Joven de 30 a?os busca emanciparse

Jos¨¦ Salvo, un joven de 30 a?os, residente en Chiva, lleg¨® en octubre de 2002 a Gandia para trabajar en una empresa de dise?o. Era su primer empleo "estable" desde que acab¨® sus estudios de Inform¨¢tica. Durante m¨¢s de un a?o estuvo desplaz¨¢ndose a diario de casa de sus padres al trabajo. Hora y cuarto de ida, y otra hora y cuarto de vuelta, despu¨¦s de una jornada de ocho horas. Decidi¨® buscar un piso de alquiler, "una excusa para irme de casa, y mayor comodidad", pero se encontr¨® con que las plazas eran muy limitadas, las viviendas no se ajustaban a lo que buscaba, y precios desorbitados, entre los 300 y 600 euros. "Ya se sabe, poca oferta y mucha demanda", dice Jos¨¦.

Esa elevada demanda la conforma sobre todo la poblaci¨®n inmigrante, que ha propiciado que la ciudad gandiense haya ampliado en los ¨²ltimos a?os su censo de habitantes en m¨¢s de 20.000 personas. Estos nuevos residentes han disparado el precio de los alquileres, la mayor¨ªa realizados sin control ni regulaci¨®n, y en muchos casos en negro, y con subarrendamientos por parte de los propios inmigrantes.

N¨²ria Soler, natural de Gandia y tambi¨¦n de 30 a?os, es licenciada en Historia, y trabaja en el Museo Arqueol¨®gico de Gandia. Despu¨¦s de vivir diez a?os en Valencia, con empleos temporales, decidi¨® volver a su ciudad con una idea clara: "Seguir emancipada". La vuelta no fue f¨¢cil. Busc¨®, sin ¨¦xito, pisos por inmobiliarias, a trav¨¦s de carteles en terrazas, y particulares. "O no era lo que buscaba o eran muy caros".

N¨²ria y Jos¨¦ son ahora compa?eros de edificio. Ambos consiguieron entrar en un programa impulsado por el Ayuntamiento gandiense, dirigido a facilitar el acceso de los j¨®venes a alquileres de pisos, que ha posibilitado la construcci¨®n de una finca de 24 viviendas, l'Aig¨¹era, en el distrito de Beniopa. Los pisos tienen entre 40 y 70 metros cuadrados y cuestan de 240 a 300 euros.

Sonia Extremera, de 27 a?os, tuvo m¨¢s suerte. Entr¨® directamente en la lista de elegidos que obtuvieron una plaza en el edificio. Ella y su ni?o de cuatro a?os son vecinos de N¨²ria. El sueldo de Sonia en una f¨¢brica de pieles de la ciudad le da para pagar el alquiler y conseguir la "independencia" que buscaba.

L'Aig¨¹era se enmarca en el programa municipal Borsa Habitatge Jove que inici¨® el Ayuntamiento gandiense, bajo el gobierno del PSPV, a finales del a?o 2000. "El objetivo era facilitar a los j¨®venes una primera oportunidad de emancipaci¨®n, mediante el acceso a la vivienda en alquiler a precios por debajo del mercado y en condiciones de habitabilidad", explica Joan Antoni Ju¨¢rez, coordinador del proyecto. Desde el centro municipal de informaci¨®n juvenil, los responsables del programa elaboran un perfil del tipo de vivienda que demandan los j¨®venes, su tama?o, si la quieren amueblada o no, la zona preferida. El Ayuntamiento hace entonces de intermediario y busca entre los propietarios los pisos que m¨¢s se ajusten, incluso m¨¢s baratos que los nuevos de l'Aig¨¹era. Adem¨¢s, el Consistorio avala a los j¨®venes haci¨¦ndose responsable del seguro multirriesgo y de la fianza. Ello es posible gracias a un convenio con el Gobierno central, que facilita asistencia t¨¦cnica y jur¨ªdica, y asume el coste de las p¨®lizas de seguro.

El primer a?o de actividad de la Borsa d'Habitatge se alquilaron 48 viviendas. Ahora la cifra se ha duplicado. El Ayuntamiento tambi¨¦n busca alojamiento a los estudiantes que acuden a la Escuela Polit¨¦cnica Superior de Gandia, y ha iniciado un proyecto destinado a promover la convivencia entre alumnos de este campus y personas de la tercera edad. El Consistorio estudia tambi¨¦n ampliar la oferta de nuevos edificios para j¨®venes, siguiendo el modelo de l'Aig¨¹era, en otras barriadas, as¨ª como promover viviendas de protecci¨®n oficial en propiedad, afirma la concejal de Juventud, la socialista M¨®nica Richart. Cerca de 200 j¨®venes han sido alojados en la ciudad a trav¨¦s de estos programas, y hay lista de espera.