Acrobacias despu¨¦s de clase
J¨®venes de Alcal¨¢ la Real (Ja¨¦n) aprenden juegos malabares en una escuela de circo municipal
La Escuela Municipal de Circo y Malabares de Alcal¨¢ la Real (Ja¨¦n) acaba de cumplir un a?o y ha superado con creces todas sus expectativas. Lo que comenz¨® como una iniciativa piloto puesta en marcha por el ¨¢rea de Juventud del Ayuntamiento se ha convertido en una realidad que cuenta ya con 8 coordinadores, 25 monitores y otros tantos animadores, encargados de formar a ni?os y j¨®venes en el arte de las acrobacias y el equilibrio.
David Nieto estudia 3? de Secundaria y compagina su pasi¨®n por el baloncesto con los malabares. "Si me tengo que quedar con algo, prefiero hacer volteretas y montar sobre el monociclo, la bicicleta de una sola rueda", explica. Al igual que el resto de sus compa?eros, David nunca hubiera pensado que acabar¨ªa aprendiendo a hacer piruetas o a caminar sobre zancos de m¨¢s de metro y medio desafiando a las leyes de la gravedad.
Quienes lo llevan peor son los padres que, en un primer momento, no vieron con buenos ojos que sus hijos dedicasen las horas extraescolares a mantener el equilibrio sobre un alambre a dos metros del suelo. Sin embargo, confiesan los chavales, los padres y las madres son los que ocupan las primeras filas cuando la escuela monta sus espect¨¢culos, aunque est¨¦n con el alma en vilo.
"Los ejercicios no son peligrosos, s¨®lo hay que tener cuidado. Por eso al principio nos ayudamos los unos a los otros", puntualiza Alicia Romero mientras gira con sus mu?ecas las cariocas, dos bolas con largas tiras de papel de colores.
Aunque la veintena de alumnos que asisten a la escuela circense tienen m¨¢s de 10 a?os, el aprendizaje del arte de los malabares no tiene l¨ªmite de edad. "Cualquier ni?o puede participar porque adecuamos el tipo de ejercicio a las caracter¨ªsticas y a la edad de los chavales", explica Alejandro Ruiz, uno de los monitores, y como el resto de responsables, profesores de Educaci¨®n F¨ªsica.
Jos¨¦ Mar¨ªa Gil tiene 15 a?os y para ¨¦l es todo un desaf¨ªo mantener el equilibrio sobre las bolas gigantes. "Si te caes, te levantas y vuelves a intentarlo. No me da miedo", afirma el joven. En tan solo un mes, ha aprendido a mantenerse en pie sobre la superficie curva y a andar sobre la bola. "Ahora hay que trabajar la limpieza en los movimientos para que los ejercicios sean elegantes", a?ade el monitor.
Mientras tanto, Javier, Jordi y Mirella, que tienen 10 a?os y viven en la aldea alcala¨ªna de Charilla, asisten at¨®nitos y maravillados a la demostraci¨®n de los alumnos de la escuela de circo. A Javier le atraen las bolas, a Jordi los zancos, y Mirella siente debilidad por los malabares con fuego, aunque le dan miedo, confiesa. "Cuando les pidamos permiso a nuestros padres, nos apuntamos para poder saltar, en primer lugar, sobre la colchoneta", adelantan los ni?os emocionados.
Pero por encima del aprendizaje de las t¨¦cnicas para conseguir hacer figuras con los malabares, utilizar los palos chinos o poder escupir fuego, los monitores subrayan que los j¨®venes, sobre todo, aprenden a trabajar en equipo. Los monitores defienden que los malabares no s¨®lo ejercitan el cuerpo humano y ense?an a controlarlo, sino que adem¨¢s fomenta valores importantes en la educaci¨®n de los m¨¢s peque?os. Entre ellos, el trabajo en equipo, el compa?erismo, la confianza o la generosidad. "Para poder realizar un ejercicio con seguridad tienes que tener plena confianza en el otro, que te sirve de apoyo y ayuda", subraya Alejandro Ruiz.
El concejal de Juventud, Rafael Romero, destaca la escuela de circo como una pieza clave para el desarrollo del programa Divi¨¦rtete en la calle. "Pretendemos recuperar la calle y nuestras plazas como puntos de encuentro y de ocio alternativo", indica Romero. Para el responsable de Juventud, el hecho de que Alcal¨¢ la Real acoja desde hace siete a?os el festival de encuentros ¨¦tnicos Etnosur, con una variada programaci¨®n en actividades de calle, "es en parte culpable de que los ni?os se acerquen a la escuela de circo con otros ojos", comenta Romero. "Incluso los padres est¨¢n acostumbrados a disfrutar de estos espect¨¢culos, a veces, considerados marginales o de segundo grado", a?ade el responsable de Juventud.
Pero los aprendices circenses no s¨®lo montan sus n¨²meros durante los entrenamientos de los s¨¢bados en el pabell¨®n municipal. Los alumnos ya han participado en m¨¢s de 25 actuaciones programadas por el Ayuntamiento en las calles y plazas, no s¨®lo de Alcal¨¢ la Real, sino tambi¨¦n de las 16 aldeas que rodean a esta localidad de la Sierra Sur de Ja¨¦n. Los chavales trabajan de forma voluntaria mostrando todo lo que han aprendido. A cambio, el Ayuntamiento les recompensan incluy¨¦ndoles en su programa de voluntariado. "De esta forma les gratificamos con puntos canjeables por material deportivo, inform¨¢tico y fotogr¨¢fico, o por cursos de formaci¨®n, entradas para el cine y pases para otros espect¨¢culos culturales", concluye Rafael Romero.
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