Con los pies
Hoy termina Planet Futbol, una especie de feria de muestras dedicada al f¨²tbol. En la edici¨®n fundacional, que hace dos a?os congreg¨® a 475.000 visitantes, se asentaron las bases de un evento que agrupa las profesiones relacionadas con una industria que mueve unos 250.000 millones de euros. Para que el aspecto cremat¨ªstico no resulte tan disuasorio, se da voz a los protagonistas: futbolistas, entrenadores, clubes, federaciones. A continuaci¨®n, aparecen los actores secundarios: medios de comunicaci¨®n, patrocinadores, marcas de material deportivo y telef¨®nico y mucho p¨²blico. Tambi¨¦n hay conferencias, debates, subastas y partidos amistosos en los que glorias retiradas se visten de corto para estimular la insaciable nostalgia de los aficionados. Paseando por estos pabellones futboleros, donde el deporte convive con el negocio, puedes cruzarte con ni?os y adolescentes que, en horario escolar, van acumulando prospectos y art¨ªculos promocionales. Es lo mismo que hac¨ªamos muchos de nosotros cuando ¨ªbamos a la Feria de Muestras: pillar cuantos m¨¢s prospectos y adhesivos mejor, aunque fueran de maquinaria agr¨ªcola sueca o cafeteras italianas. Cuando aparece un bal¨®n de verdad, ni los futbolines ni la Play Station consiguen detener a los que no pueden reprimir la tentaci¨®n de chutar e intentar marcar un gol no virtual. Ning¨²n juguete, por sofisticado que sea, tiene la fuerza de una pelota, compruebo mientras me tomo un carajillo.
Justo entonces me entero, por los auriculares de mi radio de bolsillo, que ETA acaba de anunciar, en nombre de la solidaridad, una tregua-bomba. Los expositores, la moqueta, todo se relativiza, y asoma, como una referencia ineludible, el recuerdo de Ernest Lluch, un hombre que supo combinar pasiones como la pol¨ªtica democr¨¢tica y el f¨²tbol. Lluch era socio del Bar?a y de la Real Sociedad y, de no haber sido asesinado por los que ahora nos perdonan la vida, quiz¨¢ habr¨ªa asistido al partido de f¨²tbol sala que enfrent¨® a las selecciones de Catalu?a y Euskadi (resultado 4-2). Ser socio de esos clubes no era una elecci¨®n neutral, como tampoco fueron neutrales las balas que le mataron. Por la radio ya se intuye que se hablar¨¢ mucho de ETA y que la necesidad de razonar contribuir¨¢ a lo que los terroristas buscan: potenciar las reacciones m¨¢s intolerantes de todos los bandos e imponer la l¨®gica de la simplificaci¨®n. Que se haga en nombre de la solidaridad y que se recurra al "visca Catalunya Lliure!" s¨®lo es un detalle m¨¢s de un planteamiento fan¨¢tico. Hay que andarse con cuidado con las consignas. A muchas personas el grito de "?viva Espa?a!" les repele porque lo relacionan con un pasado totalitario y excluyente. Ahora, cada vez que escuchemos a alguien gritar "visca Catalunya Lliure!" tendremos que esforzarnos por no pensar en la voz encapuchada de los asesinos.
Suenan las pelotas rebotando y las estruendosas celebraciones de los goles. Azafatas, prospectos, tipos encorbatados y engominados dirigiendo y mandando, televisores, pantallas conectadas a un sinf¨ªn de webs monotem¨¢ticas. El despliegue confirma el predominio del negocio sobre el juego. Lluch tambi¨¦n ten¨ªa opini¨®n al respecto. En una entrevista que le hizo Robert ?lvarez, cuando le pregunt¨® qu¨¦ es la econom¨ªa para el aficionado, Lluch respondi¨®: "Un subconsciente. Lo que el aficionado quiere es ver jugar a f¨²tbol, pero es evidente que el aspecto econ¨®mico tambi¨¦n cuenta mucho. S¨®lo hay que ver cada a?o como la clasificaci¨®n de la Liga se parece bastante a la clasificaci¨®n de los presupuestos". En lo futbol¨ªstico y en lo pol¨ªtico, puede que acabemos siendo cada vez m¨¢s clientes y menos aficionados.
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