El refinado cubo portugu¨¦s
POUSADA DE DOM AFONSO II, vanguardia arquitect¨®nica en Alc¨¢cer do Sal
Tras su reciente privatizaci¨®n en manos del grupo hotelero Pestana, las pousadas portuguesas toman la delantera sobre los paradores espa?oles en el gusto por la arquitectura vanguardista y la rehabilitaci¨®n audaz de ciertos monumentos hist¨®ricos. Muestra de ello es la arriesgada intervenci¨®n del arquitecto Diogo Lino Pimentel sobre el convento fortaleza de Ara Coeli, fundado en el siglo XIII por Sancho I de Portugal frente al estuario del r¨ªo Sado, una de las reservas faun¨ªsticas m¨¢s importantes del pa¨ªs vecino. Ning¨²n atisbo desde la autopista permite suponer que tras estas almenas de sabor medieval y olor a clausura frasea un rap el acero y el cristal, una escalera de madera voladiza y un cubo de Rubik transparente en el centro del per¨ªmetro claustral.
POUSADA DE DOM AFONSO II
Categor¨ªa oficial: 4 estrellas.
Direcci¨®n: Castelo de Alc¨¢cer. Alc¨¢cer do Sal, Set¨²bal (Portugal).
Tel¨¦fono 00 351 265 61 30 70. Fax 00 351 265 61 30 74. Central de reservas: 00 351 218 44 20 01.
Internet: www.pousadas.pt.
Instalaciones: jard¨ªn, piscina, sal¨®n con chimenea, sala de convenciones para 120 personas, bar, restaurante. Habitaciones: 30 dobles y 5 'suites'; todas ellas con ba?o, calefacci¨®n, aire acondicionado, tel¨¦fono, minibar, televisi¨®n v¨ªa sat¨¦lite, secador de pelo y albornoz. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite perros.
Precios: temporada alta, 169 euros + 7% IVA; temporada baja, 112 + 7% IVA; desayuno incluido; descuentos hasta del 35% en promociones de tercera edad, j¨®venes, tres noches consecutivas, pasaporte de cuatro noches y otras (consultar agencias).
Tarjetas de cr¨¦dito: Diners Club, Master Card, Visa, 6000.
Arquitectura ... 9
Decoraci¨®n ... 8
Estado de conservaci¨®n ... 9
Confortabilidad habitaciones... 8
Aseos ... 7
Ambiente ... 9
Desayuno ... 4
Atenci¨®n ... 8
Tranquilidad ... 9
Instalaciones ... 8
No cabe duda. La pousada de Alc¨¢cer do Sal es un edificio de este tiempo, di¨¢fano y minimalista, enf¨¢ticamente conceptual. Su paisaje argumental huye de cualquier efectismo o intenci¨®n muse¨ªstica. Mil recovecos tiene para perderse en el escapulario de la historia y tambi¨¦n para orientarse con la semi¨®tica de sus tapices ¨¦tnicos o pinturas de corte posmodernista, bajo la luz de un nuevo mestizaje visual.
La desnudez completa de sus muros, blancos y suaves, renueva el di¨¢logo conventual entre el ser y el estar, lo tur¨ªstico y lo mundano, los placeres de la vida y el recogimiento que se pretende en un alojamiento con personalidad. M¨¢s all¨¢ de las im¨¢genes, las texturas y los trazos se enclaustra lo ¨²til y necesario: una biblioteca recoleta bien surtida de revistas de dise?o, un sal¨®n implantado bajo las b¨®vedas de la antigua capilla, el comedor bienaventurado de la sopa de mejillones y el museo arqueol¨®gico en trance de exposici¨®n, bajo el cubo de vidrio transparente antes se?alado en el exterior del claustro.
Tonos sedantes
A su alrededor se ordenan, amplios y luminosos, los dormitorios herederos de las antiguas celdas monjiles. Aqu¨ª tambi¨¦n las paredes hablan de lo m¨ªnimo en favor de los tonos ocres, sedantes, y de las tapicer¨ªas y lencer¨ªas de cama sin estridencias. El mobiliario cumple sus funciones con pulcritud geom¨¦trica, al gusto actual. Igual que los cuartos de ba?o, por descontado higi¨¦nicos, aunque excesivamente austeros en su ajuar cosm¨¦tico.
Mal se entiende, frente a tanta modernidad, que los desayunos sigan un ritual ya obsoleto en su escenificaci¨®n y en la insipidez de las elaboraciones, pecado generalizado a una y otra orilla de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Con un poco m¨¢s de cuidado, el d¨ªa despertar¨ªa m¨¢s fragante frente a las cristaleras del comedor, donde se esparce, entre almenas y ruinas castellares, un jard¨ªn cuajado de olivos, macizos de flores y un viejo roble que aproxima a esta pousada el horizonte ar¨¢bigo del Alentejo.
ALREDEDORES
ALC?CER DO SAL aparece citada por Plinio como la Salatia Urbs Imperatoria, bajo la autoridad de Beja en tiempos de los romanos. De imprescindible visita en un recorrido por sus calles es la iglesia de Santiago, el convento de Santo Ant¨®nio y el santuario del Senhor dos M¨¢rtires. A sus pies, la reserva natural del estuario del r¨ªo Sado atrae a los aficionados al turismo ecol¨®gico y a los deportes n¨¢uticos. Es un parque faun¨ªstico constituido por salinas explotadas desde la ¨¦poca romana para la elaboraci¨®n del garum (salaz¨®n de pescado), y en el que hoy se practican diversos deportes, como la vela, el remo y los vuelos en globo aerost¨¢tico. A 48 kil¨®metros de distancia, en la fachada atl¨¢ntica, Set¨²bal se arracima a la sombra del castillo de S?o Filipe, una ciudadela con doble muralla de tiempos de Felipe II.
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