Miles de refugiados regresan a sus casas en ruinas en Chechenia
Las autoridades rusas fuerzan a quienes huyeron de la guerra a volver a su tierra de origen
Con presiones desalmadas y promesas incumplidas, las autoridades rusas y Ajmad Kad¨ªrov, el hombre fuerte de Mosc¨² en Chechenia, acorralan a los que huyeron de la guerra y no les dejan m¨¢s salida que el retorno a su tierra de origen. Su fin es crear una impresi¨®n de normalidad en el desolado territorio cauc¨¢sico ante las elecciones presidenciales de Rusia. "Los chechenos votar¨¢n en un 100% por Putin", asegur¨® Kad¨ªrov a un grupo de corresponsales, que esta semana visit¨® Chechenia en un viaje organizado por el Kremlin. El l¨ªder checheno agreg¨® que los campamentos, donde quedaban a¨²n 42.000 refugiados, desaparecer¨¢n "antes de un mes y medio".
Atemorizados, enfermos y empobrecidos, los chechenos regresan de los campamentos de la vecina Ingushetia para vivir entre ruinas. Se exponen a secuestros y detenciones y est¨¢n convencidos de que, en el mejor de los casos, tendr¨¢n que pagar mordidas de entre el 30% y 50% de los 350.000 rublos (unos 10.000 euros) a los que en teor¨ªa tienen derecho quienes se han quedado sin hogar. Oficialmente, algo m¨¢s de 1.600 personas han recibido esas indemnizaciones, que coronan un v¨ªa crucis burocr¨¢tico. Cada tr¨¢mite, incluida la elaboraci¨®n de las listas de viviendas "no susceptibles de reconstrucci¨®n", es una ocasi¨®n de abuso.
En el campamento de refugiados de Bart, en Ingushetia, quedaban el domingo pasado 453 personas. En su mayor¨ªa se dispon¨ªan a regresar a Chechenia. Para convencerlos, la enfermer¨ªa fue derribada; los ba?os, clausurados y el agua, cortada. Desde hace m¨¢s de un a?o, el Ministerio de Situaciones de Emergencia s¨®lo entrega las "raciones humanitarias" a los que regresan, pero no a quienes permanecen en Bart, dice F¨¢tima, que no quiere volver a Grozni con sus cinco hijos y su esposo ciego. La secunda Marieta B¨®kova, responsable del campamento y madre de tres hijos: "Mi marido, que es coronel de los servicios de seguridad y trabaja en Grozni, me ha dicho que a¨²n es peligroso", asegura.
En Grozni, los que regresan viven en residencias provisionales. En una de ellas se aloja Beimat Al¨¢ieva y nueve miembros de su familia. Beimat dice que su marido muri¨® de tuberculosis hace dos meses. Uno de sus hijos escupe sangre, pero los m¨¦dicos le han dicho que est¨¢ sano. Para renovar el subsidio de invalidez de otro hijo afectado por una explosi¨®n, le piden, seg¨²n dice, 4.000 rublos. Ibraguim, de 11 a?os, ayudaba a mantener a la familia con su m¨ªsera pensi¨®n. La dependencia de adultos en paro de las pensiones de ancianos e incapacitados es algo frecuente. En la residencia de Beimat hay electricidad y gas. El agua la suben a pie hasta el quinto piso, y despu¨¦s "hay que bajarla", por falta de desag¨¹e. Las letrinas est¨¢n en la calle y no hay duchas.
El agua es un gran problema. La reparten en camiones y la cobran a rublo por cubo, dice Mar¨ªa, residente en uno de los pocos edificios de 10 pisos habitados. Mar¨ªa es afortunada: tiene un desag¨¹e para echar el agua sucia y uno de los 17 ascensores que funcionan en Chechenia, sobre todo para transportar los cubos de agua. En Grozni hay m¨¢s tr¨¢fico, m¨¢s caf¨¦s, m¨¢s gasolineras y m¨¢s ventanas iluminadas que antes, pero las ruinas siguen dominando el paisaje.
M¨¢s de 430 personas desparecieron entre enero y noviembre de 2003, seg¨²n datos de la organizaci¨®n de derechos humanos Memorial, que cubren s¨®lo una tercera parte del territorio checheno. Entre las ¨²ltimas desapariciones est¨¢ la de Den¨ª Jasra¨ªlov, el ch¨®fer de la televisi¨®n de Grozni, que fue raptado este mes en pleno d¨ªa junto con un amigo. Ajmad Kad¨ªrov reconoce que los secuestros son un grave problema, pero se?ala que no es f¨¢cil de resolver dado el gran n¨²mero de instituciones armadas que act¨²an en la rep¨²blica.
Los papeles de salvadores o asesinos son relativos en Chechenia. Muchos acusan a los hombres de Kad¨ªrov de arbitrariedades, pero otros creen que cumplen la funci¨®n de contener a los rusos. "Los federales raptaron a un joven de nuestro pueblo y pudimos sacarlo de la base militar de Jankal¨¢ gracias a la intervenci¨®n de Kad¨ªrov", dice un t¨¦cnico de la radiotelevisi¨®n de Grozni. Si alguien desaparece hay que actuar r¨¢pidamente. "Si pasan dos d¨ªas despu¨¦s del secuestro ya no queda ni rastro".
"Matar a los wahab¨ªes"
"Hay que matar a los wahab¨ªes [musulmanes extremistas]", exclama Ramz¨¢n Kad¨ªrov, hijo del l¨ªder checheno, jefe de su escolta y director del club de boxeo y del centro deportivo de Guderm¨¦s. "No lo digo yo, sino el profeta", aclara. Encontrar a los jefes independentistas Aslam Masj¨¢dov o Shamil Bas¨¢yev es el sue?o de este teniente de la polic¨ªa de 27 a?os, que conversa como si boxeara. Hace fintas con los pu?os llenos de cicatrices y hace rechinar los dientes mientras niega estar vinculado con secuestros y torturas.
Su trabajo, dice en el club, consiste en misiones especiales como "buscar bandidos". Para ello coordina a 320 hombres, rusos y chechenos, procedentes del Ministerio del Interior y Defensa, del Servicio Federal de Seguridad (FSB) y el espionaje militar. Ramz¨¢n no se opone a la petici¨®n de visitar una granja av¨ªcola cerca de Gueldag¨¢n, donde, seg¨²n la ONG Memorial, los hombres de Kad¨ªrov habr¨ªan torturado a gente. Pero el coronel Il¨ªa Shabalkin, del FSB, se niega. Uno de los hombres de Ramz¨¢n calma los ¨¢nimos. "Hace tiempo que no se matan pollos all¨ª", exclama.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.