Industriales, hoteleros o criadores de cerdos: ?de qu¨¦ queremos vivir?
Un ex consejero me pregunta qu¨¦ tengo contra los camareros. Absolutamente nada. Me parece una forma de ganarse la vida tan digna como la de consejero o catedr¨¢tico de econom¨ªa. La pregunta ven¨ªa a cuento de un art¨ªculo que publiqu¨¦ en esta misma columna (?Se desindustrializa Catalu?a?, 19-1-2004), y en el que, partiendo del an¨¢lisis de por qu¨¦ se van algunas multinacionales, se?alaba que uno de los retos que hay que afrontar en los pr¨®ximos a?os, por no decir meses, es decidir de qu¨¦ queremos vivir en el futuro: si de ser industriales, hoteleros o criadores de cerdos. Manifestaba tambi¨¦n mi preferencia por la industria. La riqueza y el empleo que genera es social y econ¨®micamente m¨¢s deseable que el que viene del turismo de vacaciones, de la construcci¨®n o de la ganader¨ªa de engorde, que son actividades depredadoras de suelo y altamente contaminadoras, como saben todos los que tienen que vivir en su entorno.
La ganader¨ªa catalana no tiene nada que ver con la buc¨®lica Suiza, con las vacas paciendo por las verdes monta?as de los Alpes. Aqu¨ª se trata b¨¢sicamente de ganader¨ªa de engorde intensivo de animales, especialmente de cerdos, para los mercados de los pa¨ªses desarrollados europeos. Ya hay m¨¢s de seis millones, y contin¨²an aumentando porque en este caso no hay problemas de natalidad aut¨®ctona. Pero, como sucede tambi¨¦n con ciertos cultivos agr¨ªcolas, es una riqueza depredadora, de baja rentabilidad y que origina residuos de elevada toxicidad: los purines.
El turismo es tambi¨¦n una importante actividad generadora de empleo y riqueza en Catalu?a, pero se trata de una industria que se apoya en el turismo de vacaciones, masificado, con bajos ingresos per c¨¢pita, depredador del litoral y que genera un empleo de baja calidad, basado en la inmigraci¨®n. Nada parecido al turismo de estilo franc¨¦s, apoyado en el atractivo y la explotaci¨®n del patrimonio hist¨®rico y cultural, y b¨¢sicamente urbano.
Hoy, existe un flujo creciente de turismo de alta calidad que va de una ciudad y de un pa¨ªs a otro a trav¨¦s de los hoteles de las grandes cadenas hoteleras de prestigio mundial (Hyat, Marriot, Carlton, Sheraton, Four Seassons, etc¨¦tera). Si en una ciudad no existe ese tipo de hotel, ese turismo no acude. Por tanto, que esas cadenas est¨¦n en Barcelona es esencial para favorecer el turismo de alta calidad y elevados ingresos. El hotel Arts, gestionado por una de estas cadenas de prestigio, tiene un nivel de ocupaci¨®n e ingresos por habitaci¨®n superior en un 20% a cualquier otro hotel de cinco estrellas de Barcelona. Sin embargo, el fuerte crecimiento hotelero de Barcelona no se apoya en esas cadenas, sino en la inversi¨®n procedente del turismo de vacaciones, que ha pasado a invertir en hoteles urbanos.
Adem¨¢s, las ventajas competitivas en que se apoyan son limitadas: la disponibilidad de suelo, un clima agradable, precios y salarios bajos, mano de obra abundante y una renta de situaci¨®n derivada de la proximidad a los grandes mercados europeos consumidores de carne y de emisi¨®n de turismo de vacaciones. Y esas ventajas se agotan. No podemos confiar el futuro a esas actividades.
Estamos en un momento delicado de nuestra historia. Catalu?a se ha construido como pa¨ªs a partir de la industria manufacturera. Los valores sociales dominantes (la disciplina del trabajo ben fet), muchos de los rasgos del car¨¢cter, la personalidad y la cultura catalana est¨¢n vinculados a la vida industrial y a unas relaciones sociales y laborales construidas sobre las exigencias espec¨ªficas de la industria. Si, como se ha dicho estos d¨ªas en el Parlament, cultura catalana son tambi¨¦n las espumas del cocinero Ferran Adri¨¤, con mayor motivo lo son las pautas sociales y culturales creadas por la sociedad industrial.
Catalu?a tiene que aspirar a ser California, no Florida. No podemos dejar que la deslocalizaci¨®n de algunas multinacionales lleve a dudar de nuestras capacidades para seguir siendo una econom¨ªa basada en la industria avanzada. O a¨²n peor, que lleve a los pol¨ªticos a practicar una fuga hacia ninguna parte, basada en la idea de que el futuro est¨¢ en una sociedad del conocimiento sin base en la industria y los servicios avanzados a las empresas. Esa es la conducta del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, al suprimir, en el a?o 2000, el Ministerio de Industria, una decisi¨®n que a¨²n me cuesta entender.
Pero vivir de la industria requiere afrontar algunos retos urgentes. Uno es el de dimensi¨®n de la empresa catalana. El tama?o importa. El discurso ret¨®rico-electoral del caf¨¦ para todos y las alabanzas indiscriminadas a la peque?a empresa tienen que ser matizados. La ampliaci¨®n de la UE aumenta la dimensi¨®n de los mercados, y no se puede pensar en competir en mercados m¨¢s grandes s¨®lo con empresas peque?as. El segundo reto es la falta de capital p¨²blico. El largo gobierno de Jordi Pujol ha impedido ver las graves carencias de bienes e infraestructuras p¨²blicas, y eso lastra el futuro de la industria. Las habilidades laborales que requer¨ªa la vieja industria manufacturera se adquir¨ªan en las propias f¨¢bricas o en las escuelas de maestr¨ªa, pero las que requiere la industria moderna se adquieren en la escuela, las universidades y los centros de I + D. El tercer reto es la capacidad para atraer inmigraci¨®n de calidad con habilidades tanto productivas como gerenciales. Una econom¨ªa avanzada no puede apoyarse exclusivamente en los recursos locales. Es como si el Bar?a quisiese competir en la champions contando s¨®lo con la cantera local. El cuarto reto es la necesidad de crear entre el Gobierno catal¨¢n y el central una complicidad, sin la cual no es posible abordar los retos anteriores. Pero todo esto queda para otro d¨ªa.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.