El Museo de Arte Moderno de Nueva York llega a Berl¨ªn con sus obras maestras
La capital alemana acoge una espectacular selecci¨®n de los grandes maestros del siglo XX
Una exposici¨®n con m¨¢s de 200 pinturas y esculturas modernas de la colecci¨®n del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) ser¨¢, a partir de ma?ana, el buque insignia de la agenda cultural europea de 2004. Los organizadores de la muestra titulada MOMA en Berl¨ªn, alojada en la Neue Nationalgalerie, celebran las "joyas" prestadas por "la reina" de los museos de arte como si se tratara de un regreso definitivo de los europeos a su casa. Una extraordinaria selecci¨®n de los grandes maestros de la pintura del siglo XX, entre los que Picasso ocupa un lugar esencial.
Tokio y Madrid, entre otras muchas ciudades, se hab¨ªan empe?ado en acoger una exposici¨®n ambulante de la pintura y las esculturas de referencia para cualquier persona interesada en las artes pl¨¢sticas del siglo XX. Berl¨ªn gan¨® la carrera. Los alemanes se estiraron para alcanzar la estrella y se la quedaron para s¨ª. Convencieron a los directores del MOMA con el argumento de que no existe otro lugar para los maestros modernos que el "templo de la modernidad": la Neue Nationalgalerie, el edificio dise?ado por Mies van de Rohe en 1967. "El edificio influir¨¢ en la recepci¨®n del arte exhibido", destac¨® el director del MOMA, Glenn D. Lowry, ayer ante la prensa, y a?adi¨® que "las obras fueron coleccionadas para mostrarlas en un edificio como la Nationalgalerie".
Estas obras son de grandes maestros europeos del arte, entre otros C¨¦zanne, Van Gogh, Monet, Picasso, Matisse, Dal¨ª, y Chagall. Tambi¨¦n se pueden ver a importantes artistas que marcaron desde el otro lado del Atl¨¢ntico la historia del arte de la segunda mitad del siglo XX como, por ejemplo, Hopper, Pollock, Rothko y Judd, y muchas m¨¢s "estrellas" del arte moderno desde sus inicios, en 1880, hasta los a?os setenta del pasado siglo. Son, sin duda, obras que conforman el canon del arte moderno cl¨¢sico. Entre las m¨¢s importantes destacan La danza, de Matisse (1909), y Noche de estrellas, de Vincent van Gogh (1889).
La muestra incluye la mayor¨ªa de las corrientes de un siglo de "destrucci¨®n", de "ruptura", documentos de un "siglo terrible", seg¨²n la opini¨®n com¨²n de los organizadores. La violencia atraves¨® el cubismo, el surrealismo y el expresionismo, y asimismo el arte que nac¨ªa despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial en Nueva York, lo que se cataloga como el pop art, con obras de Roy Liechtenstein o de Andy Warhol, y los ready mades de Marcel Duchamp, por ejemplo. Obras que reflexionan sobre la nueva condici¨®n social basada en el consumismo. Picasso es, con un total de 22 obras, uno de los grandes protagonistas de la muestra.
"Se trata de obras que se conocen pero que rara vez se pueden ver en su versi¨®n original", seg¨²n Peter Raue, presidente de la Asociaci¨®n de Amigos de la Neue Nationalgalerie, que financia la muestra con 8,5 millones de euros. Para recuperar este dinero ser¨¢ necesario que el n¨²mero de visitantes alcance la cifra de 700.000. La entrada m¨¢s cara cuesta 12 euros. Con este objetivo ha sido necesaria una campa?a publicitaria extraordinaria. La capital alemana est¨¢ tapizada con carteles en rosa fosforescente y letras doradas que anuncian El MOMA en Berl¨ªn como si llegara una estrella de Hollywood.
Una de las razones de su visita a Berl¨ªn es la ampliaci¨®n del MOMA en Nueva York con motivo de su 75? aniversario. A diferencia de la muestra permanente del museo estadounidense, cuya colecci¨®n est¨¢ destinada a la conservaci¨®n de todo tipo de objetos de arte visual, pel¨ªculas, fotograf¨ªas, libros e incluso radios y aspiradoras, todo lo que pueda tener un inter¨¦s est¨¦tico hist¨®rico, la muestra que se puede ver en Berl¨ªn hasta el 19 de septiembre se limita a reflejar la historia del arte en su sentido cl¨¢sico. Documenta el desarrollo de la pintura y de la escultura desde el momento en el que los artistas comienzan a buscar otras formas de expresi¨®n.
El visitante puede seguir en un recorrido por cuatro salas principales la evoluci¨®n del arte desde que deja de ser exclusivamente figurativo y realista hasta que, tras la ruptura radical con todo lo anterior, vuelve a recuperar un nuevo figurativismo del que Gerhard Richter es un ejemplo. El concepto de la muestra es, por tanto, cronol¨®gico, y comprende obras que figuran en todos los manuales con la diferencia de que ninguna imagen publicada en un libro se acerca a la calidad del original.
El contexto hist¨®rico favorece la contemplaci¨®n e interpretaci¨®n de las obras exhibidas. Se trata de verlas con una "aura original", seg¨²n las palabras pronunciadas por Klaus-Peter Schuster, el director de los museos berlineses. ?ste cree, al igual que Glenn F. Lowry, que la muestra se encuentra en el lugar apropiado de Europa porque en ning¨²n otro sitio "son tan visibles las huellas hist¨®ricas del siglo XX como en Berl¨ªn", sostuvo Schuster. Lowry, por su parte, a?adi¨® que el contexto hist¨®rico dar¨¢ la posibilidad de reflexionar sobre los contenidos del arte a lo largo del siglo pasado, sobre la definici¨®n de lo moderno, sobre el di¨¢logo entre el arte y la historia, el arte y la arquitectura. Tambi¨¦n invitar¨¢ a reflexionar sobre las relaciones transatl¨¢nticas, seg¨²n esperan los ministros de Asuntos Exteriores de ambos pa¨ªses, Colin Powell y Joschka Fischer.
Un recordatorio importante de la citada exposici¨®n ser¨¢ la escultura Broken
Obelisk, del estadounidense de origen jud¨ªo Barnett Newmans, un obelisco oscuro y quebrado que, instalada enfrente del museo, pretende ser testimonio del "horror que hubo durante todo el siglo XX".
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