Bigas Luna resume en 'Semillas' la uni¨®n de la tierra y la tecnolog¨ªa
El autor catal¨¢n expone sus creaciones y sus pinturas digitales en Madrid y Barcelona
A sus alumnos del taller de cine, Bigas Luna (Barcelona, 1946) les obliga a tener una piedra al lado del ordenador y a trabajar en un huerto ecol¨®gico. Est¨¢ bien, piensa, hacer apolog¨ªa de las nuevas tecnolog¨ªas, pero sin olvidar la tierra.
Una conjunci¨®n que se da en su exposici¨®n Semillas, en la que se a¨²nan los ordenadores y la vuelta a los or¨ªgenes, abierta en la Fnac de Madrid hasta el 14 de marzo y en la galer¨ªa Senda de Barcelona hasta el 28 de febrero. Se combinan v¨ªdeos con pinturas digitales que representan semillas imaginarias y que est¨¢n realizadas a partir de una serie de obras pintadas con tierra, tinta y todo tipo de materiales retocadas con el ordenador.
"Mucha gente no sabe que hice algunos de los primeros v¨ªdeos art¨ªsticos de Espa?a en el 69, y que luego me pas¨¦ al cine", recordaba ayer en Madrid. "Esta muestra est¨¢ conectada con mis or¨ªgenes. El primero es un documento del d¨ªa de mi bautizo que
"Los analfabetos del siglo XXI ser¨¢n los que no sepan narrar con im¨¢genes"
"La mano cuenta cosas y alegr¨ªas que la lengua es incapaz de articular", reflexiona. "Lo comprob¨¦ cuando en el 69 ense?¨¦ a pintar a locas. Era incre¨ªble, dibujaban lo que no sab¨ªan o no se atrev¨ªan a explicar. Una mujer, por ejemplo, no contaba que su marido alcoh¨®lico
le pegaba, pero dibujaba un hombre con una botella y una chica corriendo, y el m¨¦dico interpretaba sus dibujos", prosigui¨®. "Me ocurre con mis s¨ªmbolos. Yo tengo una forma de pintar propia, me rodeo de un cierto ritual, cojo cosas de la tierra, pongo mis pinceles ordenados... En una ¨¦poca eran s¨ªmbolos del esp¨ªritu y la raz¨®n enfrentados; luego, las caras del alma, que eran unas manchas que suger¨ªan caras, y ahora estoy en las semillas".
, ¨¦ste es el tipo de arte que se impondr¨¢ en el futuro, pues el cine se ver¨¢ en casa en Internet. "Las salas ser¨¢n s¨®lo elementos promocionales, para crear un estado de opini¨®n", augura.
El realizador de Jam¨®n, jam¨®n no pierde ocasi¨®n para hablar del cerdo:
"Estudi¨¦ pintura con un pintor maravilloso, Baixas. Ten¨ªa Parkinson y la mano le temblaba, pero cuando hac¨ªa la raya era impecable. Cuando me preguntan c¨®mo quiero el jam¨®n, digo: 'Cortado por un camarero con Parkinson".
Se muestra optimista con la creaci¨®n: "Hoy se puede contar una historia con una cierta dignidad en un soporte digital que no pierde calidad, que se clona...". Incluso asegura que el mejor filme que
En el stand de la Consejer¨ªa de Cultura de la Generalitat Valenciana se expone estos d¨ªas en Arco una instalaci¨®n de Bigas y Miquel Navarro. El chorro de una fuente recorre, a modo de acequia, un rect¨¢ngulo regando unas mesas en las que se ven hortalizas plantadas. Un homenaje a la huerta valenciana.
El chico, la chica y la mosca
El ¨²ltimo v¨ªdeo que se muestra pertenece a su proyecto Mouche d'amour (Mosca de amor): "Llevo un a?o y medio rodando cosas y ya tenemos casi media hora. Es la historia de un chico, una chica y una mosca. Quiero ense?arlo en las Comedias b¨¢rbaras o en museos". A Bigas le gustan este tipo de proyectos sin condicionantes comerciales. "Me da mucha energ¨ªa", comenta el cineasta, que dedica cada d¨ªa tres horas al ordenador y tres a andar y trabajar en su huerta ecol¨®gica.
La fijaci¨®n del director de La camarera del Titanic por el insecto se observa tambi¨¦n en Collar de moscas (2002), el primer v¨ªdeo que realiz¨®expresamente para Internet y que est¨¢ basado en un relato de Misia Sert. En la cabeza tiene ahora el gui¨®n de una cinta que retratar¨¢ tres mundos de Espa?a: "El chaval de extrarradio con ch¨¢ndal y moto de 50 cent¨ªmetros c¨²bicos; el de la gente vinculada a la cultura, que no tiene desperdicio, y el del kitch, que siempre me ha fascinado". "?El t¨ªtulo? Ni idea. En mi carpeta pone Brutalidades ib¨¦ricas", adelanta.
Babelia
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