Ladrillos de agua

Hace ya casi una d¨¦cada que la sequ¨ªa no asoma por Andaluc¨ªa. En los ¨²ltimos siete a?os, s¨®lo hubo que restringir de modo apreciable el agua para los regad¨ªos una vez (en 2000) y, excepto en Almer¨ªa, el nivel de los pantanos se ha situado de modo asiduo por encima del 70% de su capacidad te¨®rica. El Plan Hidrol¨®gico Nacional inund¨® de pol¨¦mica las relaciones entre la Junta y el Gobierno, pero la atenci¨®n p¨²blica se disip¨® apenas se aprob¨® el plan, en 2001. El agua, un asunto b¨¢sico en anteriores elecciones andaluzas, se ha evaporado de las intervenciones p¨²blicas de los l¨ªderes pol¨ªticos.

La lejan¨ªa en el recuerdo de la sequ¨ªa ha aflojado la exigencia popular de soluciones a los problemas de escasez de agua. Pero eso no quiere decir que los problemas se hayan resuelto. M¨¢s a¨²n, la dependencia de la econom¨ªa andaluza de este recurso ha aumentado en paralelo al crecimiento de la agricultura y el turismo. Y, pese a la bonanza actual, todos los modelos climatol¨®gicos vaticinan que los periodos secos ser¨¢n m¨¢s largos y abundantes.

"El crecimiento de la demanda de riego es insostenible", asegura Juan Corominas

El nuevo debate sobre el precio del agua est¨¢ ausente de los m¨ªtines electorales

La aprobaci¨®n del Plan Hidrol¨®gico, pese a las carencias que detect¨® el Consejo Andaluz del Agua, ha disminuido el tono del enfrentamiento pol¨ªtico. "La puesta en marcha del Plan Hidrol¨®gico supone acabar con los desequilibrios en el abastecimiento del agua", se ufana Jorge Ramos, responsable de infraestructuras del PP andaluz, quien recuerda que las inversiones programadas para Andaluc¨ªa hasta el 2008 rozan los 4.200 millones de euros.

Una inversi¨®n que, para el resto de partidos andaluces no es suficiente ni est¨¢ siempre bien encaminada, pero que s¨ª ha bastado al PP para desactivar un frente de cr¨ªticas contra el Gobierno central. Hace cuatro a?os, con el fantasma de la sequ¨ªa a¨²n en el aire y despu¨¦s de una legislatura (1996-1999) sin apenas obra hidr¨¢ulica, el PSOE logr¨® que el electorado se aprendiese de carrerilla los pantanos en cuya construcci¨®n los populares no hab¨ªan movido "ni un ladrillo". Ahora, el PP no duda en exhibir los "primeros frutos" del Plan Hidrol¨®gico.

En los ¨²ltimos meses, siempre con gran despliegue institucional, el Gobierno ha inaugurado las presas del And¨¦valo (Huelva) y Rules (Granada), ha puesto la primera piedra del embalse de Melonares (Sevilla) y ha adelantado que este a?o arrancar¨¢n las obras de las presas del Arenoso y Bre?a II (ambas en C¨®rdoba), dos proyectos enfangados en dilatadas tramitaciones administrativas. El colof¨®n a esta campa?a lo puso en Almer¨ªa ayer mismo el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, con el banderazo de salida a las obras del trasvase del Ebro, que suministrar¨¢n 95 hect¨®metros c¨²bicos anuales al regad¨ªo almeriense.

"El debate se cerr¨® mal", mantiene el secretario general de Aguas de la Junta, Juan Corominas. "El Plan Hidrol¨®gico es exclusivamente un listado de infraestructuras, insuficiente, sin prioridades ni coherencia interna", agrega Corominas. La Junta estima que el d¨¦ficit h¨ªdrico en 2002 super¨® los 235 hect¨®metros c¨²bicos (no se pudo atender el 100% de las peticiones de riego). Pero, sobre todo, cree que a finales de esta d¨¦cada las nuevas demandas situar¨¢n ese d¨¦ficit en los 1.000 hect¨®metros c¨²bicos a¨²n con las obras del Plan Hidrol¨®gico hechas. Una previsi¨®n en la que, adem¨¢s de los regad¨ªos, cobra importancia el dinamismo del litoral: si se mantiene el ritmo de crecimiento, la Costa del Sol requerir¨¢ en diez a?os el doble de lo que consume ahora, unos 60 hect¨®metros c¨²bicos al a?o.

Las principales reclamaciones andaluzas para su inclusi¨®n en el Plan Hidrol¨®gico -para el litoral mediterr¨¢neo, dos nuevas desaladoras y m¨¢s reutilizaci¨®n de agua, para la cuenca del Guadalquivir, un trasvase adicional desde el Guadiana- fueron rechazadas, pese a que su coste (900 millones de euros), era sensiblemente inferior al de las obras adicionales que s¨ª se aceptaron, por ejemplo, en el caso de Catalu?a.

"Recursos para garantizar el abastecimiento de la poblaci¨®n no nos van a faltar, aunque hay un margen de mejora", concede Corominas, para quien el problema ahora es como distribuir el agua entre sectores econ¨®micos. "Hay que saber qui¨¦n usa el agua, qu¨¦ derechos tiene sobre ella, cu¨¢nto paga: el crecimiento de la demanda del agua por regad¨ªos es insostenible, m¨¢s cuando est¨¢n creciendo las demandas en el litoral", dice el secretario de Aguas de la Junta, quien considera que en lo referente a avanzar hacia nuevos modelos de gesti¨®n el Plan Hidrol¨®gico es "un fiasco".

El secretario general de la federaci¨®n de regantes del Guadalquivir, Pedro Parias, tilda de "catastrofistas" las previsiones de d¨¦ficit de la Junta y considera que con el Plan Hidrol¨®gico y, sobre todo, con el Plan Nacional de Regad¨ªos, el Gobierno ha dado "pasos importantes". El plan de regad¨ªos, aprobado tambi¨¦n a finales de 2001, prev¨¦ una inversi¨®n de 800 millones de euros en Andaluc¨ªa (financiada por las Administraciones central y auton¨®mica y el sector privado) para modernizar los sistemas de riego y convertir en regad¨ªo 27.000 hect¨¢reas m¨¢s. Parias cree que el crecimiento de regad¨ªo que depende de pantanos est¨¢ muy controlado, pero se?ala que los nuevos regad¨ªos que se nutren de acu¨ªferos s¨ª aumentan a un ritmo notable. En Andaluc¨ªa, las 850.000 hect¨¢reas de riego ya existentes absorben el 70% del agua consumida.

El representante de los regantes rechaza de plano que el agua le salga barata al sector agrario y que, en consecuencia, haga un uso irresponsable de la misma. "El agricultor no s¨®lo paga el coste del agua a las confederaciones, tambi¨¦n el consumo de energ¨ªa, el canon a la comunidad de regantes o la amortizaci¨®n de las canalizaciones", explica Parias, quien asegura que las obras de modernizaci¨®n "duplicar¨¢n" el precio del agua de riego y que la generalizaci¨®n de contadores permitir¨¢ un control exhaustivo de su uso.

Lo cierto es que, pese a su delicada situaci¨®n h¨ªdrica, Andaluc¨ªa es la comunidad que m¨¢s agua consume para regad¨ªos. Su demanda urbana tambi¨¦n est¨¢ por encima de la media nacional. Y es una de las regiones donde el agua sale m¨¢s barata: el precio promedio por metro c¨²bico en 2001 estaba en 0,64 euros. Una situaci¨®n que choca con las exigencias de las normativas europeas, que obligar¨¢n en pocos a?os a repercutir en el precio todos los costes del agua y a mejorar de forma notable la calidad del agua suministrada.

Este ¨²ltimo punto preocupa sobremanera a la asociaci¨®n de abastecimientos de agua y saneamientos de Andaluc¨ªa (Asa). "Ser¨¢n necesarios 3.600 millones de euros para adaptar las infraestructuras hidr¨¢ulicas", sostiene Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, presidente de una asociaci¨®n que aglutina a las principales empresas del sector. Un problema para el que piden el respaldo financiero de las Administraciones y que disminuir¨ªa con un "ajuste" del precio. "Estamos hablando con todos los grupos pol¨ªticos para que comprendan que es necesario un nuevo pacto social en el que se explique a los ciudadanos que el agua no puede ser tan barata", comenta Rodr¨ªguez.

Tanto Ram¨ªrez (PP) como Corominas (Junta) coinciden en que se debe apostar por consorcios supramunicipales -el Ejecutivo andaluz ya ha puesto en marcha dos-, que gestionen de modo integral los sistemas de abastecimiento y saneamientos e incluya a todas las administraciones y empresas implicadas. Populares y socialistas creen que esos consorcios deben incrementar de modo "progresivo"el precio. El gran debate del agua en los pr¨®ximos a?os ser¨¢ ¨¦se, pero su impopularidad lo ha expulsado de los m¨ªtines electorales.