearla, defenderla y ampliarla. Por eso padecimos siempre la represi¨®n de la derecha belicosa con el apoyo hip¨®crita de la catalana seudonacionalista. Fuimos art¨ªfices de la Constituci¨®n, negada entonces por los que hoy la maniatan y violan. En noviembre rompimos la alianza espuria de las derechas catalanas y, pese a sus ataques constantes all¨¢ y aqu¨ª, presentamos un baluarte de resistencia democr¨¢tica que tiene que pasar a las Cortes Generales para reconstruir el Estado social de derecho y vivificar una Constituci¨®n abierta al autogobierno federante de todos sus pueblos. Carod Rovira ha dicho del proyecto federal socialista que "es la ¨²nica forma existente para convencer al independentismo catal¨¢n de que puede existir una Espa?a distinta". Y Josu Imaz conf¨ªa alcanzar acuerdos con el socialismo vasco si ¨¦ste es como el catal¨¢n. Por todo ello, la trascendencia del 14-M es casi la misma que la del 15-J de 1977. No ser¨¢ preciso decir "?no pasar¨¢n!" si derrotamos primero al derrotismo (la gran baza del PP) para as¨ª derrotar a ¨¦ste. Mejor ser¨¢ decir "?s¨ª pasaremos!". La mejor defensa es el ataque. Bien lo saben ellos, los eternos atacantes. Pero, ?c¨®mo llegar a la mente de los ciudadanos para neutralizar los efectos letales de unas televisiones controladas, que no cejan, d¨ªa a d¨ªa, de lanzar descalificaciones calumniosas y mentiras contra la ¨²nica fuerza popular que puede derrotarles? S¨®lo con la creaci¨®n de un clima general de protesta y de denuncia (nos sobran argumentos) como aquellos que supieron crear tantos grupos c¨ªvicos, tantos j¨®venes trabajadores y estudiantes, hace tan s¨®lo un a?o. Busquemos el reino de la verdad y de la justicia y lo dem¨¢s (la derrota del derrotismo y del PP) se nos dar¨¢ por a?adidura.
J. A. Gonz¨¢lez Casanova es profesor de Derecho Constitucional de la UB.
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