La izquierda del XXI
El XXI ser¨¢ varios siglos; la medida de un siglo contiene cada vez m¨¢s acontecimientos. Para el principio, este futurillo local, se ve que la izquierda de Espa?a tendr¨¢ que hacer un esfuerzo para no ser derecha: para saber c¨®mo la enga?an. Con hipotecas a bajo precio, plazos tentadores, vive un consumismo de insomnio que le hace ver la irregularidad de su posici¨®n: las horas que entrega cada vez m¨¢s al esfuerzo, la alienaci¨®n a la empresa; la psicolog¨ªa que paga m¨¢s al estr¨¦s, a la depre; simplemente, al miedo de dejar de ser. A desclasarse. El empleo es titubeante, los precios ascendentes, el despido crece, el hijo es una inc¨®gnita. Este burgu¨¦s nuevo, proletario ayer, no cree en la derecha, pero s¨ª que votarla es un indicio de que no van a ejecutar sus deudas. No es verdad: el apuro crece cada d¨ªa. Esta que fue fuente cl¨¢sica de la izquierda, la burgues¨ªa, ha crecido mientras crec¨ªa la clase extrema, el "lumpenproletariat", en harapos, que viene de fuera: la izquierda nata lo ve venir como una amenaza y se inclina a la derecha racista: que, en cambio, adopta a este lumpen aun sin piedad para ¨¦l -la piedad la reserva para su clase-, que no tiene derechos ciudadanos. La otra fuente de la izquierda, la intelectual, ha suspirado de alivio cuando ha visto destruirse el muro de Berl¨ªn y desaparecer el comunismo: los residuos le molestan extraordinariamente, como en Cuba, y las esperanzas le fastidian. Ha ganado notablemente en situaci¨®n social: ha pasado a la burgues¨ªa establecida. Ya no es la de Luces de bohemia, lampando por la fama, po¨¦tica y absurda: va a los premios, halaga a los funcionarios de Cultura o al menos no les fastidia demasiado. Como en el viejo chiste, les han echado de comer; y casa con jard¨ªn, y servicio ecuatoriano, y homenajes, fotos, p¨¢ginas. No van a querer, adem¨¢s, escribir bien.
Cuando se consideran, por fin, libres, se consideran libres del comunismo. No de la censura de Franco: del comunismo, del miedo a la izquierda. La derecha los advierte continuamente; y ahora, del terrorismo, del nacionalismo. Vuelven a ser amenazados: son otra vez la Antiespa?a. Corren a evitarlo: no ser los vendepatrias, que no cobran. "La izquierda de nuestro pa¨ªs, si quiere volver alguna vez al poder, tendr¨¢ que empezar a dejar alguna vez de ser antiespa?ola" (Jos¨¦ Mar¨ªa Marco, El Mundo, ayer). Creo que tendr¨¢ que defender las libertades juntas: el bloque de todas. Le da verg¨¹enza: no sabe si eso gustar¨¢ en los salones europeos y americanos.
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