Mu?oz Molina relata sus paseos a la deriva por Manhattan
El escritor re¨²ne recuerdos e impresiones de sus viajes a Nueva York
"S¨ª, turista, ?y a mucha honra!". Antonio Mu?oz Molina cita a Stendhal y sus Memorias de un turista y a?ade: "Un turista civilizado, interesado, ilustrado, o algo as¨ª". Ventanas de Manhattan (Seix Barral) re¨²ne las impresiones y recuerdos del autor de Sefarad de una ciudad en la que ha trabajado y que ha visitado de forma intermitente en los ¨²ltimos diez a?os. Un libro que, seg¨²n ¨¦l, se acerca a la tradici¨®n del escritor "caminante".
"La belleza de una ciudad est¨¢ en su descubrimiento permanente"
Antonio Mu?oz Molina (?beda, Ja¨¦n, 1956) asegura que Nueva York "ense?a a ser extranjero". En Ventanas de Manhattan escribe: "Soy el ciudadano invisible de un pa¨ªs inexistente, c¨¦lebre si acaso por la Inquisici¨®n, las matanzas de indios, las corridas de toros y las pel¨ªculas de Almod¨®var". Luego, explicando c¨®mo ha escrito desde la perspectiva que le han brindado sus largas caminatas, a?ade: "Cuando uno lee Poeta en Nueva York te das cuenta de que Lorca lo escribi¨® caminando". Cita tambi¨¦n "las caminatas" literarias de Baudelaire y Walter Benjamin y otras referencias como Pruebas de Nueva York, de Jos¨¦ Moreno Villa, o "las p¨¢ginas de Josep Pla sobre Am¨¦rica".
El escritor, que present¨® su libro ayer por la ma?ana y que por la tarde particip¨®, junto a Eduardo Mendoza (que vivi¨® 10 a?os en Nueva York), en un di¨¢logo moderado por el periodista Jes¨²s Ruiz Mantilla, evoc¨® su papel de personaje perdido en la ciudad y record¨® a los otros personajes que se fue encontrando por su camino: Javier, un actor espa?ol que ha parado por un tiempo en la ciudad; Alfonso, corresponsal de un peri¨®dico nacional, o artistas espa?oles afincados en la ciudad, como Manolo Vald¨¦s. "Me gusta esa gente que est¨¢ entre dos mundos. Me gusta observarlos", dice Mu?oz Molina. Su editor, Adolfo Garc¨ªa Ortega, calific¨® el libro de un "c¨®ctel" lleno de referencias culturales y mitos. "Aqu¨ª est¨¢ todo: narratividad, hondura, reflexi¨®n, sentido moral y literario", asegur¨®.
"Durante muchos a?os, este libro ni siquiera fue un libro", explica Mu?oz Molina. "Durante el tiempo que fui profesor en la City University, en un curso de doctorado, pasaba muchas horas escribiendo en un cuaderno azul mis impresiones de todo lo que ve¨ªa. Siempre me han dado mucha envidia los pintores, que sacan sus cuadernos de dibujo y recogen sus impresiones en cualquier parte". "Miraba y escuchaba la ciudad, cualquier cosa pod¨ªa entrar en mi cuaderno", a?ade. Esos cuadernos -"aquella escritura espont¨¢nea de caf¨¦ fue un buen punto de partida"- acabaron convertidos en un libro que incluye algunas de esas impresiones junto a otros recuerdos y experiencias. Un libro que, seg¨²n su autor, no ha estado impulsado por los atentados de las Torres Gemelas, suceso del que el escritor fue "un testigo privilegiado" y sobre el que escribi¨® varios art¨ªculos en EL PA?S. "Si soy honrado, dir¨¦ que el 11 de septiembre no ha sido un detonante para este libro; ocupa un lugar importante, pero nada m¨¢s. En ning¨²n caso he pretendido hacer un ensayo sobre lo que ocurri¨®, sino que he recogido algunas sensaciones de aquellos momentos", contin¨²a el escritor de El Robinson urbano (1984). "La mejor literatura de la modernidad la han escrito los robinsones urbanos", se?ala en este "diario de anotaciones granadinas", que se reedita coincidiendo con la publicaci¨®n de Ventanas de Manhattan.
Las ventanas y los paseos son el hilo conductor del nuevo libro. "Al ir escribiendo me di cuenta de que las ventanas, las que uno mira y desde las que se mira, eran un importante hilo conductor. La vida de las ventanas siempre es muy literaria. Lo que adivinamos cuando las miramos". Mu?oz Molina cita entonces los ventanales americanos de Edward Hopper, ventanales que le recuerdan a algunas pel¨ªculas de Alfred Hitchcock. Se sorprende del "localismo extremo del arte americano". "En Espa?a, el peor insulto que puede recibir quien escribe libros o hace pel¨ªculas, quien se dedica casi a cualquier forma de arte, es que se le llame localista, o costumbrista", escribe en el libro.
Sobre la dificultad de esquivar el t¨®pico al escribir sobre un lugar como Manhattan, afirma: "Hay muchas referencias inevitables, pero creo que tambi¨¦n hay muchas cosas diferentes. Recuerdo que cuando yo viv¨ªa en Granada un tipo muy petulante me dijo una vez: '?Nueva York? Pero si no te hace falta ir, ya te la sabes'. ?l ten¨ªa esa gran suerte, yo no. La belleza de una ciudad est¨¢ en su descubrimiento permanente, y yo tambi¨¦n quer¨ªa contar mi propio paletismo, el de llegar y no entender nada. Esa sensaci¨®n extra?a cuando llegas en avi¨®n y buscas desesperado unos rascacielos que no logras ver".
"Este libro", a?ade, "tiene algo de autorretrato o confesi¨®n personal, y luego me gustar¨ªa pensar que tiene cierta utilidad como una gu¨ªa personal de la ciudad".
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