El abogado que cobr¨® dos veces
Dos a?os de c¨¢rcel para un letrado que gan¨® las costas de un juicio y no devolvi¨® la provisi¨®n de fondos a su cliente
Los abogados tienen fama de peseteros, algunos hasta de usureros. No en vano es una de las profesiones peor valoradas por los barceloneses en las encuestas que peri¨®dicamente realiza el Ayuntamiento. La historia que aqu¨ª se relata no ayuda a mejorar la imagen de este colectivo, en el que no hace falta decir que abundan los profesionales honestos que muchas veces trabajan a cambio de nada. Ni siquiera de las gracias de su cliente.
El caso es que el abogado penalista Ricardo G¨®mez de Olarte ha sido condenado a dos a?os y tres meses de c¨¢rcel por un juzgado de Barcelona porque no devolvi¨® a su cliente la provisi¨®n de fondos. Esta expresi¨®n define el pago a cuenta que se realiza cuando se contrata a un abogado. Lo habitual es que esa cantidad se ampl¨ªe durante el proceso judicial. Pero en ocasiones ocurre que el letrado gana el pleito y la sentencia condena a la otra parte a pagar las costas. Es decir, los honorarios del abogado que uno contrat¨®. Si es as¨ª, el abogado debe devolver el dinero que cobr¨® porque si no, cobrar¨ªa dos veces por el mismo trabajo. Y eso es lo que dice el juez que hizo G¨®mez de Olarte. El cliente le denunci¨® y al final se le ha condenado por un delito continuado de apropiaci¨®n indebida.
El abogado recurre contra la sentencia y dice que el juez no consider¨® algunas pruebas
La sentencia ha sido dictada por el Juzgado de lo Penal n¨²mero 8 de Barcelona, y el abogado, que se defendi¨® a s¨ª mismo, ya ha recurrido contra ella ante la Audiencia de Barcelona. G¨®mez de Olarte asegura que el magistrado no ha tenido en cuenta sus argumentos y que la sentencia omite una serie de circunstancias, como la declaraci¨®n que el procurador hizo en el juicio. El abogado tambi¨¦n recuerda que en ese juzgado ya hab¨ªa perdido dos pleitos que despu¨¦s gan¨® en la Audiencia de Barcelona y que el juez est¨¢ resentido con ¨¦l porque en uno de esos pleitos "le dieron un buen revolc¨®n".
Sea como fuere, la sentencia explica que Ricardo G¨®mez de Olarte cobr¨® a su cliente, un empresario de la construci¨®n, 808.092 pesetas como provisi¨®n de fondos entre 1994 y 1995 por llevarle un pleito civil. El abogado gan¨® el juicio, pero la parte contraria recurri¨®. La segunda y definitiva sentencia confirm¨® la primera y volvi¨® a condenar a la parte contraria a pagar las costas. En total, 2.079.314 pesetas que fueron abonadas en diciembre de 1996. El cliente de G¨®mez de Olarte, prosigue la sentencia, reclam¨® entonces que le devolviese la provisi¨®n de fondos, pero el abogado se neg¨® y acab¨® "ingres¨¢ndolas en su patrimonio", explica el magistrado Jos¨¦ Luis Felis Garc¨ªa. En otro pasaje de la sentencia se afirma que la conducta del abogado no tiene "ninguna justificaci¨®n" y precisa que su coartada "est¨¢ irremisiblemente destinada al fracaso".
La explicaci¨®n que dio el abogado es que no devolvi¨® ese dinero porque sirvi¨® para pagar otro caso en el que actu¨® como asesor fiscal del mismo cliente, pero el juez no se lo cree y afirma que eso "no es m¨¢s que una invenci¨®n del acusado con l¨®gica intenci¨®n exculpatoria".
Historias tan antiguas como la propia abogac¨ªa. Un conocido chascarrillo asegura que el parecido entre un abogado y una mujer de vida disoluta es que siempre reclaman m¨¢s dinero para seguir atendiendo a su cliente. Y si no cobran, algunos son capaces de hacer lo impensable. Hasta querellarse contra el cliente, que es lo que ha hecho una conocida abogada de Barcelona. Le acusa de levantamiento de bienes por no pagarle los 12.000 euros de la minuta. Pero esa es otra historia.
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