"No molestaban, eran muy discretos"

Los vecinos de la calle de Domingo P¨¢rraga se levantaron ayer con la inquietud que les provocaron los gritos de fuego y la presencia de los bomberos y los servicios sanitarios del Samur-Protecci¨®n Civil. El cobertizo que hab¨ªa justo detr¨¢s de las viviendas propiedad de Renfe estaba envuelto en llamas y humeante. Dentro, tres personas, cuyo sexo no se ha podido a¨²n determinar al estar carbonizadas, hab¨ªan perecido en su interior.

Juan Manuel Otero, que vive junto a sus padres y hermanos en una de las tres viviendas que ocupan empleados y jubilados de Renfe, asegura que la chabola estaba habitada desde principios de enero. A?ade que nunca hubo problema con los inquilinos, a los que califican de silenciosos. "Entraban y sal¨ªan, pero no se met¨ªan con nadie", dice. Y especifica: "En los patios de nuestras casas tenemos muebles y utensilios que podr¨ªan haber robado, pero nunca nos ha faltado nada".

Una vecina asegura que a mediod¨ªa del mi¨¦rcoles vio a una chica en la chabola

El cobertizo era un antiguo almac¨¦n de herramientas y material de Renfe. Hace seis meses, alguien forz¨® la entrada y rob¨® en su interior, por lo que la puerta se qued¨® abierta. A partir de ese momento, comenz¨® el goteo continuo de gente que acud¨ªa all¨ª a pernoctar. "Anteriormente, algunos toxic¨®manos se escond¨ªan detr¨¢s de la caseta para inyectarse droga, pero eso termin¨® hace tiempo", recuerda Otero. Los tres fallecidos y otro var¨®n, seg¨²n algunos vecinos, eran los que desde el pasado mes de diciembre se alojaban all¨ª.

Espa?ol y muy educado

Adoraci¨®n Olmo, de 74 a?os y vecina de otra de las viviendas de Renfe, habl¨® en Navidad con uno de ellos, un hombre joven, espa?ol y "muy educado". "Se acerc¨® a mi casa a pedirme un cubo de agua para lavarse. Mi marido le dio un cubo y una botella de agua para beber". Adoraci¨®n asegura que nunca m¨¢s lo ha vuelto a ver, pero s¨ª a la mujer, a la que vio entrar en la caseta el pasado mi¨¦rcoles a mediod¨ªa. "No s¨¦ como era, porque s¨®lo la vi por la espalda", a?ade.

Inocencio P¨¦rez, que no se percat¨® del incendio hasta que lo alertaron los vecinos, corrobora la versi¨®n de su esposa. "Yo habl¨¦ con uno una vez, y s¨®lo le dije que a nuestras casas no se acercaran. Y la verdad es que no nos han molestado nunca...".

La noticia en el barrio corri¨® como la p¨®lvora. Unos y otros se acercaban hasta el lugar a curiosear, pero ninguno se pon¨ªa de acuerdo sobre la cifra exacta de inquilinos de la infravivienda. Tampoco de la nacionalidad, ni de la edad. Unos dicen que la mujer era africana. Otros, como Paco, que uno de los hombres fallecidos ten¨ªa "por lo menos 40 a?os". Pero nadie sabe m¨¢s.

Francisca ?lvarez, coordinadora de C¨¢ritas de la cercana parroquia Nuestra Se?ora del Pino, tampoco conoc¨ªa a los fallecidos, a pesar de que se encarga habitualmente del reparto de comida entre los indigentes del barrio. "Pasa mucha gente por all¨ª [el cobertizo] y van cambiando", explica. Tambi¨¦n tiene su teor¨ªa: "Probablemente fueran ciudadanos rumanos. Desde luego, si hubieran sido del barrio, lo sabr¨ªamos", a?ade.

Los vecinos que m¨¢s cerca viv¨ªan de los fallecidos, sin embargo, coinciden un¨¢nimemente. No s¨®lo las tres familias de las casas del barrio de la Renfe, sino tambi¨¦n los inquilinos del portal ubicado justo al otro lado de la calle, el n¨²mero 52 de Domingo P¨¢rraga. "Dos chicos y una chica y, a veces, tambi¨¦n hab¨ªa un tercer hombre". Javier, incluso, describe as¨ª a uno de ellos: "Delgado, de 1,75 a 1,80 de estatura, pelo casta?o, siempre con ropa oscura".

Sorpresa

Arremolinados en la entrada de tierra que conduce al cobertizo, varias decenas de vecinos observaban todos los movimientos: bomberos, primero; polic¨ªa, despu¨¦s, y, por ¨²ltimo, los operarios de limpieza del Ayuntamiento. La mayor¨ªa se mostraban muy sorprendidos al conocer el suceso. No sab¨ªan que hubiera nadie viviendo all¨ª. "Es horrible, ning¨²n hombre merece esa muerte", comentaba una mujer.

En los establecimientos de la zona no ten¨ªan la menor idea de qui¨¦n pod¨ªa tratarse. "Puede que hayan entrado a comprar aqu¨ª, pero la gente viene y compra lo que sea. Nadie te dice d¨®nde vive", se?ala el encargado de una tienda de alimentaci¨®n muy cercana al lugar del suceso.

En la mercer¨ªa, en el bar, en el supermercado, en el estanco, en la estaci¨®n de tren de cercan¨ªas que est¨¢ a apenas 200 metros del lugar del suceso... Nadie les conoc¨ªa.

A¨²n no se ha identificado a las tres personas que murieron ayer calcinadas en el cobertizo que hab¨ªan convertido en su casa. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que eran muy discretos.