Ansiedad
Una de las dos preocupaciones que planean sobre el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas en estos d¨ªas es que el esc¨¢ndalo de la entrevista de Carod con miembros de ETA estall¨® demasiado pronto. Aunque tuvo la casualidad poco inocente de coincidir con un congreso internacional de v¨ªctimas del terrorismo, al trepidante ritmo que impone el consumo informativo, dos meses es mucho tiempo como para mantener fresco un discurso que mortifique a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en un asunto en el que cuantos m¨¢s d¨ªas transcurren menos incriminable resulta. Sin embargo, ¨¦sa es la principal estrategia del PP en esta campa?a, y eso por lo menos aclara que el CIS y el Gobierno, a pesar de las flagrantes interacciones, no utilizan a fondo el potencial que les dan sus propias sinergias. De esa principal inquietud se infieren dos apartados no menos inquietantes. Por una parte, la instrumentalizaci¨®n abusiva de las v¨ªctimas del terrorismo tambi¨¦n puede ser percibida como otro modo de terrorismo de Estado. Y por la otra, el inmoderado uso patrimonialista de la Constituci¨®n y de Espa?a puede ahuyentar a aquellos electores con remordimientos que recuerden que Alianza Popular (que es como se llam¨® hasta hace poco el PP) fue contraria a la Carta Magna, as¨ª como a los que, por su simple condici¨®n de perif¨¦ricos, se sienten incomodados por la uniformidad tremendista que supura el discurso territorial del Gobierno. La otra preocupaci¨®n es que el encarnizamiento personal del PP con Rodr¨ªguez Zapatero acabe despertando empat¨ªas con la v¨ªctima en antiguos electores socialistas, desmovilizados desde 1996. A esto y al desgaste propio de la acci¨®n de gobierno habr¨ªa que sumar los posibles efectos de asuntos como los protagonizados por el alcalde de Toques o el presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n. Respecto al caso Fabra, el consejero de Justicia, V¨ªctor Campos, encarg¨® hace semanas una encuesta telef¨®nica para conocer su impacto entre el electorado valenciano, pero su resultado, al contrario de lo previsto, no ha trascendido. Y lo peor para el PP es que, como ya ocurriera con el Prestige en Galicia, estos sucesos siempre acaban causando m¨¢s impacto electoral fuera de la zona cero.
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