El municipalismo y la Generalitat
?ste era el t¨ªtulo de un interesante art¨ªculo del profesor Subirats, publicado hace unos d¨ªas (EL PA?S, 8 de enero). En el mismo se part¨ªa de la existencia de un binomio absurdo entre nacionalismo y municipalismo, fruto del enfrentamiento partidista derivado de la correlaci¨®n de fuerzas gobernantes en las distintas instituciones catalanas a partir de 1979. Previa defensa de la necesidad e importancia que debe darse al papel de las administraciones locales como prestadoras de servicios desde la proximidad, la reflexi¨®n del cualificado articulista acababa con la siguiente invocaci¨®n: "Confiemos en que sigamos construyendo Catalu?a desde la fuerza de sus gobiernos locales. Nada ser¨ªa peor que acabar concluyendo que el municipalismo de la izquierda catalana a lo largo de estos a?os era puro tacticismo".
Quisiera introducir en este debate de profunda actualidad alg¨²n matiz porque conviene dejar clara la posici¨®n hist¨®rica y actual de cada cual evitando que, a fuerza de repetici¨®n por parte de las autollamadas fuerzas progresistas y los c¨ªrculos que les dan apariencia intelectual, se tenga por cierto e incontrovertido lo que desde nuestro punto de vista, evidentemente discutible, no se corresponde enteramente con la realidad. Esta es la misma pr¨¢ctica, utilizada profusamente estos d¨ªas cuando se habla del nuevo Gobierno como heredero de una "tradicional unidad de las izquierdas" nunca existente, de la "normalidad de los gobiernos de coalici¨®n" olvidando que su normalidad deriva precisamente de su articulaci¨®n en torno a la primera fuerza parlamentaria; de "las bondades de la alternancia" olvidando los problemas de la excesiva concentraci¨®n de poder, del "Gobierno que s¨ª representa al pueblo y a todos los ciudadanos", como si el anterior y sus mayor¨ªas respondieran a desconocidas voluntades, o del "Gobierno que realmente aspira a la cohesi¨®n social", negando la realidad y confundiendo, ahora s¨ª, peligrosamente cohesi¨®n social con adscripci¨®n pol¨ªtica.
No es cierto el dilema nacionalismo versus municipalismo porque el importante papel de los entes locales forma parte en esencia del nacionalismo y el personalismo de CiU. Y lo es no porque CiU haya gobernado y gobierne en la mayor¨ªa de municipios de Catalu?a y sea la primera fuerza pol¨ªtica en gran parte del territorio catal¨¢n, que de por s¨ª ya podr¨ªa ser un argumento. No es una cuesti¨®n de status de poder, es una cuesti¨®n de principios. Desde CiU siempre hemos defendido el principio de subsidiariedad. CiU siempre ha cre¨ªdo que la acci¨®n pol¨ªtica debe centrarse y se justifica a partir de la defensa de la persona y su entorno natural, la familia, el municipio, la naci¨®n. CiU siempre ha defendido la prestaci¨®n de servicios desde la proximidad. Ideas que ahora todas las fuerzas pol¨ªticas defienden, aunque muchas hayan habido de pasar por un largo peregrinaje doctrinal desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la p¨¦rdida de los referentes tradicionales de la izquierda para llegar a este objetivo.
No hay duda de que las entidades locales deben desempe?ar un papel fundamental, desde la proximidad, en la prestaci¨®n de servicios a los ciudadanos. Tan cierta es esta afirmaci¨®n como la que para ello deben disponer de una organizaci¨®n suficiente, unas competencias y una autonom¨ªa que les permita ser reconocidas para actuar como tales, y de unos recursos financieros adecuados a las prestaciones p¨²blicas que deben cubrir. Ello s¨®lo es posible desde la lealtad institucional, la colaboraci¨®n, la cooperaci¨®n y la descentralizaci¨®n.
Por otro lado, es evidente que desde la Generalitat deben ejercerse con firmeza, no siempre comprendida, gobierne quien gobierne, las potestades p¨²blicas que sean necesarias bas¨¢ndose en el cumplimiento del inter¨¦s general de Catalu?a, a veces incompatible con el particular de un municipio concreto. Hay ejemplos recientes, tanto en materia de infraestructuras como de determinados equipamientos, que nos recuerdan la dif¨ªcil tarea de armonizar todos los leg¨ªtimos intereses en juego. Ciertamente, la formaci¨®n del nuevo Gobierno, si tiene alguna virtud indudable, ser¨¢ la de ayudar a algunos a cruzar la frontera que va de la simple pancarta y el alentar conflictos territoriales, a la responsabilidad de gobernar, nunca al gusto de todos. No puede por tanto confundirse el necesario ejercicio de esta potestad por el anterior Gobierno de CiU con un rechazo al importante papel que deben ejercer las entidades locales.
No pueden ponerse al mismo nivel ni tampoco contraponerse ismos que responden a realidades, inquietudes y finalidades distintas. No es lo mismo hablar de catalanismo como traslaci¨®n en Catalu?a de nacionalismo que de municipalismo. Incluso el PP, partido nacionalista espa?ol, se erige en gran defensor del llamado municipalismo, con el ¨²nico objetivo de sustraer capacidad pol¨ªtica a determinadas autonom¨ªas como la catalana.
El llamado municipalismo de la izquierda ha respondido siempre a una determinada posici¨®n partidista, planteando como enfrentamiento pol¨ªtico lo que deber¨ªa haberse centrado en colaboraci¨®n institucional. ?C¨®mo se explica si no el papel que ha desempe?ado desde un inicio la Diputaci¨®n de Barcelona? ?Por qu¨¦ si no el PSOE -y el PSC- en su momento impuls¨® una Ley de Haciendas Locales, aprobada el d¨ªa de los Santos Inocentes, que ha provocado la grave asfixia econ¨®mica que todav¨ªa sufren nuestros ayuntamientos? ?Por qu¨¦ si no el PSOE, y el PSC, desde el Gobierno del Estado fue reduciendo cada a?o la participaci¨®n en los ingresos de las corporaciones locales del Estado? ?Por qu¨¦ si no el PSC convirti¨® en un importante actor pol¨ªtico, con himno y bandera, lo que deb¨ªa ser un un simple y a la vez eficaz ente de prestaci¨®n de servicios metropolitanos? ?Por qu¨¦ si no, una vez en el Gobierno de la Generalitat, el PSC ha olvidado las reivindicaciones de traspaso de competencias urban¨ªsticas a favor de los ayuntamientos?
Me temo que la oportuna reflexi¨®n del profesor Subirats, al margen de las premisas que no comparto, no ser¨¢ escuchada por el tripartito. Quiz¨¢ el tiempo demostrar¨¢ que efectivamente unos actuaban por puro tacticismo y otros, sin duda con errores, falta de recursos y afortunadamente tambi¨¦n muchos aciertos, continuaremos defendiendo, por convicci¨®n, el importante papel que deben tener los municipios y comarcas en el futuro de nuestro pa¨ªs.
Carles Puigdom¨¨nech Cant¨® es diputado de CiU en el Parlament de Catalunya.
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