El otro control de la p¨ªldora poscoital
Quer¨ªa el tratamiento poscoital, porque vengo de un hospital cat¨®lico y no me lo quieren dar". Lo que ped¨ªa una joven extranjera en el Centro Joven de Anticoncepci¨®n y Sexualidad de Madrid es la que se conoce como p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s, un f¨¢rmaco (levonorgestrel) que evita el embarazo cuando falla el m¨¦todo habitual de anticoncepci¨®n o no se ha utilizado ninguno y cuya eficacia es mayor cuanto antes se tome. Antes de las 72 horas tras el coito desprotegido.
La confusi¨®n de la joven, que crey¨® que no se la daban por razones religiosas, pone de manifiesto la paradoja de que en Espa?a la venta de la p¨ªldora poscoital sea legal desde marzo de 2001, con prescripci¨®n m¨¦dica, pero el acceso a esa receta, sobre todo en el caso de las adolescentes, no sea f¨¢cil, aunque se la hayan prescrito.
"No se pueden magnificar sus efectos secundarios, cuando hay mujeres que est¨¢n tomando anticonceptivos durante a?os", explica el m¨¦dico Miguel Pic¨®
"No s¨¦ de d¨®nde sacan la idea de que las j¨®venes se hinchan a pastillas. Son caras. Cuestan 18 euros", aseguran en el Centro Joven de Anticoncepci¨®n de Madrid
Una vez m¨¢s, depende de la comunidad y del centro a donde se vaya. En muchos servicios de urgencias no se prescribe porque no se considera una emergencia; hay m¨¦dicos que se acogen a la objeci¨®n de conciencia para no recetarla; y hay lugares donde los centros de planificaci¨®n familiar no abren los fines de semana, cuando las relaciones sexuales son m¨¢s frecuentes. S¨®lo en Andaluc¨ªa se garantiza para toda mujer que la necesite.
La p¨ªldora poscoital ya fue pol¨¦mica desde su llegada a Espa?a porque sus detractores la consideran abortiva, aunque la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) la cataloga como medicamento anticonceptivo, puesto que act¨²a antes de la implantaci¨®n del ¨®vulo, que es cuando m¨¦dicamente se considera que hay embarazo. Sigui¨® la pol¨¦mica cuando, en mayo de 2001, la Junta de Andaluc¨ªa decidi¨® financiarla y distribuirla en todos los centros de salud y hospitales de la comunidad.
Y ahora se reaviva, a ra¨ªz de que la pasada semana el Ayuntamiento de Madrid anunciara su intenci¨®n de unificar la base de datos de los centros municipales de salud para que queden registrados los historiales cl¨ªnicos de las j¨®venes que soliciten la p¨ªldora poscoital. La raz¨®n esgrimida por la alcald¨ªa del popular Alberto Ruiz-Gallard¨®n es que, de esta forma, habr¨¢ un control sobre las adolescentes que la tomen de manera continuada. Consideran que puede "provocar graves trastornos", al ser un c¨®ctel hormonal.
Conseguirla como sea
"La prohibici¨®n no lleva a nada", apunta, en cambio, Paloma Rivero, coordinadora del Centro Joven, que pertenece a la organizaci¨®n no gubernamental Federaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar (FPFE), y que es el ¨²nico centro de la capital que proporciona la p¨ªldora, por lo que suele estar abarrotado el fin de semana y el lunes. De las 1.969 visitas que tuvieron en 2003, un 50,9% de las atenciones fue para pedir la poscoital y un 23,2% para informarse (no se dio receta, porque no hab¨ªa riesgo de embarazo o ya ten¨ªan la pastilla). "La van a conseguir de todas maneras. Ya lo hacen. Se supone que se necesita receta y muchas vienen con la caja a preguntarnos c¨®mo funciona. Con el control, la chica no ir¨¢ entonces a los centros, porque no se va a sentir escuchada". Lo peor, a?ade, es que as¨ª se pierde una ocasi¨®n excelente de ofrecerles educaci¨®n sexual y m¨¦todos de planificaci¨®n familiar.
"No s¨¦ de d¨®nde sacan la idea de que las j¨®venes se hinchan a poscoitales", contin¨²a. "Primero, porque son caras, cuestan 18 euros. Adem¨¢s, es que cuando est¨¢n en una situaci¨®n en que tienen que tomarla se asustan mucho. La mayor¨ªa de las veces, con la ingesti¨®n de una p¨ªldora toman conciencia del peligro". Las estad¨ªsticas de su centro indican que s¨®lo un 16,8% repite visita, y entre esos casos se cuenta tambi¨¦n a quienes acuden a una consulta ginecol¨®gica. "Es un mito, como el de que a las mujeres abortan porque quieren", agrega.
Ocurre tambi¨¦n que el supuesto peligro de la toma continuada de la p¨ªldora poscoital que alega el Ayuntamiento madrile?o no tiene base, seg¨²n los m¨¦dicos consultados. "Recurrir permanentemente a la anticoncepci¨®n de emergencia, desestabiliza", explica Jos¨¦ Manuel Bajo, presidente de la Sociedad Espa?ola de Ginecolog¨ªa y Obstetricia. "Pero son mayores los riesgos de un embarazo no deseado". Por eso, en su opini¨®n, "en la duda, hay que proporcionarla siempre". Y a?ade que considera que la p¨ªldora poscoital es un "derecho inalienable" de la mujer, por lo que se deber¨ªan dar todas las facilidades para que tenga acceso a ella.
"Estamos hablando de una sustancia que puede tomar una mujer cuatro o cinco veces al a?o. No se pueden magnificar sus efectos secundarios, cuando las hay que est¨¢n tomando anticonceptivos durante 25 d¨ªas al mes y durante a?os, con lo que la dosis es mayor y no ocurre nada", explica Miguel Pic¨®, asesor t¨¦cnico de la Direcci¨®n General de Salud P¨²blica y Participaci¨®n de Andaluc¨ªa. En su comunidad, los servicios sanitarios llevan un registro de las mujeres que han tomado la p¨ªldora, con todas las variables, pero sin el nombre y apellidos. Adem¨¢s, se deriva a todas a los centros de planificaci¨®n familiar. "Porque preconizamos la anticoncepci¨®n planificada. S¨®lo cuando falla se acude a la de emergencia", puntualiza.
De hecho, Andaluc¨ªa ha valorado el riesgo de repetici¨®n de tomas, que est¨¢ en un 25%. "Lo que quiere decir que el 75% se va a un m¨¦todo m¨¢s eficaz de anticon-cepci¨®n y que quienes repiten son una minor¨ªa", agrega Pic¨®. "Pero es que quienes, por lo que sea, por circunstancias personales de su sexualidad, no pueden optar, al menos les queda esa segunda oportunidad".
El sex¨®logo Pedro Villegas sostiene que el control se dar¨¢ s¨®lo sobre una poblaci¨®n de escasos recursos. "Porque la ni?a rica va a la privada y tiene receta", dice. Villegas recalca adem¨¢s que "las otras p¨ªldoras siguen estando ah¨ª". Se refiere a la denominada Pauta Yuzpe, el escal¨®n anterior a la p¨ªldora poscoital.
La pauta funciona desde hace 20 a?os, y, seg¨²n algunos especialistas, el levonorgestrel es lo mismo, pero mejorado. Consiste en administrar una dosis determinada de pastillas de una p¨ªldora anticonceptiva (Neoginona) durante dos d¨ªas. Una caja con 28 grageas cuesta alrededor de tres euros, y, aunque en teor¨ªa debe venderse con receta, ¨¦sta apenas se pide. Es m¨¢s f¨¢cil de conseguir, pero provoca v¨®mitos, mareos y dolor de mama. Aunque lo peor es que la joven se automedica y es una ocasi¨®n menos para vigilar su formaci¨®n en sexualidad y anticonceptivos.
"?Por qu¨¦ no se crea un registro similar con los usuarios de antiinflamatorios?", se pregunta el m¨¦dico y sex¨®logo Guillermo Gonz¨¢lez, presidente de la FPFE, quien ve un sesgo ideol¨®gico en el control. "Nosotros creemos que la anticoncepci¨®n de emergencia deber¨ªa estar subvencionada. El hecho de que haya una variedad de sistemas, seg¨²n comunidades, es como para preocuparse".
Sobre el derecho de las menores a solicitar la pastilla
DICE LA DOCTORA Elsa Ram¨ªrez que hay m¨¦dicos que tienen miedo de recetar la p¨ªldora poscoital a las j¨®venes porque la ley no especifica si debe facilitarse a las menores de 18 a?os que acuden solas a la consulta. "La ley no se moja, y hay quienes temen que los padres se echen luego encima", cuenta. Ante la duda, optan por no recetarla.
Lo que apunta es el conflicto entre el derecho de los padres a dirigir la educaci¨®n de sus hijos y el de ¨¦stos a acceder por ellos mismos a la sanidad y a ser informados. Un aspecto jur¨ªdico que pone sobre la mesa la Gu¨ªa de actuaci¨®n en anticoncepci¨®n de emergencia, editada por la Sociedad Espa?ola de Ginecolog¨ªa y Obstetricia; la Sociedad Espa?ola de Medicina de Familia y Comunitaria, y la Sociedad Espa?ola de Contracepci¨®n. En ella se recalca que hasta la mayor¨ªa de edad, salvo que los menores se emancipen, son los padres quienes "ostentan la patria potestad y representan legalmente a sus hijos".
Pero tambi¨¦n apunta que existen excepciones. Por un lado, "la realizaci¨®n de actos que el hijo, de acuerdo con las leyes y sus condiciones de madurez, pueda llevar a cabo por s¨ª mismo". Pero tambi¨¦n "los supuestos en que pudiera existir, como en el caso de la prescripci¨®n de la p¨ªldora, conflicto de intereses entre los padres y el hijo".
La Gu¨ªa concluye que la doctrina y la jurisprudencia ampl¨ªan el acceso a las prestaciones sanitarias por s¨ª solos a quienes denominan como "menor maduro". Pero corresponde a cada facultativo valorar en cada caso la capacidad de quienes pretenden someterse a la anticoncepci¨®n poscoital.
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