Alarmante proliferaci¨®n nuclear
La decisi¨®n libia de abandonar sus programas nucleares b¨¦licos ha permitido sacar a la luz una densa trama internacional de proliferaci¨®n cuyo caso extremo lo representa por el momento Pakist¨¢n, aunque en palabras del m¨¢ximo responsable de la Agencia de la Energ¨ªa At¨®mica (AIEA) se trate solamente de la punta del iceberg. En Islamabad, el presidente Musharraf ha escenificado la farsa de perdonar al heroico cient¨ªfico venal y traidor, padre de la bomba at¨®mica musulmana, y encarcelar a sus colaboradores inmediatos, a cambio de que aqu¨¦l exculpase a los militares en el poder de cualquier conocimiento o participaci¨®n en el tr¨¢fico armamentista nuclear a lo largo de los a?os.
Beneficiarios de esa tupida trama, cuyas ramificaciones implican a m¨¢s de media docena de pa¨ªses y oscuros mediadores, han sido la reformada Libia; Corea del Norte, que ha mentido al asegurar que no enriquec¨ªa uranio, y muy probablemente Ir¨¢n. Los inspectores de la ONU acaban de acusar a Teher¨¢n de ocultar experimentos cruciales, pese a que el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s, bajo intensa presi¨®n internacional, asegur¨® en noviembre pasado que hab¨ªa desvelado por completo sus actividades nucleares a la AIEA.
Quiz¨¢ el aspecto m¨¢s relevante de la conversi¨®n de Gaddafi sea precisamente el haber puesto s¨²bitamente al descubierto este supermercado de la proliferaci¨®n, como lo ha calificado Mohamed el Baradei; o, lo que es lo mismo, la inoperancia de los controles internacionales en el negocio ilegal de las armas at¨®micas. El responsable m¨¢ximo de la AIEA no s¨®lo constata el auge del descontrol nuclear, sino que tambi¨¦n vaticina una cat¨¢strofe planetaria si contin¨²a la pol¨ªtica de esperar y ver que ha caracterizado en los a?os noventa la actitud internacional en este terreno crucial.
Los hechos muestran que el Tratado de No Proliferaci¨®n, que fue ¨²til en un mundo estrictamente bipolar, ha perdido su eficacia en un entorno global en el que con frecuencia se ignoran las ra¨ªces de algunos de sus m¨¢s serios conflictos y se multiplica la demanda ilegal de tecnolog¨ªa at¨®mica. Como adem¨¢s existen las redes clandestinas capaces de suministrar al mejor postor los elementos esenciales de un incipiente arsenal, ser¨ªa suicida ignorar la eventualidad de que, en este contexto, organizaciones terroristas lleguen a dotarse de armas nucleares, por limitadas que sean.
El presidente estadounidense, que hasta no hace mucho ridiculizaba a los expertos de la AIEA por su supuesta inoperancia en Irak, cierra ahora filas con la agencia de la ONU y ha lanzado esta semana una bater¨ªa de propuestas, renovadas ayer mismo en su alocuci¨®n radiof¨®nica. Bush admite abiertamente las lagunas de un tratado que s¨®lo reconoce a cinco potencias nucleares (EE UU, Rusia, Francia, Reino Unido y China), pese a que pa¨ªses no signatarios tienen la bomba (Israel, Pakist¨¢n, India), y otros como Libia e Ir¨¢n han violado abiertamente los acuerdos de garant¨ªas. Y que permite a sus firmantes enriquecer uranio y reprocesar combustible para obtener plutonio, pese a que estos procedimientos no son necesarios para la producci¨®n de electricidad. La Casa Blanca quiere que las inspecciones de la ONU sean mucho m¨¢s exigentes y poner freno al formidable riesgo de que las t¨¦cnicas m¨¢s delicadas del proceso nuclear est¨¦n al albur del libre mercado.
Descubrir la magnitud y ramificaciones del comercio at¨®mico ilegal desvelado en Pakist¨¢n debe convertirse en absoluta prioridad si la comunidad internacional pretende ser cre¨ªble en materia de seguridad global. Las medidas urgentes contra la proliferaci¨®n pasan por la revisi¨®n de un tratado inservible basado en la buena fe, que s¨®lo en un anexo especial autoriza inspecciones s¨²bitas y que permite a cualquier Gobierno -Corea del Norte lo ha hecho- retirarse sin sanciones con un preaviso de tres meses, aunque la invocaci¨®n de esta cl¨¢usula de escape signifique en la pr¨¢ctica una amenaza a la seguridad com¨²n. Pero son igualmente cruciales poderes y medios para los inspectores de la ONU, y controles multinacionales estrictos del tr¨¢fico de materiales y tecnolog¨ªas.
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